Las abejas nativas polinizan gran cantidad de plantas pero la falta de conocimiento sobre su existencia, hace que no nos concienticemos sobre la importancia de su preservación.
Cuando digo abeja ¿Qué imagen viene a la mente?
Alas, rayas negras con amarillo, miel, propóleos, colmenas…en el mundo hay más de 20 mil especies de abejas y no necesariamente todas corresponden a esa descripción. En Costa Rica existe la apis mellifera (abeja rayada) que fue introducida por las personas en el período de la colonización pero también, las abejas nativas. Todas son muy importantes para los ecosistemas y se están viendo amenazadas por prácticas como el uso irracional de agroquímicos y el crecimiento urbanístico ascelerado.
Las abejas nativas son aquellas que están en una región por causas “naturales” sin intervención del ser humano. En Costa Rica, se registran más de 50 especies de abejas nativas.
Hay una diversidad de formas, tamaños y colores, entre estas especies. Algunas son muy pequeñas, de colores metálicos, negras e incluso se pueden confundir con moscas. Las abejas nativas de Centroamérica carecen de aguijón, producen miel pero en menor cantidad que la apis mellifera. Este tipo de abejas cumple una función de polinización tan o incluso más importante que las abejas de la miel.
La abeja nativa que se describió recientemente en Costa Rica fue la Nogueirapis costaricana. Se encuentra en el Pacífico costarricense.
Además su miel tiene propiedades medicinales. Desde épocas antiguas se le atribuía poderes sagrados y se utilizaba para tratar quemaduras e infecciones de la piel y los ojos. En la actualidad se han realizado algunas investigaciones para determinar su aporte en la producción de nuevos fármacos para la salud humana.
“Lo más importante es tener conciencia de lo importante que son estos organismos para el ecosistema. Una vez que estamos conscientes, se vuelve más sencillo tomar decisiones que no afecten a las abejas”, enfatiza el especialista en abejas, Daniel Mora Faerron.
DARLE UN RESPIRO A LAS ABEJAS
Detrás de cada alimento que llega a su mesa hay una abeja. Según datos de la FAO, el 80 por ciento de las plantas silvestres y el 35 por ciento de las plantas agrícolas del planeta dependen de los polinizadores.
“Casi el 35 por ciento de los polinizadores invertebrados –en particular las abejas y las mariposas–, y alrededor del diecisiete por ciento de los polinizadores vertebrados –como los murciélagos– están en peligro de extinción a nivel mundial” – Organización de las Naciones Unidas.
Se habla que a nivel mundial la pérdida de hábitats está afectando a las abejas. De ahí la importancia de trabajar para darles un respiro. Nuestras acciones tienen incidencia para aumentar o reducir la vulnerabilidad de la especie.
Por eso se propone la creación de jardines para polinizadores. Estos se convierten en una especie de oasis para las abejas en medio del gran crecimiento urbanístico.
“En nuestros jardines tenemos la oportunidad de darle ese respiro a las abejas. Si nosotros tenemos un jardín en medio de la ciudad, es una oportunidad para que ellas sobrevivan sembrando especies de plantas que poseen flor, polen y néctar y que sean especies nativas”, explica Mora.
Asimismo Mora enfatiza en la necesidad de crear conciencia para evitar otros factores que las afectan como el uso indiscriminado de agroquímicos. Además trabajar para crear sistemas de agricultura sostenible y de esta forma reducir el impacto que se tienen sobre el medio ambiente ya que según Mora, “sin abejas el ser humano solo tendría poco tiempo de vida”.
Escuche la entrevista completa sobre este tema que se realizó en el programa Saber Vivir.