Comunicar, a los demás, a mí mismo. Esa es la base para desarrollar espacios de aprendizaje en donde haya respeto y motivación.
Son las 7 de la mañana. Suena el timbre, los niños y niñas entran corriendo y se sientan. El profesor empieza a dar la clase, pelea con los que molestan, revisa los cuadernos, atiende consultas, salen al recreo, vuelven terminan la materia y se van al final de la jornada. Así cada día de la semana, la misma rutina, las mismas actividades. ¿Cómo hacer que eso cambie? ¿Cómo apagar ese modo automático? Comunicar es la clave.
“La violencia en los entornos educativos ha venido en aumento. Creo que con la pandemia y las pausas en comunicación directa nos dimos cuenta de que estamos en una rutina, modo automático” – Mario Bonilla, trabajador social.
Por las estructuras que ha desarrollado la sociedad muchas veces se asume el trabajo y el estudio o en general cualquier actividad en automático. Por eso es necesario estar conscientes de nuestra realidad. El trabajador social, Mario Bonilla explica que en cualquier actividad es importante hacer pausas para el autoconocimiento y para ver a las demás personas. Así salimos de ese modo automático que a la larga nos puede generar estrés y abrumarnos.
“La clave para todo es la comunicación. Comunicación con uno mismo: qué me da alegría, qué me da tristeza, qué me da ansiedad; y también con los demás: de esta forma poder afrontar situaciones positivas y negativas”, enfatiza Bonilla.
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Por eso la recomendación es hacer una pausa y retomar espacios de diálogo en el aula o en los espacios laborales. Según Bonilla esto nos permitirá “reconocer que aparte de ejercer mi labor, también soy persona”.
Espacios recreativos y de escucha
¿Cómo construir un ambiente seguro, un espacio en donde se escuche a las personas?
Una vez que definimos que el espacio educativo o laboral que tenemos al frente necesita motivación, hay que empezar a pensar en actividades recreativas que corten la rutina.
Bonilla sugiere pensar en capacitaciones que terminen con ratos en donde la gente pueda expresarse. También puede ser válido cambiar de escenario, planear actividades recreativas. En la escuela podrían ser espacios de juego y luego conversación; en el ámbito laboral, un café, un taller. Aquí es válido utilizar “cualquier práctica que nos haga dar un momento de paz, desahogo”, dice Bonilla.
“Reforzar las buenas actitudes para que se lo crean, y que eso les ayude y motive a mejorar” – Mario Bonilla, trabajador social.
Los problemas o los momentos de frustración de las personas pueden conversarse en esos espacios. Bonilla enfatiza que hay que hablar de lo que genera esas emociones y además crear en conjunto un listado de metas, propósitos y anhelos.
La clave está en comunicarnos en un proceso que parta del autoconocimiento, luego incluya a las demás personas y cierre con puestas en común en donde empecemos a pensar en futuro.
Le compartimos la entrevista completa sobre el tema que se hizo en el programa Café para el Alma.