El pasado domingo 5 de octubre la lluvia mermó hacia la noche en la Guácima y dio paso a una noche más fresca de lo acostumbrado en la zona. En el Parque Viva el cantautor uruguayo Jorge Drexler, reunió a una multitud de todas las edades que esperaban su tour “Tinta y Tiempo”.
En un escenario blanco, que después destelló a colores violeta y rojo, el uruguayo tuvo su carismática aparición, indicando que este fue el concierto más masivo que jamás ha hecho en Centroamérica.
Eran las 7:05 p.m. y algunos gritos ya calentaban la espera, el lugar comenzó a llenarse y la lluvia era cada vez más un susurro que dio paso a un escenario oscurecido completamente donde solo se escuchaban unos audios de la prima hermana del músico, cuyos subtítulos se proyectaban en las pantallas.
Durante algunos minutos estos audios fueron tejiendo un hilo hasta la palabra Mesoproterozoico, pista que ya nos dejaba imaginar la primera canción con la que arrancaría el espectáculo: El Plan Maestro.
En los primeros acordes y vestido casi enteramente de blanco salió el esperado Jorge, que inmediatamente, y con gesto de ver al horizonte, se arrodilló, besó el escenario, tomó el micrófono y comenzó a transformarlo todo, entre aplausos y gritos.
Su espectáculo estuvo impregnado de texturas en el aire, silencios, ritmos muy Drexler y cada tanto muy urbanos, saludos a los migrantes nicaragüenses, una chicharra que se robó su atención, y un segmento en donde desempolvó canciones como “Bolivia” y “Noctiluca”.
Esta última canción le dejó extenderse en su conversaciones y contar de dónde provenía su letra, de lo vital de escribir, de las dudas cuando la hoja sigue en blanco y la importancia de alentarse “como quien escribe una canción de cuna, al compositor”,expresó.
Esto fue en gran parte lo que nos dio el uruguayo, el artista nos emocionó con una canción de cuna que duró más de dos horas, donde nos entregó una buena dosis de “Tinta y tiempo” pero también de esas infaltables “Todo se transforma” y “Me haces bien” (tema con el que cerró, así con buen punto final).
Recordó al calypsonian Walter Ferguson e inmediatamente el escenario camaleónico se volvía naranja, las coristas se movían suavemente y Jorge dedicaba “Going to Bocas” a nuestro rey del calypso.
“Lo que hizo Ferguson es lo más bonito que se ha hecho en Latinoamérica”, recalcó Drexler.
El Drexler del Parque Viva era una figura etérea moviéndose con la energía vital de un duende músico, corriendo de vez en cuando alrededor del escenario y de las y los músicos que le acompañaban, saboreando la atmósfera y cada palabra como si le recorrieran eléctricamente por el cuerpo.
A las nueve pasadas el sonido de la pieza “Calallo” de Ferguson (interpretada por Drexler en el disco homenaje “100 Years of Calypso”) sirvió como telón de cierre, para que el uruguayo y sus músicos(as) salieran bailando del escenario después de llevarnos por un viaje colorido, lleno de palabras, memorias y reflexiones.
Puede ver una entrevista que realizó Radio U ante esta visita: