Actividades de ejercicio no programado como subir las gradas en vez de usar el ascensor, o sacar unos minutos del almuerzo para hacer una caminata corta, podrían tener efectos positivos en nuestra salud.
Diariamente estamos inmersos en actividades familiares y de trabajo que hacen cada vez más complicado mantenerse activo. Sin embargo, pequeños cambios en nuestro estilo de vida, que se conocen como ejercicio no programado, pueden ayudarnos a mejorar nuestra salud física y mental.
A estas actividades de movimiento no programadas se les conoce como N.E.A.T. (termogénesis activa sin ejercicio por sus siglas en inglés), y son básicamente acciones que podemos poner en práctica para movernos durante el día.
“Limpiar la casa, la cochera, levantarse a hacer la comida, cualquier actividad cotidiana donde hay movimiento implica un gasto energético. Entre más frecuente o mayor sea esa actividad física diaria, tendremos un gasto energético mayor”, explica el educador físico del Cuerpo de Bomberos de Costa Rica, David Plazaola.
Si bien ese gasto calórico nos puede ayudar a mantenernos en forma y a controlar el peso, lo más importante es que tiene repercusiones en la salud, sobre todo en el control de enfermedades no transmisibles como la diabetes y los problemas cardiovasculares.
En Costa Rica las Enfermedades No Transmisibles (ENT) ocupan la primera causa de muerte, morbilidad y discapacidad desde hace más de tres décadas. – Ministerio de Salud de Costa Rica.
Según Plazaola el ejercicio no programado además puede contribuir a reducir la presión arterial, fortalecer los huesos, combatir la depresión, despejar la mente y mejorar el estado de ánimo.
El educador físico dice que lo ideal es complementarlo con una rutina de ejercicio físico programada por una persona especialista, pero si no puede hacerla, el tratar de mantenerse en movimiento ya es un primer paso. “Toda actividad que implique movimiento suma. Eso ya son puntos a favor para su salud”, enfatiza.
METAS REALES Y CONSTANTES
Cuando hablamos de actividad física y ejercicio físico nunca hay una receta que se pueda aplicar de forma general. Cada persona es diferente.
Si bien son actividades no programadas, debemos tener siempre presente que lo que empecemos a hacer tiene que ser según nuestra condición física.
“10 mil pasos al día no son una receta mágica para todos. Todos tenemos actividades laborales distintas y rutinas distintas. Yo no voy a pasar de no moverme en todo el día, a tratar de hacer 10 mil pasos. Esto debe ser progresivo”, señala Plazaola.
Otro aspecto importante, es pensar en metas reales. Si estoy sentado todo el día, un pequeño cambio sería tomar 10 minutos después de almorzar para caminar. Si no puedo hacer eso, entonces utilizar las escaleras, al final de la jornada salir con la mascota o poner música y bailar. Y tratar de incluirlo poco a poco en el estilo de vida, que no se convierta en una obligación.
“Cuando eso se convierte en una obligación fea, hay que bajarle un poquitito. Lo que me sirve a mi no le sirve a usted, es muy importante tomar conciencia de eso. Hay que ir viendo cómo cambiar para mejorar mi estilo de vida”, explica Plazaola.
Algunos otros consejos son:
- Si tenemos alguna condición cardiovascular, preguntar al especialista en medicina antes de empezar a hacer los cambios.
- La motivación para iniciar debe salir de usted mismo, nada por obligación.
- No depender de otras personas para buscar actividades para movernos. Cada proceso es individual.
- Entre más constantes seamos con los cambios, más se verán como algo cotidiano.
Si desea conocer más acerca del tema, le dejamos esta entrevista que se realizó en el programa Saber Vivir. Escuche este y otros temas de lunes a viernes a las 8 de la mañana en la Radio 870 UCR.