El ejercicio físico ha demostrado ser parte importante del tratamiento contra la diabetes y los demás efectos que esta enfermedad tiene en el organismo. Inicie alguna actividad de este tipo de la mano de personas que le guíen en el proceso.
La diabetes va en aumento. Según la Organización Panamericana de la Salud, para el 2040 se estima que más de 100 millones de personas en América padecerán esta enfermedad. Las investigaciones afirman que si bien los medicamentos tienen efecto, al combinarse con una correcta alimentación y la práctica de ejercicio físico se obtienen muchos más beneficios.
La doctora del Centro de Rehabilitación Cardiovascular de la Escuela de Ciencias del Movimiento Humano y Calidad de Vida de la Universidad Nacional, Angie Mora Solórzano enfatiza en el gran aporte que tiene el ejercicio físico para la reducción de la glucosa en la sangre.
Mora explica que el medicamento controla el nivel de azúcar en la sangre, pero no trabaja sobre los demás efectos que tiene ese pico de azúcar en el cuerpo. Por ejemplo, la diabetes produce una inflamación generalizada que es pequeña pero constante y genera acumulación de grasa visceral, aumenta el riesgo cardiovascular, puede influir en la función de los vasos sanguíneos y la capacidad de regular la presión arterial. Con el ejercicio frecuente se disminuye esa inflamación.
Cada 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes con el objetivo de crear conciencia sobre el impacto de esta enfermedad en la salud de las personas. El tema de este año es “Rompiendo barreras, cerrando brechas” – Organización Mundial de la Salud.
“Ninguno de los medicamentos que se usa actualmente para la diabetes disminuye la inflamación. El ejercicio actúa a nivel de las células del páncreas y mejora su función. Solo usar medicamentos es como una persona que usa una curita, cuando se pone la curita se disminuye el sangrado, pero si se la quita, la sangre vuelve”, indica Mora.
Tanto el ejercicio aeróbico (nadar, caminar, correr) como el ejercicio contra resistencia (pesas) logran un impacto positivo en el organismo. Cuando realizamos actividades aeróbicas ayudamos a mejorar la captación de la glucosa y la función de los receptores de insulina y eso produce una reducción de la glucosa en la sangre. Este tipo de movimientos mejoran el funcionamiento del hígado y disminuyen la producción de ácidos grasos.
Por su parte, el ejercicio contra resistencia reduce la masa visceral, aumenta la masa muscular y activa una serie de proteínas antiinflamatorias.
MIDA LA GLUCOSA Y ASESÓRESE
Si usted padece diabetes y desea iniciar algún tipo de ejercicio físico lo primero que debe hacer es buscar ayuda profesional tanto del médico que lleva su caso como de una persona especialista en movimiento humano. Las actividades y la intensidad deben estar orientadas a controlar la glucemia, a mejorar la calidad de vida y evitar la aparición de posibles complicaciones.
“El tratamiento de la diabetes requiere de mucha educación. El paciente tiene que apoderarse de ese proceso para trabajar en revertir los efectos” – M.Sc. Angie Mora Solórzano, médico del Hospital Nacional de Salud Mental, médico del Centro de Rehabilitación Cardiovascular de la Escuela de Ciencias del Movimiento Humano y Calidad de Vida, UNA.
Quienes tienen diabetes y practican ejercicio deben tener un monitoreo de la glucosa durante el día e incluso durante la actividad que realice. “Tienen que conocer su nivel de glucosa, cuánto sube y cuánto baja de acuerdo con la comida, el ejercicio y la medicación”, señala Mora.
Escuche algunos otros consejos en esta entrevista del programa Vamos a Movernos. Un espacio que se produce en alianza con la Escuela de Educación Física y Deportes de la Universidad de Costa Rica.