Suave un Toque fue un programa pensado para hacer humor a partir de información y opiniones sobre política, según sostienen Federico Blanco Gamboa, exestudiante de la UCR quien creó y produjo el espacio, y Eduardo Mora Zúñiga, quien fue el primer guionista.
Blanco y Mora declararon ayer miércoles como testigos en el juicio en que se conoce la demanda del excandidato presidencial, Juan Diego Castro, contra la Universidad de Costa Rica (UCR); el director del Canal UCR, Marlon Mora; y la estudiante Claudia Campos.
También declaró Verónica Chinchilla, quien formaba parte de la Federación de Estudiantes de la UCR (Feucr) cuando se realizó la primera temporada de Suave un Toque, durante los últimos meses del 2017. En ese entonces se llevaba a cabo la campaña presidencial y el abogado Castro lideraba las encuestas como candidato del Partido Integración Nacional (PIN). Castro asegura que se expresaron difamaciones en su contra en el programa Suave un Toque, el cual se transmitía en el Canal UCR y en redes sociales.
En sus declaraciones ante el Tribunal, el grupo de estudiantes narró que Suave un Toque se publicó gracias a un contrato entre un colectivo de producción audiovisual, del cual formaba parte Blanco, y la Feucr. A su vez, la Feucr tenía un convenio con el Canal UCR para tener un espacio “divulgación estudiantil”.
Todo el contenido era preparado por Suave un Toque, donde participaban tanto personas de la Feucr como del colectivo. El canal apoyaba con recursos técnicos y el espacio para transmisión, de acuerdo con los relatos.
Los estudiantes expresaron que no tenían ningún interés en afectar el honor de Castro ni de ningún otro político, sino que se elaboraron perfiles de todas las personas candidatas a la presidencia de la República por ser ese el tema de realidad nacional de ese momento. Usaron de referencia shows de “sátira” que se realizan en Estados Unidos, como Saturday Night Live y Last Week Tonight, según su testimonio.
“Es un estilo que ha sido muy trabajado por programas de comedia norteamericana y un poquito nuestra intención era como tropicalizar ese formato”, explicó Blanco ante los tres jueces, el equipo de abogados defensores y dos abogados representantes del demandante, pues en el debate de ayer Castro no estuvo presente.
Añadió que se pretendía “simular” un noticiero en forma de “parodia”. “Se trata de hacer llegar información y de hacer llegar las opiniones de las personas que estamos poniendo nuestro trabajo en ese programa de una forma obvia, un poco desde el convencimiento de que, sobre todo para ciertas generaciones, la información es mucho más accesible y se genera un interés de participar y debatir si esa informaciones son presentadas desde la comedia, desde el humor como recurso”, dijo Blanco.
“Suave un Toque nace de la percepción de que existe un vacío mediático para opiniones que no se pueden alinear con los intereses empresariales que rigen los medios masivos en este país”, agregó.
Relató que los temas se conversaban en una reunión editorial, pero el guionista se encargaba de la investigación y la escritura de lo que finalmente saldría en el programa.
Además indicó que los contenidos del programa no eran objeto de control por ningún funcionario del canal y que incluso algunos episodios -entre ellos en el que se menciona a Castro- fueron grabados en el estudio de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva de la UCR.
“Me parece que al inicio de uno de esos videos de la trilogía (sobre candidatos presidenciales) hay un chiste específico que hace referencia a Marlon, el director del canal, diciendo que nos fuimos a grabar a otro lugar para que Marlon no pudiera censurarnos”, ejemplificó Blanco.
La grabación se entregaba ya lista al canal, según afirmó.
Exageración y actuación
Con respecto a los contenidos, Blanco recordó que el lema del programa era: “Suave un toque, donde todo es ridículo y absurdo, pero muy pocas cosas son inventadas”.
Indicó que en ocasiones se usaban “ideas que eran evidentemente falsas” porque eso generaba “un golpe cómico a las noticias reales”.
“Creo que la mejor forma de describir esa falsedad es que se trata más bien de una exacerbación del absurdo”, dijo. Como ejemplo citó una nota que se titulaba “Henning Jensen ha muerto” y explicó que aunque ese es el nombre del entonces rector de la UCR, la noticia hacía referencia a un jugador de fútbol danés.
Sobre el perfil del candidato Castro, Blanco expresó: A mi conocimiento, no se incluyó nada en el perfil de don Juan Diego ni de ningún otro candidato que fuera falso, simplemente se exageraron las cosas que nos parecía que tenían algún valor cómico”.
Según dijo, la intención siempre fue hacer perfiles desde “la información existente públicamente sobre estas personas y desde el lugar de las opiniones que estas personas, su trayectoria y sus propuestas para la presidencia, nos generaban a quienes estábamos a cargo del programa”.
Consideró que una persona que aspire a un cargo de elección popular “está voluntariamente accediendo a un escrutinio público más amplio de su trayectoria y de sus posturas”.
A estos argumentos se unió el guionista Mora, quien reiteró que la sátira y los late shows que tuvieron como referencia se dedican a “ironizar”, “hacer crítica ácida” y “burlarse” de la realidad nacional y los personajes.
Tanto Blanco como el guionista Mora relataron que las personas presentadoras de Suave un Toque, incluida Claudia Campos, hacían una actuación y que nunca se usó sus nombres reales. “Nunca pretenden ser periodistas”, expresó Mora.
Añadió: “La sátira puede asumir muchas formas, inventar hechos, exagerarlos, darles formas absurdas. Es una actuación, es performativa”.
Mora consideró que esta fue una forma de atraer la atención de la juventud y la calificó como una decisión correcta, pues señaló que los programas se hicieron virales en redes sociales.
Para hacer los guiones, según dijo, empleó información que estaba publicada en medios de prensa, así como artículos científicos, debates y entrevistas.
“Escogíamos discusiones públicas que se han dado alrededor de estos candidatos y candidatas”, afirmó.
Sobre la información que se dio respecto a Castro, el estudiante sostuvo que nada era inventado.
“Juan Diego Castro es una persona que ha aparecido mucho en el vida pública, además con bastante estridencia (…) Ironizábamos sobre cosas o argumentos que ya estaban. Estábamos reproduciendo contenido que ya existía”, afirmó.
Consideró que era importante rebatir el personaje que el candidato había creado sobre sí mismo. Según su criterio, Castro pretendía parecer un “outsider” de la política, “y a nosotros nos parecía que sí era un personaje político”, dijo para explicar que trataron de reflejar eso en el programa.
“A nosotros nos parece que él (Juan Diego Castro) estaba llevando una campaña de corte populista que estaba siendo relativamente exitosa (…) Era la primera ocasión que un candidato lograba, utilizando argumentos autoritarios, punitivistas y xenofóbicos, posicionarse”, añadió.
Ante consultas de la abogada Raquel Castellón, representante de Castro, sobre si verificó si la información usada era veraz, Mora respondió que estaba respaldada con fuentes que consideraba confiables, que no recordaba haber encontrado información contraria, pero que además estaban haciendo “juicios de valor” y rebatiendo “la caracterización” que había creado el candidato sobre sí mismo, no mostrando distintas posiciones sobre el tema.
Descartó que fuese un trabajo periodístico. “Siempre rechazamos la etiqueta de periodismo”, dijo.
También rechazó que hubiese intención de dañar el honor de Castro, pues los perfiles se hicieron para todos los candidatos, según argumentó. “Él a nivel personal nos daba igual”, expresó.
Con estas presentaciones en el debate se finalizó la etapa de recepción de testigos. El juicio se reanudará el 1° de diciembre.