Editora: Mariana Rivera Ramírez.
¿Cuáles son los discos que marcaron la historia musical costarricense en años anteriores? A partir de esa interrogante Fabrizio Ureña y Alberto Zúñiga recopilaron 101 discos indispensables de la música costarricense en un libro.
Cuando Fabrizio Ureña, coleccionista musical, experimentó la necesidad de dejar plasmado en un texto las obras más relevantes de la música nacional, no se enfocó necesariamente en cuáles fueron los discos de mayor calidad, sino en aquellos que marcaron un antes y un después en la historia musical y trascendieron a lo largo de las diferentes épocas.
Inspirado en el libro 1001 discos que hay que escuchar antes de morir, que revisa la discografía mundial más relevante, decidió replicar la idea pero con un número más modesto de discos y delimitado a creaciones costarricenses. Para esto, convocó a Alberto Zuñiga (comunicador, productor radiofónico y ex programador de Radio U), quien se dispuso a apoyar a Ureña en el rescate de estas memorias.
Ambos comenzaron la recopilación, pero notaron que su visión era un poco sesgada y limitada, por lo que ampliaron su equipo con Fo León, Alex Quirós. María Clara Vargas Cullel, Freddy Mora, Víctor Fernández y Víctor Mora, lo que ayudó a que la selección fuera más democratizada e imparcial. Evelyn Ugalde estuvo a cargo de la edición de la obra.
La compilación abarca obras desde 1960 hasta el 2010 e incluye géneros desde el bolero hasta el metal, pasando por el jazz, la balada, la salsa, el reggae, el rock progresivo, el calypso y la nueva canción.
“Uno de los mayores retos es que fuera una propuesta multigénero y que tuviera coherencia. Lograr juntar en una investigación géneros musicales tan diversos era complicado y nos enfocamos en ¿qué consideramos más relevante de cada género?” comentó Ureña a Radio Universidad, sobre el proceso de selección.
El libro también buscar reconocer el papel de los estudios de grabación y de distribución en el país, espacios fundamentales en la historia de la evolución musical y en la labor de búsqueda y recuperación de documentos musicales, así como el rol de los coleccionistas, cuyo trabajo contribuye a que no se pierdan en el tiempo estas memorias musicales que son clave en la identidad nacional.
Trayendo a la memoria 101 joyas musicales
Desde el disco número uno, álbum de bolero de 1960 en el que Rafa Pérez interpreta las legendarias composiciones de Ricardo Mora, la persona lectora podrá ir descubriendo obras trascendentales que quizá estaban un poco olvidadas e incluso, son desconocidas por muchos.
Dentro de estas joyas musicales se halla el primer disco de jazz latino de la historia musical costarricense en LP: Rumbup de Vernor “El Pibe” Hine, con la colaboración de músicos panameños y costarricenses.
Unos años después, en 1966, cuando se consolidó un movimiento de rock que se denominó el A Go Go, surgió el primer LP de rock nacional de la banda los Thunder Boys: Volando A Go Go. Esto evidencia que ya desde mediados de los 60 se estaba consolidando un movimiento de rock en Costa Rica.
También se pueden encontrar documentos fundamentales como el primer disco de Adrián Goizueta y el Grupo Experimental; el primer disco de rock progresivo en el país del grupo Shenuk; y el disco Compadre, un disco emblemático de Álvaro Fernández.
La producción de la compositora que sobresalió en París y llegó a competir en las listas de radio con The Beatles: Julia Cortés y el trío los Machucambos,; El grupo Cantares con su disco La mascarada de Pedro Arias (1982) y el trascendental álbum Rock (1987) de Café con leche, que logró tomar un lugar en la escena de los 80s, época en que el chiqui-chiqui ensombrecía el resto de los géneros musicales, forman parte también de estos documentos musicales a partir de los cuales surgió una nueva generación de músicos y compositores.
Alberto Zuñiga, a través de la investigación, concluye:
“En nuestro país hay una producción y una diversidad musical impresionante y eso es resultado de un interés por invertir en la educación y la cultura. La apreciación de las artes es algo inherente al ser costarricense y eso permite un crecimiento de los músicos, de la producción y de la creatividad que identifica a Costa Rica.”
El libro se puede conseguir en la Librería de la Universidad de Costa Rica (UCR), en la Librería Francesa (Barrio Escalante) y en Subterranean Shop (Cartago).
Conozca más sobre los 101 discos indispensables de la música costarricense, repasando la entrevista que se le hizo a sus autores en el programa Pistas Sonoras: