La exposición ‘Temporalidades ancladas por la luz’, que reunió el trabajo de artistas nicaragüenses, terminó su más reciente edición en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC). Pero, la exploración de la investigación detrás de su curaduría apenas comenzó con la reciente presentación del libro titulado de la misma forma que su exposición.
Esta publicación, fruto del trabajo de las curadoras y artistas Susana Sánchez y Gala Berger, tuvo el gran propósito de reconstruir una memoria histórica nicaragüense fuertemente atravesada por narrativas patriarcales con las voces de mujeres creadoras del país. Este proyecto que amalgama lo editorial con lo expositivo busca despertar pasados reprimidos desde el compartir intergeneracional, oral y fotográfico de mujeres.
“Son una herramienta contra el viento y el olvido de las mujeres en el discurso histórico”. Susana Sánchez, artista plástica.
El libro nace con entrevistas a las fotógrafas nicaragüenses Claudia Gordillo, Patricia Villalobos, Martha Díaz, Mayerlin García (las cuatro artistas presentes en la exposición) , Ileana Seleján y Margarita Montealegre; esta última siendo la primera figura femenina en el fotoperiodismo del país vecino.
Las conversaciones trazaron genealogías que retratan la política, la cultura, vulnerabilidades y transformaciones de una Nicaragua, de manera muy diferente a la narrativa convencional.
Susana Sánchez reconoce la importancia de brindar luz a trabajos que se desvíen de lo patriarcal y eurocéntrico especialmente al tratar con disciplinas como la historia al igual que la fotografía. Campos predominantemente atravesados por hombres.
“[Las conversaciones son] otra forma de construir infraestructura y crear historia, recuperando la memoria oral como una herramienta vital e inmaterial de escucha y creación en común”. Susana Sánchez, artista plástica.
El arte también se alza en la política
Para Sánchez, como feminista desde sus disciplina, concibe la importancia no sólo de desarrollar las narrativas de estas mujeres centroamericanas, sino también utilizar el arte y la curaduría para expresarse políticamente. Materializar cada una de las voces de las artistas y mujeres a las que representan a través de sus creaciones artísticas atravesadas, por supuesto, por los tintes y sucesos que vivieron de la historia nicaragüense.
“Las imágenes forman parte de estos contra-archivos y son maneras despatriarcalizadoras que nos sirven para poder construir una pluralidad de historias inclusivas de las prácticas artísticas de nuestra región” Susana Sánchez, artista plástica.
Con referencia a lo anterior, una de las piezas recuperadas más interesantes del trabajo la trae Martha Díaz a la mesa. Se trata de memorias de generaciones de familias de toda Nicaragua, fotografiadas por el Estudio Fotográfico Díaz dirigido por las mismas tías de Martha, uno de los estudios más longevos de la región centroamericana. Esta colección de imágenes retrata desde terremotos hasta guerras, siendo así de los archivos nicaragüenses más extensos.
Además, la investigación al estar en el marco de memorias nicaragüenses, también insta a abrir el diálogo a la sociedad costarricense respecto a la migración como parte del pasado y presente de Nicaragua. Juzga necesario entender también la importancia de la cultura nicaragüense en Costa Rica. Reconocer sus aportes cruciales al país, testimonios y arte a pesar de la siempre presente xenofobia.
Así, el libro como cimiento de la primera exposición de mujeres fotógrafas centroamericanas, es parte de una lucha contra el silencio de parte del patriarcado y de gobiernos censuradores. Susana comenta que a pesar de las represiones con las que se podría juzgar sus obras, tanto ella como el grupo de fotógrafas entienden al arte como “vehículo que nos puede liberar de nuestros miedos, de nuestros entornos hostiles y motivarnos a crear ambientes y espacios más solidarios”.