Después de cinco años de inactividad la Compañía Lírica Nacional (CLN), del Centro Nacional de la Música en coproducción con el Teatro Nacional estrenaron una de las óperas más populares a nivel mundial: “La Flauta Mágica” del reconocido compositor, Wolfgang Amadeus Mozart. Esta ópera ha significado un reto en todas las áreas, tanto artísticas como de producción por la complejidad del montaje.

Dragones, seres de la naturaleza, la icónica Reina de la Noche, Papageno el hombre pájaro y criaturas mágicas, entre otros personajes, invaden el maravilloso Teatro Nacional con una atmósfera llena de símbolos, como una característica inherente de esta pieza.

Para el director artístico Calio Alonso, y director de la CLN, este es un renacer simbólico para la compañía, y es a la vez un gran reto ya que la producción del espectáculo se hizo en tres meses y el peso mayor fue realizar ese engranaje del lado artístico, pero también en la parte de la producción interinstitucional.

Un aporte a destacar de este espectáculo es que todo el elenco es nacional, tanto cantantes de la compañía, como bailarines del grupo Plan B Danza, taller de danza moderna de la Escuela de Estudios Generales de la UCR y de la academia Spirit Academy. Además, cuenta con la música en vivo de la Sinfónica Nacional, quienes indiscutiblemente le dan una atmósfera sonora que potencia la ópera.
Otro detalle es la participación del Coro Sinfónico Nacional que este año además cumple 50 años.

Unido a lo anterior el director escénico, Luis Carlos Vásquez, mencionó la importancia de que proyectos como este dan trabajo a muchas personas del gremio artístico del país. Y resaltó el trabajo de gran calidad que presenta esta puesta en escena de parte de todas las personas involucradas.

Para Walter Morales Salazar, director musical, otro aporte de la ópera ha sido darle la oportunidad a jóvenes talentos costarricenses. Además, indicó como reto esa amalgama de todas las artes que utilizaron para producir la ópera.
Un trabajo que ha sido complejo por el tiempo que toma para cada persona involucrada y también por el costo de producción.

“No solo es la parte musical, es la parte escénica, la escenografía, las luces, el sonido”. Walter Morales Salazar, director musical de La Flauta Mágica.

Morales también destaca el elemento de una ópera en alemán con textos en español, con una traducción divertida y amena para quiénes puedan disfrutarla. Es quizá otro punto destacable ya que las personas intérpretes, durante las casi tres horas de duración, tienen siempre un gran dominio de los idiomas, aunque en el país se producen pocas obras artísticas en alemán.

Esta ha sido una vuelta mística de la ópera con sello nacional. Una flauta que realmente vuelve mágico cada momento en esa butaca del teatro, hipnotiza y enamora.

Todas las funciones se vendieron a pocos días de ponerse en venta las entradas, otro reto, quizá uno de los más difíciles para las producciones artísticas con sello nacional pero que evidencia el consumo que se da en el país de los productos culturales.

Poner las piezas juntas en el tiempo de la manera que lo hizo este espectáculo hizo que la audiencia costarricense pueda experimentar, como cualquier otro país, un espectáculo de altísima calidad. Otra prueba de que la cultura artística nacional tiene un pulso cada vez más vital pero urgente de ser fortalecido.

Datos curiosos del espectáculo

Es una ópera en dos actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart, cuando contaba tan solo con 35 años. El libreto en alemán es de Emanuel Schikaneder, este espectáculo se estrenó hace más de 230 años.
Se ha dicho que la pieza original de Mozart contaba con significación simbólica de acuerdo con las prácticas masónicas.
Para la versión actual en Costa Rica se homenajeó a Flora Sáenz; pintora nacional. Su pintura “Espejo de Venus” es la imagen del afiche principal de la puesta en escena.
Mucha de la ambientación de este montaje para el 2024 está construido con video mapping, quiere decir animación 2D y 3D sobre superficies para crear efectos artísticos y realistas.
Para hacerla realidad en el país la ópera costó más de 240 millones de colones.
Es el regreso a la escena nacional de David Astorga, tenor costarricense con gran trayectoria que radica en Italia y que no se presentaba en el país dese hace ocho años.
Se trajo a suelo tico a la cantante Íride Martínez quien interpreta el papel principal de La Reina de la Noche. Martínez actualmente es profesora en dos universidades de Alemania.