El ritual de Alelí: la música como cura

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Ariana Rauda Campos
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Cuando escuchás decir “concierto ritual” ¿qué te imaginás? Porque esa fue la descripción con la que Alelí Prada, cantautora costarricense, convocó para su más reciente espectáculo “Frente a frente”, el pasado viernes 31 de mayo en Café Rojo. 

“Quise hacerlo ritual porque las ceremonias y los rituales son urgentes en nuestra especie. Yo creo que los cancionistas tenemos una responsabilidad no solo ética, sino cultural de ofrendar nuestras canciones con un propósito mayor a simplemente el producto de hacer música”, comentó Alelí. 

Un ritual, de acuerdo con la Real Academia Española, es un conjunto de costumbres o ceremonias de una religión, de una Iglesia o de una función sagrada. Acertadamente, Alelí describió su evento como un ritual, puesto que dentro del espacio se unieron las voces de todas las personas presentes adorando la música y tomando un respiro por una noche de su vida cotidiana. 

El concierto empezó con golpes a un cuenco tibetano que marcaron la entrada de la compositora Alelí, quien se posicionó ante el micrófono y comenzó a cantar con un aire ceremonial. El espacio, antes lleno de ruidos inquietos, quedó en silencio a excepción de la música. 

Era un espacio íntimo y personal. La habitación era pequeña y albergaba a al menos 20 personas, algunas estaban sentadas en las tres hileras de cubos de madera que ocupaban el centro del espacio, mientras que otras se sentaban en las bancas de las esquinas y las sillas de atrás. Una persona estaba en el piso y el resto se apretaban unas contra otras para caber en el cuarto. 

Ritual
Fotografía por Sebastián Avendaño Merino | Radio U.

Poco a poco algunas personas de la audiencia se fueron levantando para cantar junto a la artista. Alelí invocó al escenario a Matías Munóz, Génesis Araya y Pablo Sequeira; tres artistas que la acompañaron mediante sus voces y guitarras. 

Antes de empezar el espectáculo algunas de las personas organizadoras como Flora de Musa, también artista, invitaron al público a escribir, en un cartel frente a la entrada, la respuesta a la pregunta “¿Cuál año te hizo daño?”. A lo largo del evento el cartón se llenó de fechas sesibles a un recuerdo doloroso. 

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Fotografía por Sebastián Avendaño Merino | Radio U.

 Además de compartir  esa experiencia colectiva de expresión, el público se unió de manos y en modo plegaria cuando Alelí leyó “Nosotros” un escrito de la poeta palestina, Maya Abu Al-Hayyat. Y las canciones hicieron lo suyo para que cada persona ahí presente cantara al unísono en varias ocasiones convirtiendo la habitación en verdadera una sala de conciertos. 

“Sentí demasiado amor. Siento demasiado amor porque la gente que me acompañó, mis amigas, amigues, amigos, que estuvieron en el equipo, en la gente invitada, todo fue intencionado con amor, con muchísima alegría y más que todo muchísima dignidad en estos momentos que el mundo la necesita tanto como recordatorio”, expresó la artista al terminar su concierto ritual. 

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