Cambios históricos y discusiones religiosas son parte de las causas de las manifestaciones que llevan realizándose desde hace ya tres meses.
“Muerte al dictador” es uno los cánticos que más se repite en las protestas desencadenadas en Irán desde el 16 de septiembre de 2022. Las manifestaciones acusan al actual ayatolá iraní, Alí Hoseiní Jamenei por las normas represivas en contra de los derechos de la mujer.
Las manifestaciones iniciaron luego de conocerse que Mahsa Amini,de 22 años, murió mientras estaba bajo la custodia de la Gasht-e Ershad o “Patrulla de Orientación”.
Masha Amini fue detenida por irrespetar el código de vestimenta y fue trasladada por la policía moral para un proceso de “reacondicionamiento”, pero la joven murió bajo condiciones poco claras. Este suceso desencadenó protestas en Teherán, capital de Irán, y regiones aledañas.
Luego de tres meses de enfrentamientos entre la policía iraní y los manifestantes, las autoridades de Teherán reportan entre 300 y 450 personas muertas, más los miles de detenidos por participar en las protestas.
A pesar de las cifras, las manifestaciones se intensificaron durante la última semana, luego que el fiscal general, Mohamad Jafar Montazeri, anunciara la eliminación de la Gasht-e Ershad. Sin embargo, altos mandos del régimen se contradicen y desmienten la disolución de este “cuerpo de seguridad”.
Pero, todo parece indicar que la obligatoriedad del velo islámico en las mujeres se mantendrá y sólo se cambiarán los métodos para imponerlo.
Retroceso en derechos de la mujer
Durante una entrevista en Desayunos de Radio Universidad, la máster en relaciones internacionales y políticas, Betsabe Hoffman explicó el retroceso en los derechos adquiridos por las mujeres y el uso del hiyab, asociado con un código moral establecido para la mujer.
La especialista Betsabe Hoffman indicó que el uso del velo islámico provoca la resistencia de las mujeres, debido a que entre 1936 y 1979 no existió obligatoriedad en el uso del hiyab, ni imposiciones sobre el comportamiento de la población femenina.
Las mujeres pasan a depender del permiso de un hombre para estudiar, tener cuenta bancaria, casarse o viajar. Existen desequilibrios en derechos judiciales, estando en manos de la opinión de un juez la posibilidad de divorciarse; mientras los hombres tienen mayores facilidades en este proceso.
Hoffman expone cómo las mujeres iraníes entienden la educación como un motor de movilidad social e integración con la sociedad, siendo que en las universidades el 60% de las plazas son ocupadas por mujeres, pero solo hay un 14% de ocupación de mujeres en puestos laborales.
“Es mucho lo que las mujeres realmente ponen en juego más allá del uso del velo, (siendo) que el velo tiene muchas connotaciones”. – Betsabe Hoffman, Máster en relaciones internacionales y políticas.
A las manifestaciones se suman discusiones constantes sobre la continuidad del Corán, escrito en el Siglo VII, como texto que rige la vida cotidiana en Irán. Entre los cuestionamientos se encuentran las posibles interpretaciones sobre si Mahoma sugería u obligaba el uso de hiyab, explica Hoffman.
Mientras tanto, la respuesta del ayatolá iraní, Alí Hoseiní Jamenei se centra en acusar a los Estados Unidos de ser el causante de las protestas.
Para el cierre de la década de 1970, los Estados Unidos mostraba una cierta cercanía con el mandato monárquico de Mohammad Reza Pahlaví (1940-1979). El mandatario iraní ejerció el dominio hegemónico del discurso público, reprimiendo opiniones contrarias y dando cierta apertura para el ejercicio de los derechos de las mujeres.
Durante 1979, un golpe de Estado dado por la Revolución Islámica le quita el poder a Reza Pahlaví e instaura al líder golpista, Ruhollah Jomeini al frente de una democracia-teocrática iraní.
La República Islámica de Irán comparte una división de poderes entre el poder Legislativo, Judicial y Ejecutivo; con elección popular de este último. Por otro lado, se suma el poder teocrático ejercido por un líder supremo o ayatolá elegido por una Asamblea de Expertos. Este cargo delimita la política, está a cargo de la jefatura de Fuerzas Armadas y decide a quién declara la guerra.
Jomeini asume el cargo de ayatolá desde la Revolución Islámica hasta su muerte en 1989, es sustituido por su estudiante y ex-presidente Alí Hoseiní Jamenei.
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