Esta ha sido una constante durante al menos tres elecciones y podría leerse como la continuación de un castigo hacia los partidos históricos tradicionales
Construir democracia no es tarea fácil, pero es una responsabilidad que tienen todas las personas que viven en el país. En las elecciones 2022 se inició con 25 partidos políticos en la contienda y a lo largo de la campaña se ha evidenciado el desencanto de la población, culminando en una elección que reflejó un 43.23% de abstencionismo.
En el contexto de la segunda ronda electoral, Juany Guzmán, politóloga, y Guillermo Acuña, sociólogo, hicieron un análisis de los resultados y retos de la nueva administración, guiados por Argentina Artavia, conductora del programa Desayunos de Radio Universidad.
En primer lugar, los expertos apuntan la urgencia de un análisis a profundidad del perfil del electorado, conocer realmente cuántas personas de las que eligieron al nuevo presidente lo hicieron alineados a su propuesta y cuántas lo hicieron en protesta contra el otro candidato.
“El perfil de los candidatos en esta contienda es muy diferente al de las últimas dos o tres elecciones. Ambos concentran una gran cantidad de percepciones negativas, lo cual genera una polarización a partir del `no voto al otro´. En la segunda ronda anterior, año 2018, tengo la percepción de que el presidente actual leyó ese resultado electoral y pensó en una fórmula que en ese momento llamó `gobierno de unidad nacional´, en este caso se multiplica esa necesidad de una lectura adecuada por parte del presidente electo y su equipo, dado que tuvo mucho menos cantidad de votos que sus antecesores”, explica Guzmán.
El resultado electoral, a nivel de datos de participación, da un mensaje claro: el descontento general y un desencanto con los procesos electorales, reflejado en el alto porcentaje de abstencionismo y en al menos 50 mil votos expresados como blancos o nulos. Este grupo suma una cantidad que está por encima de los que fueron emitidos a favor del presidente electo.
Asimismo, Acuña apunta que nte el triunfo del señor Rodrigo Chaves, en términos políticos e inclusive de performance, me parece que a toda costa y con precios altísimos, la ciudadanía sigue buscando un cambio, sea cual sea la noción o percepción que le confiera a este concepto de `cambio
“Ante el triunfo del señor Rodrigo Chaves, en términos políticos e inclusive de performance, me parece que a toda costa y con precios altísimos, la ciudadanía sigue buscando un cambio, sea cual sea la noción o percepción que le confiera a este concepto de `cambio´”.
Esta ha sido una constante durante al menos tres elecciones y podría leerse como la continuación de un castigo hacia los partidos históricos tradicionales que viven una crisis interna, faltos de cohesión y elementos aglutinadores, donde se nota que esa maquinaria histórica de Liberación que siempre había sido una fortaleza y un valuarte, de alguna manera ya no estaba tan aceitada para estas elecciones.
El sociólogo apunta a que esto tiene que ver con bloqueos a los recambios generacionales, porque siguen apareciendo las mismas figuras de siempre. Ante la falta de opciones, es vital la disección de los votos y ese análisis de la elección, pues Acuña los califica como votos “prestados”.
Guzmán, por su parte, recuerda que el Partido Progreso Social Democrático no tiene representación en ninguno de los cantones, en ninguna de las Municipalidades del país, no tiene un solo regidor. Adicional a esto, entra a la Asamblea Legislativa con 10 diputados en una fracción minoritaria, a la que, anticipa, le será difícil la construcción de alianzas y acuerdos.
Los expertos coinciden en que ha habido un vaciamiento de sentido, una desvinculación de la ciudadanía de los procesos participativos, en gran parte por los ciclos interminables de promesas sin cumplir y las profundas brechas de desigualdad que tiene Costa Rica. Sin dejar de lado la responsabilidad ciudadana de estar enterados de qué avances se tienen en cada gobierno y el punto de partida en el que inicia el siguiente líder, está claro que al pueblo se le pide responsabilidad cada cuatro años de salir a votar pero no se han fortalecido los procesos formativos en el interín de cada campaña política.
Se sigue buscando un cambio, pero hay una enorme desinformación sobre qué significa que algo cambie, sobre los avances y retrocesos, así como una influencia importante de los medios de comunicación en la agenda y la lectura de los discursos políticos. Ambos aseguran que esta es una combinación de factores peligrosa para la democracia.
El resultado electoral del pasado 3 de abril invita a una ciudadanía más vigilante, más enterada, más exigente. Cuando se habla de reactivación, circunscribirla a “económica” es demasiado estrecho, pues debe ampliarse a un plano subjetivo, que tiene también que ver con aceptarnos en el marco de un país distinto, dispar, muy desigual, muy desequilibrado en sus geografías tanto terrenales como sociales y plantear soluciones para esos problemas.
“Construir democracia significará apostar por la reducción de las desigualdades. Hay una pregunta siempre vigente y es ¿cuánta desigualdad podrá aguantar nuestra democracia? No lo sabemos, no queramos responder a esa pregunta, pero al menos planteemosla”, concluye Guzmán.
El programa completo de Desayunos de Radio Universidad, con el análisis de la jornada electoral, puede escucharlo en nuestro sitio web a través de este enlace.