El Día Mundial sin Tabaco se conmemora este 31 de mayo, y el lema de este año se enfoca en describir tanto los efectos nocivos del consumo de cigarrillos en las personas fumadoras y fumadores pasivos, como en los efectos dañinos que esta acción conlleva para el medio ambiente.
El Día Mundial sin Tabaco es una celebración anual de suma importancia para alertar sobre los efectos nocivos del tabaco en la salud individual y colectiva. Para este 2022 la celebración amplía su alcance al poner sobre la mesa el lema: “El tabaco es una amenaza para el medio ambiente, y el dejar de fumar es una razón más para protegerlo”. Este se centra en la sensibilización y concientización sobre el impacto ambiental que tiene el tabaco a lo largo de todo su ciclo de producción.
“Al dejar de fumar protegemos nuestra salud, pero también protegemos la salud del medio ambiente”
El profesor de la Escuela de Salud Pública de la UCR y médico especialista en medicina del trabajo y master en epidemiología, Roberto Castro Córdoba considera que una de las mayores preocupaciones alrededor del marco de la ley antitabaco es el tema de la contaminación que generan los filtros de los cigarrillos. No existe una educación hacia el fumador de cómo debe disponer los desechos del consumo de sus productos.
“Hay quienes consideran que desarrollar acciones para recolección de colillas es fomentar el uso del tabaco, pero, todo lo contrario. Una colilla de cigarro tiene una gran cantidad de nicotina y sustancias nocivas que al tirarlos al suelo y ser arrastrados por las aguas, terminan en los ríos y mares contaminando gran cantidad de la superficie marina”, explica Castro.
Una de las mayores preocupaciones alrededor de los contaminantes del tabaco son los químicos resultantes de su cultivo y manufactura, ya que además de ser perjudiciales para nuestro organismo, tiene efectos sumamente nocivos en los suelos y fuentes de agua. El tabaco es uno de los productos de consumo masivo más dañinos a nivel ambiental, empezando desde el cultivo, lo que implica la deforestación y demás problemáticas asociadas como erosión y degradación del suelo, pérdida de biodiversidad y contaminación de aguas.
La abogada especialista en derecho ambiental y docente universitaria, Clarissa Castillo refiere que en Costa Rica hay un mal tratamiento de las colillas. “En el país, si se tiene suerte los consumidores depositan las colillas en los basureros y van a dar a rellenos sanitarios, el cual no es un destino ideal”.
En la regencia química de la Universidad de Costa Rica, se reciben las colillas de cigarro para darles un buen tratamiento. Lo ideal es que se tenga un recipiente que se pueda cerrar con tapa, una botella plástica desechable por ejemplo, y depositar todas las colillas en ella, para luego hacerlas llegar a regencia química. Si no se tiene la posibilidad de llevarlas a la regencia, desecharlas en el depósito de la basura, pero siempre dentro de la botella.
“Los consumidores no están siendo responsables de sus colillas, y estas terminan llegando al mar afectando la vida marina y los sedimentos. Una colilla de cigarros puede contaminar hasta 50 litros de agua potable, u 8 litros de agua en el mar”. – Clarissa Castillo.
Aún falta más por hacer
Sin duda los logros que se han conseguido con la aplicación de la ley 9028 son numerosos, uno de los más destacados, por ejemplo, son los espacios libres de humo de tabaco, los centros de trabajo, el transporte, los lugares comunes, de deporte y recreación, entre otros. Al convertirse estos en lugares prohibidos para fumar, la cantidad de cigarrillos que consume una persona por día disminuye, porque el tiempo disponible para fumar es menor, reduciendo la prevalencia de fumado en el país.
Si bien estos logros son dignos de celebrar, aún queda mucho trabajo que hacer. Es necesario concientizar a la población sobre los múltiples efectos nocivos del consumo de cigarro tanto para la persona fumadora como para el medio ambiente.
Les compartimos la entrevista completa del programa Una Hora con la Salud.