La crianza inclusiva de menores con discapacidad enriquece nuestra sociedad y favorece la diversidad. Es posible integrar y facilitar el desarrollo de la niñez con discapacidad.
La niñez con discapacidad forma parte de nuestra sociedad y la colaboración tanto social como familiar es vital para su desarrollo integral.
La profesora de educación especial, Maribel Morales explica en Escuela para Madres y Padres la crianza inclusiva como parte de un proceso de formación para las personas menores de edad que presentan alguna discapacidad.
Morales resalta la importancia de jugar y socializar con otros como parte de la crianza inclusiva. Esta es importante para el desarrollo de habilidades en niños y niñas y para crecer en entornos de diversidad.
Para este propósito, recomienda juguetes adaptados, buscar aplicaciones móviles, así como reforzar con pasatiempos que le gusten. Todo esto con el fin de facilitar la interacción social en actividades recreativas. Tal y como lo describe en este ejemplo.
Cultura de colaboración
Dentro de la crianza inclusiva entra la educación como parte del desarrollo del niño o niña con discapacidad.
No es lo mismo que un o una docente trabaje sola en el aula, que contar con el apoyo de la familia. Por eso cuando hablamos de crianza inclusiva y educación hay que tener presente la palabra «colaboración».
El Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) habla de la importancia de la participación los padres y madres, la familia y la comunidad en la educación inclusiva. Entre los beneficios que enumeran están:
- El aumento de la interacción padre, madre e hijos. Se vuelven más receptivos y sensibles a sus necesidades y adquieren más confianza en su desempeño como progenitores.
- La persona especialista en educación llega a entender mejor la cultura y la diversidad de las familias, se sienten más cómodos en el trabajo e incrementan su moral.
- Al involucrar a los padres, las madres y la comunidad, las escuelas tienden a mejorar su credibilidad dentro de la comunidad.
La participación familiar es importante a lo largo de todo el ciclo de vida de los niños y niñas con discapacidad, sobre todo en los primeros años. (UNICEF, 2012)
¡Aprendamos juntos!
Frente a esto usted puede echar mano de estrategias que faciliten este proceso. Morales destaca la importancia de reconocer el miedo a fallar por parte de la madre o el padre como el primer paso para apoyar a sus hijos e hijas.
A partir de este reconocimiento, la educadora recomienda acercarse a la persona profesional en educación para colaborar con el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Entre sus recomendaciones está el trabajar en conjunto con el profesorado en estrategias de comunicación mediante imágenes, pictogramas o diagramas. Todo como parte de un proceso que más adelante involucre a otros profesionales como terapeutas de lenguaje o educadores especiales en la medida de lo posible.
Morales también enfatiza la importancia que tiene el aplicar estrategias para bajar la ansiedad de los alumnos con y sin algún tipo de discapacidad. Esto porque las conductas señaladas como “inadecuadas” responden a sensaciones ansiosas en el aula.
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Los niños y niñas tienen facilidad para interactuar con otros sin importar su condición o discapacidad. Esto favorece el desarrollo de habilidades sociales de todos por igual en entornos de diversidad. Según Morales las personas con discapacidad brindan visiones distintas al mundo que podemos descubrir mediante la inclusión social.
“Mi hijo no es solo que merece ser incluido en… es que mi hijo le va a proporcionar a todos sus compañeros en el kínder, en la escuela… la oportunidad de tener una visión diferente a la que hemos tenido (…)”. – Maribel Morales Profesora de Educación Especial
Encuentre más información de este tipo en el programa Escuela para Padres y Madres. Una coproducción con el Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad de Costa Rica.