Alto desempleo en personas jóvenes: tres de cada 10 no tienen trabajo

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Josué Cordero
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Altos índices de desempleo causados por la falta de oportunidades de inserción laboral para los jóvenes es la principal conclusión a la llega un reciente estudio del Colegio de Ciencias Económicas de Costa Rica.

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La población joven del país afronta una alta tasa de desempleo del 30,6% y un nivel de pobreza del 26,8%, según se muestra en el estudio “Inclusión económica de las personas jóvenes, una deuda pendiente”, elaborado por el Colegio de Ciencias Económicas de Costa Rica. Dicho estudio además señala que en ese grupo de población, quienes logran insertarse al mercado laboral no cuentan con las mejores condiciones de trabajo.

La investigación tomó como referencia a las personas situadas entre el rango etario de los 15 y 35 años de edad. El estudio concluyó que el país no está generando oportunidades para este sector de la población.

Luis Vargas, investigador y economista, recalcó que esta no es una problemática reciente o producto de la pandemia por COVID-19, ya que otras investigaciones como el informe del Estado de la Nación o los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) muestran una tendencia a la baja en los indicadores de acceso al empleo y la calidad del mismo desde hace más de una década. De la misma forma, estos estudios indican que la población joven es la más afectada por el arrastre de estos problemas estructurales de la economía.

Puede repasar la entrevista que Interferencia hizo al economista Luis Vargas aquí:

 

Actualmente, la quinta parte de las personas jóvenes no estudian ni trabajan, detalló Vargas. Esto representa un reto para el bienestar del Estado, debido a que es este sector quien tendrá que brindar sustento a su hogar, cotizar un seguro de pensión y administrar el país.

La desigualdad de oportunidades de acceso al empleo entre hombres y mujeres es otro factor que el estudio pone en evidencia. Asimismo, se señala que para este sector, el deseo de adquirir bienes materiales, como una vivienda propia, se vuelven cada vez más lejanos.

 

El techo de la Educación Media

El llamado techo en la Educación Media es una de las principales razones de la falta de oportunidades para la  inserción laboral para las personas jóvenes, según explicó Vargas en entrevista con Interferencia UCR.

“Un problema de la política pública”. Luis Vargas Montoya.

Para Vargas, este techo no está permitiendo que las personas jóvenes se gradúen de la educación media, e indica que esto es un “problema de la política pública” que debe atender a estos grupos.

Agregó que esta problemática también afecta a quienes logran obtener su bachillerato, más no logran continuar con su educación superior. Esto debido a las limitaciones nacionales de la educación pública por un lado, y por el otro la gran inversión que implica la educación privada, inaccesible para una persona con un salario promedio de “300.000 colones”, como lo mostró el estudio.

Esta desmejora incrementó con la pandemia, sin embargo, el especialista indicó que el problema viene desde antes de la crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19, ya que durante la última década, una quinta parte de los jóvenes entraron en la clasificación de los NINI (ni estudian ni trabajan). Vargas indicó que esta población no estudia ni trabaja porque no tiene oportunidades.

A pesar de esto, el estudio “Inclusión económica de las personas jóvenes, una deuda pendiente” demostró que los jóvenes que completan su educación secundaria cuentan con mejores oportunidades que quienes no.

Otro reto al que se enfrenta el país es la baja tasa de graduados anualmente, ya que no se asegura la permanencia de los jóvenes en los sistemas educativos, y un factor determinante del bienestar de las personas es el nivel educativo ya que sólo contar con secundaria completa ofrece otro “status” a las personas.

Vargas también comentó que la mala educación en los niveles primarios hace que quienes logren completar sus estudios medios se encuentren en desventaja cuando entren a las universidades.

La trampa del sistema educativo, según lo explicó Vargas, tiene que ver con dos factores, el primero está relacionado con la permanencia y los pocos incentivos con los que se encuentra la población joven para seguir estudiando; y el otro factor es la baja calidad del aprendizaje.

La investigación apunta a que muchas personas jóvenes no pueden terminar su proceso de formación por la necesidad de comenzar a trabajar a edades tempranas, debido a que la familia necesita de estos ingresos y no pueden continuar costeando la educación de sus hijos.

También se señala la baja calidad de la educación en cuanto a un segundo idioma, desarrollo de habilidades blandas y comprensión de lectura. Como consecuencia, muchas personas jóvenes no logran ser lo suficientemente competitivas a nivel laboral.

La población más joven en el rango del estudio (de 15 a 24 años) presenta en su mayoría deseos de trabajar y no de seguir estudiando, sin embargo su escasa formación académica tampoco les permite conseguir empleo con éxito.

Vargas señaló que esta crisis estructural que posee el sistema educativo es causada por la falta de cercanía y conocimiento del contexto real al que se enfrentan día a día los niños y jóvenes en las escuelas y colegios, lo cual resulta en la formulación de políticas limitadas que no son eficientes a la hora de garantizar la permanencia y finalización de la educación.

 

La nueva generación perdida

El estudio realizado por el Colegio de Ciencias Económicas de Costa Rica también hace un análisis de las implicaciones tanto a corto como a largo plazo de la alta tasa de desempleo y pobreza en los jóvenes. Por ejemplo, actualmente hay una disminución de las oportunidades para acceder a una vivienda por parte de jefaturas de hogar que se encuentran en manos de personas jóvenes.

Dentro de las consecuencias a largo plazo, se indica que más de un tercio de los jóvenes no cotizan por un seguro. El investigador Vargas explicó que, en primera instancia, esto es un riesgo para las personas en sí, ya que para su vejez no cuentan con un ahorro garantizado. A la vez, genera un riesgo enorme sobre los sistemas de pensiones, debido a que quienes actualmente se encuentran retirando sus inversiones podrían verse perjudicados al no existir una nueva inversión constante por parte de los jóvenes.

Asimismo, esta situación compromete las finanzas públicas, debido a que se habla de un sector de la población que no cuenta con ingresos, que no cotiza, que pierde poder adquisitivo y que muchas veces no tienen la posibilidad de tributar.



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