Radios universitarias en tiempos de infodemia
Edición dedicada, como un homenaje póstumo, a la exdirectora de las Radios UCR, Sylvia Carbonell Vicente.
«Radio y emergencia»
Marina Vázquez (Investigadora mexicana y directora de Universo 94.9-Radio Universidad de Colima)
Enero 2021
La radio, ese olvidado medio clásico que tuvo una fuerte labor de compañía y entretenimiento hace un siglo, parecía que no lo necesitamos más con las novedades y ventajas que trae Internet, lo streaming, las remediaciones y mediomorfosis que han venido posteriormente.
Con la expansión de las redes sociales digitales han hecho dudar hasta a los más radiofónicos, de su utilidad. Sin embargo, cuando se va la energía eléctrica, cuando se cae la red, cuando falla el WhatsApp o bloquean el Facebook, ella está allí, al alcance de una radio de pilas y con la fuerza de una planta de luz.
Precisamente con la crisis mundial provocada por la COVID-19 muchos redescubrieron que la radio, por antena o por internet, era muy necesaria; por lo cercana e íntima, pero principalmente porque el exceso de pantallas, por estudio o teletrabajo agotan y agobian.
Se ha regresado a la escucha, a lo esencial, a lo local, para encontrar salidas y consuelos. Volvimos al hogar, volvimos a la radio para sentirnos en casa, para pensar que no ha cambiado nada, o en todo caso para estar seguros en lo privado, manteniendo el oído atento en ideas que nos ayuden a resolver.
Y es que nadie, en su ideal de mundo moderno imaginaba que nos pasaría una pandemia mundial que se prolonga y nos llena de ansiedad.
De un momento a otro las prioridades cambiaron, las agendas se volcaron, la pericia científica no resuelta se tuvo que dar en poco tiempo y seguimos en constante aprendizaje ante los acontecimientos desastrosos que ha traído la propagación del virus y que van más allá de la salud física.
La economía, la salud mental, la educación… todo ha sido trastocado por un fenómeno tan mortífero e impredecible que no se había vivido antes y que ha provocado más muertes que en la segunda guerra mundial.
Hasta ahora, nadie tiene la respuesta certera de lo que va a pasar. Lo único real es que debimos reaccionar desde donde nos correspondía y cambiar muchas cosas: empezando por tomar medidas personales de higiene y proteger a los vulnerables hasta acciones ciudadanas y sociales de convivencia y solidaridad.
Todo eso lo debimos asumir, pero también comunicar clara y directamente desde los medios. Partiendo de lo mundial a lo local y viceversa y en ese camino, para llegar a muchos, a todos los estratos sociales con la magia y potencia de la radio.
Precisamente para dar testimonio de esa reacción urgente, de ese plan no incluido en el manual de crisis de ninguna universidad, se escribió este libro que es sin duda, una memoria que da evidencia de la relevancia y pertinencia de la radio universitaria en tiempos de emergencia.
A través de 19 capítulos, diferentes actores, directore/as e investigadore/as dan cuenta de las acciones particulares que se fueron haciendo en los primeros meses de la pandemia, en la mayoría de países que conforman la RIU.
Respuestas que atendieron de acuerdo a tiempos, capacidad y criterios; de todos los esfuerzos que se dieron sin tener un guion de acción concreto, porque todos estábamos rebasados.
Las mujeres y hombres que solían pasar muchas horas de su día a día seguramente en la estación de radio, ahora conocieron el teletrabajo forzado y todos dieron su mejor esfuerzo a pesar de las carencias.
Haciendo un breve resumen de las coincidencias, encontramos que muchas de estas radios universitarias hicieron pausa total o emitieron con los mínimos de programación durante algunos días, en lo que se recibían instrucciones institucionales y de las autoridades gubernamentales; pero de inmediato se comenzó a idear la mejor forma de apoyar en la titánica labor.
Los autores mencionan cómo fue relevante hacer equipo con todos los medios universitarios, con las redes nacionales e internacionales, sumar esfuerzos, optimizar recursos humanos, adaptar equipos técnicos desde casa, capacitar en el tratamiento de información, crear manuales, homologar criterios informativos para evitar la infodemia.
Por medio de programas o podcast especializados en el tema fueron partícipes del trabajo colaborativo e interdisciplinario, a distancia y recurriendo a la fortaleza de contar con investigadores y científicos universitarios para informar y crear campañas para ayudar en la promoción no solo de las medidas de higiene sino de la violencia machista en entornos virtuales o la violencia de genero al interior de los hogares.
Las radios universitarias se propusieron también evitar desinformar; ir más allá del conteo de muertos para brindar un buen servicio tanto dentro de su comunidad como para la sociedad; propiciar la reflexión y concientizar a través de la verificación de datos. Otros optaron por motivar la alegría con espacios musicales o concursos de microrrelatos.
La mayoría contó con jóvenes dispuestos a participar en lo que mejor podían hacer: desde búsqueda de información; gestión de redes sociales para propiciar mayor cercanía con las audiencias, hasta originales producciones usando software libre y recursos creativos. Otra gran acción, que manifiesta reflexivamente uno de los artículos es que se buscó reducir el miedo a pesar de sentirlo “contribuir al mantenimiento de la calma y colaborar con el procesamiento gradual de las ansiedades que la situación despierta” (Galli, 2020); loable tarea que sólo una radio sin compromisos comerciales puede propiciar, la radio universitaria, con su vocación social y humanista.