En resumen: No hay evidencia que sostenga la teoría de conspiración de que las vacunas contra la COVID-19 elevaron la cantidad de fallecimientos en Costa Rica. En realidad, la tasa de mortalidad ha crecido en las últimas dos décadas porque la población del país está cada vez más envejecida.
Además, el aumento de fallecimientos en el 2021 se aceleró por la COVID-19. La enfermedad estuvo asociada a 5.370 decesos en ese año y superó al infarto al miocardio como la causa de muerte más común. Así lo explicó a Doble Check el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).
El Centro Nacional de Farmacovigilancia del Ministerio de Salud ha revisado 40 sospechas de fallecimientos por vacunas anticovid, pero la causalidad definitiva entre las muertes y las inoculaciones no ha sido determinada en ningún caso.
El INEC también confirmó que, hasta el momento, esa institución no ha registrado muertes que sean resultado directo de las vacunas anticovid en Costa Rica.
Teoría de conspiración de aumento de muertes
Usuarios de redes sociales han utilizado el término “repentinitis” desde octubre del 2021 para referirse al supuesto aumento súbito de muertes en la población vacunada contra la COVID-19.
Entre las condiciones que más resaltan esas publicaciones están los infartos y problemas cerebrovasculares. La sospecha ha sido replicada en distintas partes del mundo por grupos opuestos a la vacunación. Algunas de esas publicaciones hacen referencia a atletas que han sufrido complicaciones cardíacas durante la pandemia.
Organizaciones extranjeras de verificación de datos –como FactCheck.org en Estados Unidos– han desmentido esa teoría de conspiración, que ha sido replicada por personajes políticos en ese país. Por ejemplo, la congresista del partido republicano de Estados Unidos, Marjorie Taylor-Greene, publicó en su cuenta oficial de Twitter que es necesaria una investigación de por qué hay personas “muriendo repentinamente” por padecimientos cardíacos y cerebrovasculares. El perfil de Twitter de la congresista estuvo suspendido durante el año pasado por esparcir desinformación sobre la pandemia.
Aumento de mortalidad lleva décadas en Costa Rica
La población de Costa Rica está cada vez más envejecida porque hay una esperanza de vida alta (81 años) y porque las tasas de fecundidad han bajado. Ese proceso ha subido las tasas de mortalidad en las últimas dos décadas, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).
La población costarricense ha variado su composición por grupos de edad. Costa Rica tenía una población predominantemente joven a inicios de este siglo, pero la proporción de personas adultas y adultas mayores ha crecido en los últimos 20 años.
Esa tendencia es llamada envejecimiento biológico: al haber una población envejecida en aumento, hay un mayor índice de mortalidad conforme pasan los años. Así lo explicó Olga Araya, coordinadora de la Unidad de Estadísticas Demográficas del INEC.
El INEC registró 16.609 defunciones en el 2001. Dos décadas después, en el 2021, el país registró 31.093 fallecimientos. La tasa bruta de mortalidad pasó de 3,95 a 6 decesos por cada mil habitantes, con el infarto agudo al miocardio como la causa de muerte más común durante años.
La mortalidad del 2021 también se vio afectada por el aumento de muertes asociadas a la COVID-19, que aceleraron el ritmo de crecimiento de la tasa para ese año. Así lo indicó el INEC en su análisis demográfico más reciente.
La COVID-19 fue la causa de muerte más frecuente ese año, con 5.370 decesos vinculados a la enfermedad. Las muertes asociadas a la COVID-19 representaron 16,8% del total de decesos, un porcentaje mayor al registrado en el 2020 (8,8%).
El infarto agudo al miocardio fue la segunda causa de muerte más común en el 2021, seguido por la diabetes mellitus no especificada, otras enfermedades pulmonares obstructivas crónicas y diabetes mellitus tipo 2.
Análisis de sospechas de muertes
El INEC no ha registrado muertes que sean resultado directo de las vacunas anticovid en Costa Rica. Así lo aclaró la coordinadora de la Unidad de Estadísticas Demográficas de esa institución.
El Ministerio de Salud es la institución en Costa Rica que da seguimiento a la seguridad de los medicamentos. El Centro Nacional de Farmacovigilancia (CNFV) recolecta y analiza las sospechas de reacciones adversas a los medicamentos registrados en el país, y debe emitir informes semanales y mensuales de Eventos Supuestamente Atribuibles a la Vacunación e Inmunización (ESAVI).
Salud detalló que el principal método que emplea esa entidad es la notificación espontánea de casos por parte de profesionales en salud, la ciudadanía en general y la industria farmacéutica. La notificación de sospechas de reacciones adversas a medicamentos puede hacerse en esta plataforma digital.
“Todas las notificaciones que se reciben en el CNFV son analizadas por el equipo de trabajo y se les aplica un algoritmo de causalidad, que entre otras cosas revisa si existen otros factores que puedan haber causado la reacción, si existe secuencia temporal entre la toma del medicamento y la aparición de la reacción adversa, si existe conocimiento previo sobre la reacción adversa o si se encuentra descrita como una posible reacción al medicamento, y los porcentajes de frecuencia esperados para esa reacción adversa”, explicó Salud.
Adicionalmente, esa institución aclaró que la vigilancia de las vacunas incluye al Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), y el análisis de la información recopilada por autoridades reguladoras de otros países.
“En el caso de las vacunas COVID-19 es de suma importancia analizar la información de los Reportes Mensuales que se le solicitan que la industria farmacéutica como parte de los requisitos para la autorización de emergencia, ya que nos ayuda a visualizar el comportamiento a nivel mundial”, detalló Salud.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) recomienda clasificar la causalidad entre medicamentos y posibles reacciones adversas como definitiva, probable, posible, improbable o no relacionada, y condicional.
La causalidad definitiva es determinada como un acontecimiento clínico “que se manifiesta con una secuencia temporal plausible en relación con la administración del medicamento, y que no puede ser explicado por la enfermedad concurrente, ni por el efecto de otros medicamentos o sustancias”.
El Ministerio de Salud indicó a Doble Check que el CNFV había recibido 40 sospechas de muertes asociadas a vacunas anticovid al 31 de diciembre pasado. Ninguno de los reportes de muertes fue catalogado con causalidad definitiva o probable.
Los reportes fueron catalogados por Salud de la siguiente manera:
- 19 casos fueron considerados como “condicionales”, porque la secuencia temporal es razonable y la reacción no se explicaría por el estado clínico del paciente, pero el cuadro presentado no es conocido como efecto indeseable del medicamento.
- 18 reportes se clasificaron como “improbables”, porque estos casos no cumplen con los criterios necesarios para establecer una relación de causalidad con la vacuna.
- Tres casos se clasificaron como “posibles”, ya que hay una secuencia temporal razonable en relación con la administración del medicamento, pero la muerte puede deberse a otros factores del paciente.
Evidencia de decesos poco frecuentes
Hay evidencia de que la vacunación contra la COVID-19 ha sido efectiva en prevenir la infección (sintomática y asintomática), la enfermedad severa, la hospitalización y la muerte en las personas infectadas. Paralelamente, se han detectado cuadros poco frecuentes que están asociados con la aplicación de la vacuna, y que han ocasionado la muerte de algunas personas.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) han registrado la aplicación de 665 millones de dosis de vacunas anticovid hasta el 4 de enero de este año. Hasta la fecha, esa agencia sanitaria ha determinado nueve fallecimientos causados por la aplicación de la vacuna Johnson & Johnson/Janssen, de una sola dosis. Esa inoculación no ha sido aplicada directamente en Costa Rica.
El año pasado, un grupo de investigación italiano hizo una revisión sistemática de literatura científica sobre muertes asociadas a las vacunas anticovid para comprobar si había una relación causal entre la vacunación y dichas muertes. Al momento del estudio, se habían aplicado más de 8.000 millones de dosis en el mundo. La investigación incluyó datos de 19 estudios que reportaron 55 muertes relacionadas con las vacunas de BioNTech/Pfizer, Moderna, Johnson & Johnson y AstraZeneca.
La relación causal entre las vacunas y los fallecimientos fue descartada en 17 casos del total analizado. En 14 de los 38 casos restantes, la investigación halló una relación causal muy probable o confirmada. Las causas de muerte detectadas fueron infarto al miocardio, miocarditis, encefalomielitis aguda diseminada y complicaciones de rabdomiólisis, así como un síndrome con formación de coágulos y disminución del número de plaquetas llamado trombocitopenia trombótica inmune inducida por la vacunación (VITT, por sus siglas en inglés).
Con base en esos resultados, el grupo de investigación concluyó que “dado el pequeño número de reacciones adversas graves y muertes reportadas, está fuera de duda que los beneficios de la vacunación superan los riesgos”, considerando la proporción entre muertes reportadas y la cantidad de vacunas aplicadas en el mundo.
Una investigación realizada en Catar y publicada este año en la revista Nature analizó 4.413 muertes de personas vacunadas contra la COVID-19 en ese país, donde se han aplicado casi 7 millones de dosis de vacunas (principalmente basadas en ARN mensajero). Siguiendo los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), solamente ocho de esas muertes fueron clasificadas con alta probabilidad de estas asociadas a la vacunación. Cinco muertes tuvieron una probabilidad intermedia y 112 muertes presentaron baja o nula probabilidad de asociarse con la vacunación. La “muerte súbita cardíaca” fue la causa atribuida en los casos con alta probabilidad de estar vinculados a las inoculaciones, en personas sin factores de riesgo conocidos para enfermedad cardiovascular.
Una revisión de estudios de octubre del 2021 precisó que la frecuencia de VITT posterior a la vacunación con dosis de AstraZeneca era de menos de un caso por cada 10.000 vacunas aplicadas, y que la anafilaxia (reacción alérgica severa) se presentaba en 11,1 casos por cada millón de dosis de la vacuna Moderna. Otras revisiones sistemáticas han llegado a conclusiones similares sobre esas patologías, aunque la proporción de cada una varía según los métodos de selección de los estudios consultados y los criterios de exclusión de los casos (esta, esta y esta investigación, por ejemplo).
No hay evidencia definitiva para causas de muerte como el infarto al miocardio. En uno de los casos de infarto al miocardio registrados, surgió la hipótesis de que el infarto se produjo como parte de un cuadro de VITT. En otros infartos al miocardio, la relación con la aplicación de la vacuna parece ser solamente temporal y las personas presentaban anomalías cardiacas previas.
Nota del editor: Silvia Molina es Doctora en Microbiología e Inmunología de la Universidad de Bordeaux, Francia. Desde el 2008, es docente de la cátedra de Enfermedades Infecciosas y del departamento de Bioquímica de la Escuela de Medicina de la UCR. También es investigadora del programa de Epidemiología del Cáncer del Instituto de Investigaciones en Salud (INISA) de la UCR. Ella forma parte de un proyecto de colaboración entre la Escuela de Medicina de la UCR y Doble Check para verificar desinformación en materia de salud.