San José es un lugar lleno de intercambios culturales y edificios históricos. Hoy recorremos las calles de dos de sus barrios más emblemáticos para que podás conocer la capital desde otros puntos de vista.
Los barrios Amón y Otoya se caracterizan por dar frescura al ambiente de la capital con una mezcla entre la vegetación y la arquitectura con orígenes europeos. Ubicados al noreste josefino, estos barrios alojan dentro de sus límites muchísima historia de la Costa Rica de antaño.
En Radio U te traemos un recorrido por algunos de los lugares más emblemáticos que ofrecen estas dos localidades para que vos también podás disfrutar de lo mejor de San José.
Barrio Amón y sus orígenes
Hasta el día de hoy, los vecinos de Barrio Amón narran historias sobre el origen y nombre de este pedacito de San José. El barrio lleva el nombre de su fundador, Monsieur Amón, luego de que este comprara el terreno para dedicarse a la plantación de café en la zona.
Con el tiempo, Amón propone a la Municipalidad hacer de su finca un barrio de disfrute para la comunidad y rápidamente las nuevas edificaciones de Barrio Amón se diferenciaron de las casas de adobe que existían en la zona al experimentar con estilos arquitectónicos victorianos, eclécticos y neoclásicos.
La Alianza Francesa, la Casa Obregón Loría y el Hotel Britannia han sido declarados como patrimonio histórico-arquitectónico de Costa Rica, preservando su legado para futuras generaciones. Además, el barrio cuenta con edificaciones de gran valor histórico como el “Castillo del Moro”.
“Potrero de los Otoya”
Con hechos similares, en el año de 1870, el peruano Francisco Otoya Seminario compró una gran finca cercana al río Torres. Este fue nombrado originalmente como “Potrero de los Otoya”; aunque también se le conocía como el “Puerto Escondido”.
El terreno, cercano al “Parque Zoológico Simón Bolívar”, siguió los pasos de Barrio Amón y comenzó con la construcción de un paisaje urbano muy característico que se preservaría en el tiempo.
Estas calles y avenidas llenas de historias permiten redescubrir la capital y aportar nuevas perspectivas de quienes las visitan. Mediante estos intercambios culturales es posible ampliar conocimientos y crear nuevas realidades.
Entretenimiento en la capital
Al norte de las oficinas centrales del INS, la histórica Residencia Ford-Iglesias sobresale como testigo de más de un siglo de acontecimientos. Hoy en día, se le conoce como el Centro Costarricense de Producción Cinematográfica.
En 1910, el estadounidense Walter Joseph Ford Leatherbarrow construye este edificio con el propósito de ser una vivienda para su familia. Sin embargo, en años posteriores se convertiría en la Embajada de Estados Unidos, y hasta residencia temporal de figuras como José Figueres Ferrer y Henrrieta Boggs.
Fue en 1973 que la propiedad se convertiría en un lugar para la expresión artística al ser adquirida por el Departamento de Cine del Ministerio de Cultura. Actualmente en este lugar se exhibe un poco de la historia del desarrollo audiovisual en Costa Rica y múltiples obras cinematográficas son proyectadas cada fin de semana de manera gratuita, según disponibilidad.
Podés consultar la agenda de proyecciones en el siguiente enlace.
