Entre las preocupaciones de la población y las presiones económicas, entre las urgencias del presente y las advertencias sobre un futuro adverso, o incluso frente al peligro por el crimen, lo peor que podría ocurrir en Costa Rica es dejar de ser el país tal como lo asumimos, según la encuesta CIEP-UCR
La Costa Rica tranquila o “pura vida”, con comunidades activas y ambiente relativamente seguro para poder andar por la calle o dormir tranquilo en casa. La Costa Rica con oportunidades para la mayoría, con posibilidades de atender a las clases rezagadas, con salud o educación básica universal. Una Costa Rica con instituciones funcionales, con democracia, naturaleza y posibilidad de sacarle provecho a esta de manera sostenible.
El peligro de perder esa Costa Rica, según las etiquetas usuales que se valoran dentro del país y se admiran desde fuera, es el principal miedo de la mayoría de la población, por encima de riesgos exclusivamente económicos, preocupaciones derivadas de la criminalidad o angustias relacionadas con los propios hijos.
Así concluyó el estudio de opinión del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR) realizado en la tercera semana de abril con 1.000 entrevistas al azar por teléfono.
Los investigadores de CIEP-UCR incluyeron en la encuesta una lista de 10 tipos de miedos que podrían estar presentes en las dinámicas sociales en el país, con un amplio abanico de temas que se estandarizaron y se convirtieron en escala 0-100, en la que un valor de 0 significa ningún miedo y 100 mucho miedo.
Así fue como marcó 84 el indicador correspondiente a “perder al país”, sin que la pregunta especificara lo que esto significa.
El segundo mayor miedo de la población, relacionado al señalamiento del crimen como mayor problema del país, es “que el narcotráfico controle el barrio” respectivo (82 puntos) o llegar a la vejez sin poder gozar de una pensión (80 puntos).
En cuarto y quinto lugar aparecen miedos que también están vinculados a la inseguridad: sufrir un asalto o sufrir una agresión física o sexual, ambos con 78 puntos.
También hay miedo a enfermarse (76 puntos), por el futuro de los hijos (75 puntos) o sufrir matonismo (75), dentro de la lista cerrada que los encuestadores leyeron a los entrevistas. Le siguen como temores que no alcance el dinero (70 puntos) o perder el empleo (60 puntos), a pesar de la incertidumbre y las dificultades del entorno económico posterior a la pandemia.