Especialistas recomiendan observar a la fauna desde la distancia sin intervenir con su alimentación o su comportamiento.
Nuestro país enfrenta un desafío crucial para proteger la biodiversidad que tanto le representa, mientras promueve el turismo sostenible. Alimentar a animales silvestres, tomar selfies o dejar residuos orgánicos en áreas naturales están causando un impacto negativo en los ecosistemas. Es lo que se habló en el programa: Saber Vivir.
Según Adriana Aguilar, Gerente de mercadeo en Proyecto Asis, es esencial reeducar, tanto a los turistas como a la persona costarricense en general, sobre el impacto de las acciones que realizamos cuando estamos haciendo viajes turísticos. Las medidas sencillas, como respetar la distancia con los animales y optar por jardines con plantas nativas en lugar de comederos artificiales, son clave para no tener un impacto negativo en el ecosistema.
QUÉ NO HACER Y POR QUÉ NO HACERLO
Colocar alimentos como frutas en espacios naturales puede parecer inofensivo, pero altera los hábitos alimenticios de los animales. Esto afecta su salud y también la cadena ecológica.
Por ejemplo, en parques nacionales como Manuel Antonio, los mapaches y monos llegaron a cambiar su comportamiento natural, volviéndose diurnos y dependientes de la comida humana. Este fenómeno también genera problemas como la agresividad y el desplazamiento de otros animales en la búsqueda de estos alimentos. Por otro lado, ahora que hay medidas para evitar la alimentación de estas especies, han vuelto a sus comportamientos naturales.
Dejar residuos orgánicos en áreas protegidas también perjudica. Algunos animales consumen restos de comida que no forman parte de su dieta natural, como papas fritas o frutas procesadas, lo que también puede causar enfermedades.
Una solución sencilla es llevarse los residuos orgánicos a casa y procesarlos en compost, reduciendo el impacto ambiental y aportando un beneficio al entorno doméstico.
EL PELIGRO DE LAS FOTOGRAFÍAS
Tomar fotografías con animales silvestres es otra práctica común que afecta negativamente a la fauna. Las interacciones forzadas, como sostenerlos, acercarse demasiado o atraer su atención con ruidos, generan estrés y en sí, no se debería hacer.
“Contemos unos 3 pasos grandes, unos 3 metros. Que el animal ni cuenta se dé que yo estuve ahí para tomarme esa fotografía, esa es la mejor forma” – Adriana Aguilar.
No los persigamos, no los atrapemos, manipulemos o abracemos. Por lo general los animales están ahí por un motivo, y si los vemos golpeados es mejor pedir ayuda a las autoridades, recomienda Jeldryn Vargas, gestora de sostenibilidad, como indicación al interactuar con animales silvestres.
DESDE CASA PODEMOS APORTAR A LA CONSERVACIÓN
Cultivar plantas nativas en jardines o balcones ayuda a atraer de forma natural mariposas y colibríes, sin interferir en sus funciones ecológicas. Además, evitar comederos artificiales y, adecuar infraestructuras, como ventanas que pueden ser un peligro para las aves, reduce los riesgos para la fauna que convive cerca de las zonas urbanas.
La educación y la sensibilización son pilares fundamentales para promover un turismo responsable, de acuerdo con Vargas. Empresas y comunidades pueden liderar este cambio informando a visitantes y locales sobre prácticas sostenibles.
Adriana Aguilar también enfatiza que acciones como estas no solo protegen la biodiversidad, sino que también refuerzan la imagen de Costa Rica como un país comprometido con el ecoturismo.
Cada paso cuenta. Proteger nuestra biodiversidad requiere de un esfuerzo conjunto, desde decisiones individuales hasta iniciativas colectivas. Practicar un turismo ético y respetuoso no solo beneficia al ambiente, sino que garantiza que nuestras futuras generaciones puedan disfrutar de la naturaleza que nos hace únicos.
Les compartimos la entrevista completa sobre este tema que se realizó en el programa Saber Vivir.