Plan Regulador Costero de Talamanca provoca cuestionamientos y preocupación comunitaria

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Sharon García Cavallini - sharon.garcia@ucr.ac.cr
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El Plan Regulador Costero Talamanca que se acerca a la zona del Caribe ha desatado una serie de cuestionamientos y dudas por parte de las personas de la comunidad. El plan es impulsado por la Municipalidad de Talamanca desde el 2014 y busca generar medidas para el ordenamiento del territorio. Sin embargo, el principal dilema está en que compete sobre una zona ya construida en el refugio Gandoca-Manzanillo, que nunca siguió un plan regulador.

 

“Se empezaron a dar construcciones en zonas no aptas con permisos cuestionables y todo esto provocó un caos territorial”, Marta Castro, presidenta de COVIRENAS

Las construcciones en la zona se dan con la motivación de un desarrollo económico y turístico sobre uno de los destinos más visitados en nuestro país. El plan abarca un territorio para la zonificación turística desde Tuba Creek hasta Manzanillo, que la comunidad denuncia cómo amenaza a la vida silvestre, ecosistemas y, asimismo, la toma de territorio indígena.

A pesar de que la Contraloría de la República se ha involucrado, surgieron leyes que justifican legalmente las acciones beneficiosas para el Plan Regulador. Entre ellas la Ley 9221 de aprovechamiento territorial en la zona urbana litoral, así como la Ley 9223 o Ley ‘Céspedes’ que define los límites del refugio Gandoca-Manzanillo.

Esta última norma redujo el tamaño real del refugio, liberando un área rica en biodiversidad como la franja costera, bosques costeros, al igual que humedales que se drenan y rellenan, para así construir sobre ellos, causando un fuerte impacto ambiental en especies de flora y fauna.

 

“Lo que el Plan Regulador nos está arrebatando es el patrimonio natural del Estados”, Marta Castro, presidenta de COVIRENAS.

Son casi 3 kilómetros de zona costera tomados conscientemente por el gobierno local que, además de Manzanillo, también se forzaron en una parte del territorio de la reserva indígena Keköldi. La Municipalidad se ha justificado al aplicar el Patrimonio Natural del Estado a pesar de los señalamientos de contradicciones por parte de la comunidad.

Años antes, en 2019, la Sala Constitucional le asignó al Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) hacer una medición del territorio, pero hasta el día de hoy no se ha logrado, dejando inconcluso qué territorio corresponde al cantón y qué tanto deben devolver al refugio. Esta problemática se arrastra hasta mayo de este año con la intervención de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (SETENA) que modifica la Licencia Ambiental y ordenan excluir el área Keköldi.

LA COMUNIDAD ANTE EL PLAN

La gestión del proceso participativo para formular el plan fue también un punto que generó preocupación entre la ciudadanía. La dinámica debería abrir un espacio de conversación bilateral entre la municipalidad y sus habitantes antes de hacer este plan oficial.

La realidad fue que no se priorizaron las opiniones de la población, y los espacios en que hubo un intento se dejaron ver grandes carencias. Hasta el pasado 4 de agosto se dio a cabo la audiencia pública luego de haberla aplazado casi un mes.  Sin embargo, en ella hubo un mal manejo del tiempo, cortes en el tiempo de los diálogo, poca apertura para cuestionar y hasta presencia de persecución migratoria con la población extranjera.

Además con tan solo 15 días previas a la audiencia, se publicaron las invitaciones a las charlas informativas que dejaron de lado una participación activa y fue caracterizada más como ‘exposición’ de lo que es el plan. También a pesar de comprender 60% de la población votante del cantón, ni las comunidades Bribri, Cabécar ni la Keköldi fueron integradas en la decisión. Estos últimos particularmente, al pensar que la exclusión de su territorio los vuelve ‘ajenos’ a los impactos.

 

“Ha llevado a que la municipalidad cometa una serie de errores a lo largo del trámite del proceso para que ese plan regulador se sostenga en el futuro”, Silvia Matamoros, consultora legal COVIRENAS

Se discute que es necesario un plan regulador especialmente para la conservación del ambiente, la cultura y la fomentación de la economía. No obstante, irrumpe una inseguridad política con esta serie de acciones y la falta de escucha para con sus ciudadanos. Se forja un plan que no se ajusta a lo que las personas necesitan, sin mencionar que despoja a el Caribe de su esencia natural.

Para conocer más particularidades y detalles del proceso del Plan Regulador Costero de Talamanca le invitamos a repasar el programa de Comunidad 870 en el Facebook así como sintonizar el programa cada martes a las 9 de la mañana.

Puede ver el programa completo de Comunidad 870 en donde se analizó el tema:

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