“El Monaguillo, el Cura y el Jardinero”: cuando el cine se convierte en lucha y testimonio sobre abuso sexual

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Jimena Rojas Rojas
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El documental costarricense El Monaguillo, el Cura y el Jardinero, expone una de las historias de denuncia de abuso sexual infantil en el seno de la Iglesia Católica en Costa Rica. Dirigida por Juan Manuel Fernández, es una obra que decide documentar las vivencias de Anthony Venegas y Josué Alvarado, protagonistas del documental y denunciantes del caso contra el exsacerdote Mauricio Víquez, condenado por abuso sexual.

La urgencia de documentar

Juan Manuel Fernández, cineasta y comunicador, relató que su interés por documentar esta historia nació tras ver una noticia sobre las denuncias presentadas por las víctimas. Esto originó su interés por el caso que lo llevó a empezar con el proyecto de El Monaguillo, el cura y el jardinero.

«No sabíamos nada de lo que iba a suceder, pero sabíamos que terminara como terminara, igual iba a ayudar a generar conciencia», Juan Manuel Fernández, director.

El primer día de rodaje fue un momento histórico y de urgencia para documentar. Fue en Casa Presidencial, durante la firma de la ley 9685, Ley de Derecho al Tiempo, la cual reforma el Código Penal para extender el plazo de prescripción de los delitos sexuales contra personas menores de edad.

De la denuncia pública a la reconstrucción personal

Anthony Venegas, activista, denunciante y protagonista del documental El Monaguillo, el cura y el jardinero, relata que ingresó al proyecto cuando también estaba dentro de una lucha contra la institución de la iglesia católica, buscando hacer cambios sistemáticos y normativos, y dando luz a esta problemática. Entrar en el proceso fue una oportunidad para documentar la lucha, pero también para continuarla.

En el proceso de grabación comprendió que no estaba hablando únicamente por sí mismo, sino por muchas personas que necesitaban ver esa lucha. Comentó que ser parte del documental fue también asumir el proceso de sanar públicamente.

«Definitivamente atreverse a enfrentar sus propios traumas y su dolor no es algo fácil, pero tener que hacerlo públicamente […] me ha construido en otra persona», Anthony Venegas, denunciante y protagonista del documental.

Venegas comenta cómo el poder enfrentar una situación que le afectaba tanto, y ver su efecto positivo inspirando o brindando herramientas a otras personas que se encuentran en situaciones de este tipo, le brinda motivación para continuar comprometido con la lucha por los derechos de los niños y adolescentes abusados sexualmente.

El documental recoge momentos vitales, como el viaje a México en busca del agresor fugitivo, los avances judiciales, las sesiones parlamentarias y emociones privadas. Este viaje a México les permitió estar en vivo haciendo la búsqueda y la lucha desde donde pudiesen. Y cuando ya estaban a punto de volver, fue cuando les dieron la noticia de que se había atrapado a Mauricio, recordó el director.

Durante los años de grabación, Anthony vivió lo que definió como “una de las misiones más difíciles que jamás había imaginado”, pero también el nacimiento de un compromiso duradero con los derechos de los niños y adolescentes.

«Ver la reacción de la gente, el recibimiento de la sociedad ante esta película me confirma que valió la pena ese esfuerzo y ese sacrificio emocional», Anthony Venegas, denunciante y protagonista del documental.

Una vez iniciado el proceso de grabación, se les unió Josué Alvarado, también denunciante y protagonista del documental. El habló sobre el peso emocional y el estigma que implica compartir su historia. Su participación surgió desde la necesidad de visibilizar el daño y crear conciencia en otras víctimas, familias y sociedad.

«Mi llamado es: pongámosle más atención a nuestros jóvenes, a nuestros niños. […] Un niño no cambia de la noche a la mañana, no se vuelve rebelde de la noche a la mañana», Josué Alvarado, denunciante y protagonista del documental.

Ambos protagonistas insisten en que esta película es más que una denuncia: es un instrumento de sanación, inspiración y prevención.

De Costa Rica al mundo: una historia que no es solo nuestra

Aunque el caso tiene lugar en Costa Rica, el documental insiste en que el problema del abuso clerical es universal. Karina Blanco, productora mexicana del filme, señaló que es una vergüenza regional que debe enfrentarse con responsabilidad colectiva.

 

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“Queremos que la película retumbe, que retumbe en la conciencia, que levante la voz”, afirmó Blanco, para enfatizar en la importancia de motivar la acción colectiva y buscar cambios sistemáticos.

El Monaguillo, el Cura y el Jardinero no es una obra terminada con los créditos finales. Es un proyecto vivo, que sigue viajando y generando diálogo.

Para escuchar la entrevista completa, acceda al siguiente enlace:

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