Algunos de ellos aseguran que los agredieron hasta sangrar. Seguridad dice tener conocimiento de los hechos y estar colaborando con OIJ en la investigación.
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“Me tenían en el suelo y yo estaba sangrando mucho en la cabeza. Ellos se reían y me echaban alcohol. Decían que era agua. Andaban alcohol. Yo les decía: ‘Ya no me sigan golpeando. Ya me tienen feo. ¿No ve? Estoy a pura sangre’”.
Quien narra este ataque es Andrés, un vecino de la comunidad de Nosara, en Guanacaste, que asegura haber sido víctima de agresiones y robo por parte de policías.
Como él, Marcos, Jonathan y Mauricio, narraron a Interferencia de Radioemisoras UCR que también sufrieron este tipo de ataques. Tres de ellos fueron golpeados y a otro lo agredieron verbalmente.
Según sus testimonios, las agresiones fueron cometidas por oficiales del Ministerio de Seguridad, específicamente del Grupo de Apoyo Operativo (GAO) y de Operaciones Tácticas Motorizadas (conocidos como Linces). También habrían participado oficiales de la Policía de Tránsito.
Aparentemente, los hechos ocurrieron entre el 26 y el 28 de agosto, en distintos puntos de Nosara.
Los nombres de las víctimas fueron cambiados para esta publicación debido a su temor a represalias. Al menos dos de ellos interpusieron denuncias en el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y otro alertó al servicio de emergencia 911. Ellos aseguran que en total les robaron más de $3.000.
Los relatos coinciden en la forma en la que fueron intervenidos por los oficiales. Al parecer, a los que viajaban en moto los empujaron para bajarlos y a quienes iban en carros les obligaron a bajarse.
Después, supuestamente, los oficiales despojaron a las víctimas de sus billeteras y teléfonos celulares. Luego les devolvieron las pertenencias pero en las billeteras faltaba dinero.
Los grupos de oficiales son de entre 8 a 12 personas, según los relatos. En dos casos, las víctimas mencionaron que todo el grupo era dirigido por una persona a la que llevaba el apellido Chinchilla inscrito en el uniforme.
Ante consulta de Interferencia, la oficina de prensa del Ministerio de Seguridad informó de que la entidad tenía conocimiento de algunas de estas denuncias. Añadió que la Fuerza Pública de Guanacaste ha acompañado a algunas de las personas que denunciaron.
“Estamos brindando toda la colaboración al OIJ para que se determine la verdad real de los hechos. En razón de que se mantiene en investigación no se puede dar más detalles”, informó el Ministerio.
Robo de salario y dinero para comida
Según el relato de Andrés, él se encontraba camino al supermercado el viernes 28 de agosto, a eso de las 6 p. m., cuando unos policías lo abordaron y le patearon la motocicleta. Producto de ese ataque, cayó al suelo y sufrió fuertes golpes en la cabeza y las piernas, pero además, los oficiales lo siguieron pateando mientras él estaba en el piso, contó.
Aseguró que también le arrebataron su billetera y le quitaron ¢50.000. Cuando él le hizo saber a los oficiales que le hacía falta el dinero y que les iba a denunciar, ellos le devolvieron el dinero, pero le advirtieron que entonces tendrían que hacerle una multa. Bajo esa amenaza, Andrés entregó nuevamente la plata, según narró.
“Yo iba a comprar la comidita al súper, pero di, me quitaron la plata cuando iba de camino”, expresó Andrés.
El caso de Marcos es similar. Él narró que iba camino a su casa después de recibir el dinero de su salario, el sábado cerca de las 6:40 p. m., cuando los oficiales le dijeron que se detuviera por lo que frenó unos 100 metros después de donde le hicieron la señal de parada.
“Freno, a lo que viene la GAO y vienen dos motorizados y me tiran al piso. Uno me pone la rodilla encima de mi rodilla y no me deja moverme”, relató Marcos.
Recordó que en el sitio estaban unos 10 oficiales de la GAO, dos motorizados y uno de Tránsito. Algunos se encargaban de distraerlo, mientras otros se llevaban su motocicleta y otros revisaban su billetera con sus documentos, según su testimonio.
“Los policías me tiran mis documentos al piso, me dicen ‘guarda todo, se queda sin luz y se devuelve a pata’. No había caminado ni 100 metros, cuando reviso mis documentos y me doy cuenta que habían sacado todo mi dinero”, explicó la víctima.
A Marcos le extrajeron $3.000 de su billetera, que correspondían a todo su salario. Según él, en cuestión de 30 segundos le dieron sus documentos y ya todos los oficiales habían desaparecido, como si escaparan del lugar.
Los dos casos anteriores se asemejan a lo vivido por Mauricio, quien afirmó que los oficiales no participaban de un operativo ni un retén, sino que solo iban por la calle.
Mauricio indicó que a él no lo agredieron físicamente, sino verbalmente, y que incluso ofendieron a su esposa por teléfono. La situación ocurrió el viernes 27 de agosto, cerca de la medianoche.
“Desde que me pararon me dijeron: ‘bájese de esa moto, hijueputa’. Y ya después me requisaron y me pidieron la clave del teléfono”, relató.
Contó que mientras los oficiales tenían su teléfono, su esposa lo llamó varias veces, por lo que en una de las llamadas los oficiales contestaron el teléfono sin su autorización.
“Le dijeron que ya los tenía hartos con tanta llamadera, que era una intensa, que dónde estaba para ir a recogerla y un poco de cosas más. No me dejaban hablar nada, decirles nada, porque apenas quería hablar algo, me amenazaban”, declaró Mauricio.
Mencionó que le robaron ¢20.000 que tenía en su billetera.
El último caso es el de Jonathan. En esta ocasión, los oficiales sí estaban en un operativo, de acuerdo con el testimonio del afectado.
Jonathan comentó que padece de una condición de salud que hace que sus manos tiemblen y que los policías empezaron a preguntarle si estaba asustado.
“Me agarraron de la camisa y me hicieron sacado del carro. Se rieron de que me temblaban las manos”, contó.
“Yo saco mi billetera y la dejo en un lugar visible. La billetera se extravía y un oficial se toma el gusto de tomar un cigarro mío y fumar al frente mío”, relató
Tanto Jonathan como Marcos recordaron que los oficiales estaban cubiertos de pies a cabeza, por lo que eran irreconocibles. Según ellos, los agentes usaban pasamontañas o andaban con mascarilla y gorro, dejando al descubierto solamente los ojos.
A Jonathan le robaron $250 de su billetera. Aseguró que, cuando se mostró disgustado, los policías lo golpearon en la cabeza, en el pecho y en las costillas, además de amenazarlo con un arma eléctrica.
“Me golpearon muy fuerte en la cabeza. Yo llegué a mi casa y me metí un aplicador, cuando me dejaron ir, y tenía sangre”, dijo.
Todos los relatos coinciden en que las situaciones ocurrieron en sitios oscuros y de poco tránsito.
Los relatos coinciden en que las situaciones ocurrieron en sitios oscuros y de poco tránsito.
“A una muchacha (que iba pasando) yo le pegué un grito y fue cuando ellos ahí me dijeron que me fuera… Porque antes de que ella llegara yo estaba solo ahí, me tenían solo. Cuando yo le pegué el grito a ella, ellos me dejaron ir. Me dicen: váyase, pero se va para su casa ya”, narró.