A pocas horas de acabar su mandato presidencial, Carlos Alvarado bordea la autocrítica y dice que la debacle del PAC no es atribuible a su gobierno. Además de reiterar que le importa poco cómo se hable en el futuro del gobierno 2018-2022, sostiene que en estos cuatro años conoció de cerca la presión de grupos fuertes para evitar reformas solidarias.
___________________________________________________________________________________________
La entrevista solicitada desde inicios de febrero con el presidente Carlos Alvarado se realizó finalmente este miércoles cuando faltaban ya 100 horas para entregar el poder a Rodrigo Chaves, un nombre que parecía poco probable allá en mitad de la campaña electoral previa a primera ronda.
Sin corbata y sin permitirse la distensión, Alvarado contesta durante 37 minutos algunas de las muchas preguntas que se pueden hacer al mandatario tras pasar cuatro años con el agua al cuello y con márgenes de popularidad bajos, aunque no tanto como el pírrico caudal de votación del partido oficialista, como apunta él cuando rebate la idea de que los electores castigaron al gobierno actual.
Ya rindió su informe final ante la Asamblea Legislativa y ya ha dado, y daría, otras entrevistas, pero es consciente de que en esta entrevista atiende a los medios de la Universidad de Costa Rica y no faltaron las referencias al hablar sobre gasto público y sostenibilidad del Estado.
Sin autocrítica; con satisfacciones
¿Por qué del todo dejó fuera de su informe de labores los casos UPAC, Cochinilla y el hackeo?
-Los casos de Cochinilla están en proceso judicial y con eso pasó lo mejor que podía pasar, que es que se descubriera y seguir adelante en lo judicial para aclarar el tema y sentar la responsabilidad de quienes la tengan. En los temas de ciberseguridad son temas en los que estamos todavía trabajando; se ha desplegado una importante protección a las autoridades del país y al sector privado se le ha informado para que tenga herramientas para defenderse en caso de ser atacados. Se dejará un informe detallado a las futuras autoridades para que puedan seguir con el abordaje de eso. Son temas que he abordado durante mi gestión y no lo he evadido.
¿En el caso UPAD tampoco cree que hay algo que debió manejar diferente?
-Lo he abordado mucho, pero ha quedado claro y en constancia que no se robó un peso de nada, no se vendió información y no se espió a ninguna persona. Lo que se hizo fue en función de generar ciencia de datos para gobernar con información consolidada y anonimizada, no tenía ninguna intención negativa, todo lo contrario, eran intenciones positivas para con el país. Ahora eso tiene una ruta establecida ya en la parte judicial y espero que se pueda ejercer la defensa y que queden claros todos estos temas, pero puedo ver a mis ojos a los costarricenses. No es un tema que me genere ahora mayor preocupación en eso.
¿Puede dormir tranquilo con eso?
-Muy tranquilo. Yo no he hecho nada de lo cual tenga que avergonzarme. Y cuando se cometió un error, como se hizo manifiesto con el tema del decreto, se reconoció; el decreto estaba mal, de lo que yo me enteré cuando ya estaba publicado. Pero en eso tengo mucha tranquilidad. Mi pregunta sería más bien cuál fue el perjuicio para el país.
-Usted prometió entregar una Costa Rica más desarrollada, pero varias personas de su gabinete han reconocido que hubo metas que no se alcanzaron, sobre todo por un tema económico. ¿Cree que deja una Costa Rica mejor o solo una Costa Rica que aguantó?
-Sin duda alguna dejamos una Costa Rica mejor y al mismo tiempo una Costa Rica que aguantó. Las dos cosas.
¿Se puede constatar en números que ahora está Costa Rica mejor que hace cuatro años?
-Sí.
Denos un ejemplo.
-Bueno, las finanzas públicas son un ejemplo muy importante. No hay un país que pueda desarrollarse estando quebrado. Ya ese problema lo hemos mitigado; somos uno de los países más avanzados en la adaptación y mitigación climática, con un trabajo en estos cuatro años. También somos un país que logró estándares de país desarrollado en términos de la vacunación durante la pandemia. Además hemos actualizado la infraestructura pública; si vemos lo que hay hoy y lo que había antes, vemos un cambio radical. Obviamente sigue habiendo retos, no todo se resuelve en cuatro años.
¿Está diciendo que a pesar de los obstáculos durante estos cuatro años su gobierno fue más exitoso que el de Luis Guillermo Solís?
-Creo que es una transición en una misma dirección. Podemos ver estos cuatro años en que me correspondía liderar pero también podemos verlo en el marco de ocho años. Hubo muchas acciones positivas, sobre todo en materia de derechos humanos, hoy somos un país mucho más inclusivo de lo que éramos ocho años atrás, eso no es algo menor.
¿No teme que ese avance en derechos humanos se revierta con la nueva Asamblea Legislativa y el nuevo gobierno?
-Eso ya será una determinación de nuevas autoridades. Es prematuro para saber si ese va a ser el caso, yo pensaría que no.
Gobierno vs elecciones
¿Era posible hacer un gobierno responsable y al mismo tiempo evitar la caída del PAC en las elecciones?
-Yo creo que uno puede hacer una buena administración, responsable, tomando las decisiones duras y avanzar también en una propuesta política. También puede haber opciones, y ha sido parte de la historia del país, que no son tan responsables y se perpetúan en el gobierno. No hay necesariamente una correlación. Nuestras elecciones las definen cada vez más las personas candidatas y no los partidos. Los costarricenses votan por alguien o contra alguien, creo que eso es lo que define.
¿Entonces los resultados del PAC no son consecuencia de las decisiones que tomó en su gobierno?
-¿Cuál sería la lógica o el argumento que sustenta eso? Esa sería mi duda, porque si tomamos por ciertas las encuestas de que el gobierno mantuvo niveles de apoyo bajos, aunque sean los mismos de las últimas tres administraciones, cercanos a un 20%… Ese 20 % no se trasladó a la elección aunque sigue manteniéndose en respaldo al gobierno, entonces ese es un indicador que no refleja una correlación entre el apoyo de la gente a un gobierno y los temas electorales.
¿Entonces el factor del mal resultado del PAC fue la candidatura de Welmer Ramos?
-Yo no he dicho eso.
Parece que sí está hablando de las candidaturas. ¿Entonces a qué lo atribuye?
-Ya en los temas específicos yo no me voy a referir en mi condición actual (de Presidente).
Se lo vamos a preguntar cuando deje la Presidencia.
-Va a tener que ver si me encuentra, porque voy a estar descansando seguro.
Izquierda, derecha y corporativismo.
En que cambió su pensamiento sobre la política y sobre el país en estos cuatro años, considerando que algunos sectores de centro izquierda consideran usted se corrió hacia la derecha…
-Y la derecha ha dicho que yo he estado a la izquierda.
Claro, y cada sector tiene su opinión, pero por eso se lo pregunto: ¿en que cambió su forma de pensar habiendo pasado ya estos cuatro años?
-Mis principios están incólumes y he recibido críticas tanto de la izquierda como de la derecha. La izquierda me ha criticado por lo que llaman ataques al sector público, cuando lo que hemos hecho es quitar privilegios que están debilitando al Estado. Yo soy una persona que cree en el Estado, no creo en las privatizaciones, tanto así que hemos actuado sin privatizar nada ni despidos masivos, ni bajarle el salario a nadie, pero sí cortamos muchos privilegios, muchísimos, pluses automáticos, anualidades, desigualdades salariales.
La idea de un Estado social de derecho de alguien del centro de la izquierda debe considerar un Estado robusto, para que haga transformaciones contra la desigualdad, pero hay una izquierda que es absolutamente irresponsable y no le interesa el gasto, cree que el gasto es infinito y que pueden llevar a la quiebra al Estado; esa es la mejor forma de privatizarlo todo. Una izquierda irresponsable que gasta, gasta y gasta hasta llevar a la quiebra el Estado, y que puede llamarse solidaria, pero defiende privilegios.
La derecha, por ejemplo, hubiera deseado que privatizáramos todo, que vendiéramos al INS, al ICE, Kolbi… todas las instituciones y nosotros nos opusimos a todo eso, y eso que pasamos por una reforma fiscal y un acuerdo con el FMI.
¿Hubo alguna propuesta concreta de privatizar?
-Sí, gente variada lo propuso, pero yo no lo incluí en mi plan y eso va contra mis ideas. La derecha hubiera deseado esas privatizaciones y despidos. ¿Qué si cambió en mis pensamientos? Ver de frente a los principales grupos de presión en este país y al corporativismo en este país, un corporativismo muy fuerte. Uno es de una parte del sector privado que se opone radicalmente a contribuir a una sociedad más solidaria,
¿Sí cedió ante intereses privados?
-¿En qué? Pregunto
Una crítica que le han hecho es por la reforma del INA en favor de intereses de las empresas y su demanda.
-El principal objetivo del INA es capacitar a la gente para tener empleo, no es ser una institución per se. Vivimos en un mundo en que las personas cuando inician una carrera aprenden algo que será desactualizado unos años después. Si los regímenes de contratación en el INA no tienen agilidad para capacitar a la gente, porque es en función de la gente, ¿cómo vamos a contratar el conocimiento que necesitamos de cosas que ni siquiera están en el país?
Hay que ser prácticos, no es fundamentalismo de institucionalización, sino una forma de agilizar el aprendizaje para las personas y que puedan mejorar la competitividad del país y crecer. Uno de los principales puntos de desigualdad en este país es la formación, pero cómo vamos a luchar contra esa desigualdad desde una institución que no es ágil para capacitar.
Si eso es una reforma de derecha, me parece un argumento absurdo, eso es lo que dice la gente que quiere proteger su status quo dentro de las instituciones, como es el argumento de mucha gente que se hace llamar de izquierda pero tiene salarios de lujo o pensiones de lujo, incubadas, por ejemplo, en las propias universidades; esa es la gente de izquierda que hace luchas por salarios que son parte de los impulsores de la desigualdad.
Un principio fundamental de la izquierda sería luchar contra la desigualdad, creo que estamos de acuerdo en eso, pero ¿cuáles son dos de los principales motores de la desigualdad?: la diferencia en los salarios del sector público y no se pagan suficientes impuestos de quienes tienen más dinero, por eso se han opuesto a muerte al impuesto a casas de lujo, o reducir las exenciones. Usan la muletilla popular de ‘no más impuestos’, haciéndole creer a la población que son más impuestos para todos, pero no, es para el grupo de presión más poderoso, para ellos son (…) Eso sí lo he aprendido y ahí separan en la manguera y usan esas compañías para que no se les toque. Ese es el corporativismo fuerte de Costa Rica.
¿Qué otros grupos de presión son fuertes?
-Otro grupo de presión muy fuerte son los grupos conservadores asociados a la religión, que no quiere transformaciones como los derechos de la mujer o los derechos de la población LGTBI, y a esos grupos también nos enfrentamos con nuestras propuestas, pero nosotros solo hacemos desde una óptica de derechos humanos.
Por eso para mí todo este debate de ser de izquierda o de derecha a mí lo que me hace es gracia, pero también me da una dosis de tristeza, porque estas preguntas nunca nadie le da el argumento del porqué, lo que se usa es la descalificación.
¿Le dolió cuando le criticaron eso desde su propio partido, gente cercana a usted?
-No, porque eso está ahí en los planes de gobierno del PAC desde el 2002, aunque ahora sea conveniente separarse de eso, pero está en los principios y esos no han cambiado. Hay una gran facilidad para atacar y no reconocer lo que se ha hecho bien, porque tenemos ese talante. Ahora, un poco creo que a partir de los resultados de las elecciones, la gente se anima un poco más al decir lo bueno, un poquito, pero los hechos están ahí para quien quiera verlos. Una cosa son los hechos y otra cosa es lo que se dice de las cosas. Quien en verdad quiera conocer los hechos y los números sabe lo que se ha hecho.
En la pandemia
¿Cómo pudo sobrellevar usted a cargo del Gobierno algo tan inesperado y fuerte como la pandemia?
-Creo que enfocándose mucho en la parte de trabajo. La mejor forma de afrontar es enfocarse en el trabajo, pensando en que lo que uno está haciendo tiene por objetivo proteger la vida de las personas, pero no encuentro saludable hacer un análisis que lo lleve uno a paralizarse. Eso no es productivo, uno debe enfocarse en hacer y resolver porque hay muchas circunstancias que se vuelven muy difíciles y muchas veces uno no sabe de dónde tomar el dinero para hacer las cosas, pero uno tiene que estar enfocado en hacer. Hay que entender el problema, pero no interiorizarlo tanto emocionalmente porque si no uno podría desesperarse o podría abrumarse.
¿Nunca se sintió abrumado?
-No tenía derecho a sentir esas cosas porque había que sacar el país adelante, no había tiempo ni espacio ni derecho a sentirse abrumado ni paralizado, había que actuar. Uno puede estar convencido de que esa es la mejor manera, pero también toparse con situaciones que toca lo emocional.
Ahora que voy para fuera me estoy dando ya la libertad para sentir, pero por mi carácter creo que uno no se puede distraer, aunque todos sentimos y nos duelen cosas. Del Gobierno se espera que actúe, que sea solidario y que sea empático con la gente, pero nada que paralice el funcionamiento de esa orquesta o engranaje que tiene como función proteger al país. Ahora tal vez, ya que está pasando esto, va a ser más fácil sentir y dimensionar cosas hacia atrás, pero no en caliente. Debe ser como los deportistas que cuando están en medio de la acción y tienen una lesión y puede que sea un golpe fuerte, pero su mente está en el partido. Y no es hasta después del partido, cuando la lesión se enfría, que se ve en el moretón y sienten el dolor y se preguntan como hicieron para jugar el partido.
Su sucesor, Rodrigo Chaves
¿Cómo explica usted el triunfo de Rodrigo Chaves en estas elecciones?
-Igual como es un tema político y estoy en funciones; ese es un tema al que no me debo referir.
¿Por qué decidió elegirlo como ministro de Hacienda en 2019?
-Lo he explicado varias veces: la Contraloría abrió el procedimiento contra doña Rocío Aguilar (ministra de Hacienda entonces) por el tema conocido como hueco fiscal, el que ella había enfrentado con mi luz verde, y había recomendado sanciones. Ella sentía eso como lo que es, un acto que no creíamos digno. Eso abre ese espacio y la oposición fue muy contundente en evitar cualquier persona que fuera del PAC. En aquel momento aún necesitábamos muchos votos para seguir en el esfuerzo de unidad nacional, aunque se critica mucho, pero es una muestra ahí de que era necesario. En ese momento no nombré a don Elian Villegas (ministro actual), que era la persona que yo había considerado. A muchas personas les pedí opciones y sugerencias, y una fue ese currículum que recibí.
¿Quién se lo dio?
-Ese currículum me lo dio doña Pilar Garrido, que entiendo que se lo hizo llegar un economista de apellido Reuben. Llegó a mí y ahí empezamos la conversación.
¿Por qué lo elige, qué le vio?
-Por el currículum.
¿Qué aprendizaje le deja eso? ¿Es arriesgado nombrar cargos políticos por currículum?
-Un presidente tiene que nombrar varias docenas de cargos, y como todo en la vida hay algunos que uno ve muy fuertes y acaban siendo muy buenos, pero hay otros de los que uno tiene una expectativa y que tal vez no hay química o no se cumplió, como también hay otras personas que uno veía como en posiciones ‘junior’, pero se convirtieron en gente clave. Eso es muy variable. No hay una fórmula certera.
El expresidente Alvarado
¿Qué tipo de expresidente será o qué tipo de expresidente definitivamente no será?
-Más que pensarme como expresidente, pienso qué tipo de ciudadano voy a hacer. No quiero ser una persona que vive anclada en los cuatro años en que fue presidente, espero tener mucha vida por delante y hacer cosas de mi vida, espero ser un ciudadano que contribuya desde la posición propia de manera positiva, ni tampoco quiero ser alguien que estorbe. Seré expresidente pero también quiero ser también yo, tengo 42 años, quiero vivir mi vida y también quiero aportar positivamente al país.
¿Por qué renunciar a la pensión aunque para efectos fiscales sea como una gota en un océano?
-Creo que el tema de la pensión para mí es un tema de predicar con el ejemplo, porque yo pedí muchos sacrificios a la gente. Soy una persona joven, puedo trabajar, quiero trabajar y es muy polémico incluso en círculos muy cercanos a mí, pero yo prefiero conservar una autoridad moral de rechazar eso, porque si no también siempre se va a cuestionar y yo no quiero eso. En lo inmediato es poco, pero con el tiempo es plata y prefiero como cualquier costarricense arreglarme mi vida como todos. Es una decisión ya tomada hace mucho y es con la que yo me siento tranquilo, eso me satisface, yo, Carlos Alvarado, estoy muy tranquilo y convencido de que eso es lo correcto.