La cineasta Alexandra Latishev vuelve a la pantalla grande con Delirio, una película que explora las profundidades de la violencia familiar y los fantasmas que se heredan. Con un enfoque minimalista y asfixiante, la cinta nos sumerge en una casa rural, donde se tejen las relaciones entre la abuela, su hija, su nieta y, tal vez, alguien más…
La casa: cuerpo, delirio y encierro
Latishev es hija de madre tica y padre ruso, por lo que lleva consigo una mirada intercultural que enriquece cada uno de sus proyectos. Anteriormente, dirigió el largometraje Medea (2017) y hoy, después de años de arduo trabajo y una pandemia que puso en jaque al mundo entero, llega la película Delirio (2024). Esta vez, la cineasta apuesta por una historia de horror gótico por medio de una atmósfera densa y opresiva.
“Siempre tengo muy presente los elementos de la novela gótica, porque antes de que existiera el cine de terror, existía la novela gótica. Siempre son personajes aislados, la casa es un elemento narrativo importante”, explica la directora a Marvin Coto, quien le realizó una entrevista para el programa Pistas Sonoras.
La casa suele ser un elemento recurrente en libros y películas. Para efectos de la narrativa, Alexandra emprendió una búsqueda de sitios que se adecuaran a sus necesidades cinematográficas.
«La casa también es como un cuerpo, el que habitan mis personajes y el que cuidan de que no sea de alguna manera como invadido», comenta Latishev sobre la elección de esta locación icónica, que evoca un pasado familiar y crea un ambiente sofocante.
Así fue como halló una casa rural turquesa, un espacio que, en el transcurso de la trama, se convierte en un personaje más de la película.
«Queríamos una casa que estuviera como abandonada, que haya sido habitada en otra época. Y llegamos, por pura coincidencia, a esta casa en Frailes, de Desamparados, una zona muy particular, montañosa y hermosísima», detalla la directora.
Delirio: decisiones, reglas y encuentros
La película se caracteriza por su economía narrativa y una serie de dogmas o reglas que la transforman en una cuidadosa puesta en escena. Latishev y el director de fotografía, Esteban Chinchilla, decidieron limitar el movimiento de cámara, creando un ambiente claustrofóbico que refleja el estado mental de los personajes.
«Siempre ellas están de alguna manera enmarcadas, encerradas, rodeadas como de estructura, y porque yo quería como que de alguna manera estos cuerpos se fusionaran como con la arquitectura un poco”, comenta Latishev sobre la decisión de utilizar los marcos de las puertas y las líneas arquitectónicas para componer los planos.
El elenco está conformado por Liliana Biamonte, quien vuelve a trabajar con Latishev tras su participación en Medea (2017), y la niña Elena Calderón, quien debuta en el cine con un papel que la posiciona como una promesa del cine costarricense.
Latishev menciona que Elena nunca había actuad, la joven es de la zona de Los Santos y es bastante gótica en su personalidad.
«Además, ella también tiene como cierta descendencia rusa, y hay algo muy loco, porque al inicio nosotros empezamos a buscar niñas, digamos, ticas, pero algo pasaba que yo decía, no sé qué es, pero ninguna de estas niñas tiene como eso, y empecé a decirle entonces a mi directora de casting, Kim, sé que esto es una locura absoluta, pero busquemos niñas mitad rusas. Y cuando yo empecé a castear a estas niñas, yo dije, ¡ay! es que no es una película, es que hay algo cultural, es que de verdad la cultura es como algo que no se puede actuar», expresa Alexandra.
Mujeres en casa: el eco del delirio
Delirio no solo explora el horror psicológico, sino que también aborda el tema de la violencia de género. La directora busca enfocarse en las secuelas que dejan estos traumas, pero no en la agresión en sí, sino en sus implicaciones.
«Me interesaba, porque claro lo que a mí me había afectado a lo largo de toda la vida, digamos, había muchos acontecimientos o agresiones que quizás habían vivido mujeres de mi familia, de los cuales yo no había presenciado, no había sido parte, pero yo viví las secuelas de esa vara como si fueran propias. Y yo, además, esos fantasmas, los fantasmas y los miedos se heredan también, se aprenden, se enseñan».
De este modo, los personajes femeninos de Delirio son el eco del encierro que viven las mujeres.
Latishev afirma que la decisión de trabajar con una casa rural como espacio principal, utilizando pocos personajes y creando un ambiente de claustrofobia, no solo le permitió explorar el horror psicológico, sino que también le permitió ahondar en la experiencia emocional de las mujeres que enfrentan encierro y violencia familiar. Al fin de cuentas, para ella es vital “crear una voz propia” y entender que “nuestras primeras películas son nuestros primeros espejos”.
Delirio, una película que desafía las convenciones del cine costarricense, invita al espectador a una reflexión profunda sobre los fantasmas que habitan nuestras familias y las consecuencias de la violencia de género en la vida de las mujeres. El largometraje se encuentra actualmente en cartelera en cines nacionales. Te animamos a adquirir tus entradas y disfrutar de esta envolvente producción cinematográfica
Además, ya podés ver la entrevista que realizó nuestro productor de Pistas Sonoras, Marvin Coto, a la cineasta Alexandra Latishev.