El suicidio, un tema del que hay que hablar

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Guiselle Mora Noguera
- guiselle.moranoguera@ucr.ac.cr

Conversemos sobre el suicidio, sobre sus detonantes y prestemos atención a nuestra salud mental. Esto nos permitirá hacer la contención a tiempo. 

El suicidio siempre ha sido un tema tabú. Hay una gran cantidad de mitos y estereotipos alrededor de este problema de salud pública. Sin embargo, la información puede hacer la diferencia para actuar a tiempo, ya que es un proceso que surge de forma progresiva.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), más de 700 mil personas se quitan la vida tras numerosos intentos de suicidio cada año. Lo anterior corresponde a una muerte cada 40 segundos.

El suicidio en números:

-Alrededor del 79% de los suicidios en América ocurren en hombres.

-Las personas de 45 a 59 años tienen la tasa de suicidio más alta de la Región.

 

Fuente: Organización Panamericana de la Salud.

El psicólogo clínico y suicidólogo, Dagoberto Solano Marín explica que el suicidio es un tema del que muchas personas no quieren hablar para no exponerse ante valoraciones negativas, pero a veces una intervención a tiempo puede hacer que la persona busque guía profesional para atender su condición psicológica antes de que esta evolucione.

“Si una persona empieza a sentir situaciones que le generan malestar emocional y estrés, se pueden convertir en síntomas depresivos y si no son abordados adecuadamente, se puede prestar para convertirse en un síndrome presuicidio”, indica Solano.

 

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El suicidio no es un acto impulsivo. Solano lo cataloga como un fenómeno multivariable en donde las personas entran en una situación de vulnerabilidad y riesgo. Es por eso que no se habla de causas, más bien de factores de riesgo.

Desde la teoría se reconocen como factores de riesgo aspectos como el desempleo y la baja educación formal, ya que son situaciones que impiden que las personas puedan relacionarse de una forma adecuada y tengan acceso a los servicios básicos. Pero, según Solano, no son los únicos, también se habla de la discriminación, la violencia social, el maltrato desde la infancia y la presencia de psicopatologías como la depresión, cuando no se ha recibido un tratamiento adecuado, entre otros.

Son muy variados los factores de riesgo por eso no podríamos hablar de una sola causa.  Los factores de riesgo a veces se van acumulando en las personas, generalmente en personas vulnerables, que si tienen ciertas características, en algún momento podrían dar el salto a la aparición de ideas y comportamientos suicidas”, enfatiza Solano.

POTENCIAR LOS FACTORES DE PROTECCIÓN

La OPS resalta la importancia de identificar los factores de riesgo para abordar las conductas suicidas, pero también insiste en identificar lo que llaman factores de protección. Estos aspectos permiten una mayor contención de cada caso.

Solano subraya la inclusión social como uno de los factores protectores más relevantes. “Que la persona sienta que cumple un papel importante dentro de su círculo social, que tenga la posibilidad de expresarse y de sentir que va a tener una respuesta por parte de su grupo social. Esto hace que la sociedad sea respetuosa de los derechos humanos y se satisfagan las necesidades de las poblaciones más vulnerables”.

Asimismo, Solano remarca el rol fundamental que cumplen los servicios de salud para promover campañas de atención que contemplen también la salud biopsicosocial. Esto facilita la prevención o tratamiento de enfermedades o trastornos mentales.

TODAS LAS PERSONAS PODEMOS SER ACTORES CLAVE

Para Solano, sacar un rato para hablar y estar atentos puede ayudar a entrar en un proceso de contención previa. No se necesita que quien haga ese primer acercamiento sea especialista en el tema.

El psicólogo clínico nos invita a estar atentos a los cambios bruscos en el comportamiento de las personas que tenemos cerca. Estar vigilantes a esas señales y ante la menor duda, preguntar directamente.

Se ha demostrado que hablar sobre suicidio con una persona en riesgo facilita que esta persona se exprese, hable de lo que piensa y siente.  Esto disminuye la tensión emocional y el riesgo suicida también baja. Esa primera intervención la puede hacer cualquiera, no debe ser especialista. Esto puede dar pie para que busque ayuda profesional. El objetivo siempre va a ser acercar a la persona al sistema de salud”.

Sin duda hablar sobre estos temas sin miedos, ni tabúes, siempre será la clave. Tomar un minuto para hablar podría cambiar la vida. 

Encuentre más información sobre el tema en este programa de Una Hora con la Salud.

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