En los últimos meses se frenó el descenso de la aprobación al gobierno pese al deterioro señalados en seguridad, educación, corrupción y agua; la mitad de la población da respaldo personalista en un entorno político que da señales de polarización.
El presidente Rodrigo Chaves llega este miércoles al punto medio de su mandato en el poder presidencial habiendo logrado detener la caída en la aprobación popular y con señales de favorecerse por el apoyo incondicional que le han brindado distintos grupos de la población, aunque no todos avalen las políticas que impulsa o sus resultados hasta ahora.
Un 50% de aprobación a la gestión del gobierno y un 54% al trabajo específico del presidente Chaves registró en la primera semana de mayo una encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica, a pocos días del 8 de mayo en que se cumplen los dos primeros años del cuatrienio presidencial.
A pesar de numerosos incidentes en apariencia desfavorables en meses recientes, el apoyo al gobierno y a Chaves detuvo la caída que registró desde el 2022 hasta septiembre del 2023 e incluso tuvo un leve repunte de tres puntos, una cuota que equivale al margen de error de los estudios de opinión que realiza el CIEP-UCR.
Del otro lado, el rechazo al desempeño del gobierno y de Chaves lo emite un 25% y un 27% respectivamente, según la encuesta realizada entre el 29 de abril y el 6 de mayo, con entrevistas a 1.000 personas por teléfono celular.
La conservación de ese apoyo popular de prácticamente medio país persiste a pesar de salidas trascendentales en el Gabinete con fuertes cuestionamientos éticos y legales, diversos cuestionamientos por aparente corrupción, fracasos en el cumplimiento de promesas, crisis de abastecimiento de agua potable y una incesante escalada de asesinatos, además de la divulgación de problemas en servicios públicos básicos como, salud y educación.
Por ejemplo, esta misma encuesta señala que sólo 22% aprueba la gestión que sobre el agua potable ha hecho este gobierno y la mitad ha sufrido cortes del servicio; sólo 34% cree que la educación ha mejorado y un 15% ve algún progreso en materia de seguridad; y dos de cada tres costarricenses señala que ha empeorado la corrupción en el último año.
Entonces, ¿cómo Chaves conserva ese apoyo en el mismo estudio de opinión? La respuesta se encuentra en los libros de teoría y en casos de muchos otros países en estos tiempos: se llama “personalismo” e implica que el líder político es percibido de manera desproporcionada como más influyente que sus propias políticas y los resultados, que suelen depender de otras instituciones y las organizaciones.
En un escenario marcado para la polarización política, Chaves goza del apoyo de ciudadanos incondicionales, unos a quienes agrada los rasgos personales del mandatario tanto como su gestión política y otros insatisfechos ante esta última pero fieles con su respaldo al gobernante. Después otro grupo de la población oscila entre el apoyo y el rechazo porque evalúan las acciones políticas y sus resultados, mientras otro segmento de la población lo forman opositores férreos que repudian tanto a las acciones como al personaje político.
La encuesta señala hasta un 25% de costarricenses como incondicionales (“seguidores fieles”, le llama el informe), un 25% como “personalistas” (agrado con el líder, pero crítico con los resultados en salud y educación), un 16% como “evaluacionista” (no apoya a Chaves, pero sí puede avalar las políticas) y 21% como “opositor férreo”. Estas cifras han sido similares en las cuatro mediciones de CIEP-UCR desde agosto de 2023.
Entre el culto y la culpa
El informe de CIEP-UCR señala que “el fenómeno del personalismo en la política tiene dos caras: el culto y la culpa al líder”, pues cuanto mayor sea el respaldo personalista mayores son las probabilidades de un culto a su líder y menores las culpas atribuidas al mandatario. Del otro lado, entre menor respaldo personalistas crecen las culpas sobre las espaldas del político y se reduce el culto hacia él.
Así se concluyó con base en respuestas a baterías de preguntas diseñadas para medir esas dos dimensiones del personalismo. Alrededor de la mitad de la población estuvo de acuerdo con los siguientes enunciados: los errores del gobierno son de los ministros, no del presidente (47%); el gobierno no tiene responsabilidad en la crisis de seguridad porque no lo dejan hacer cosas (49%); tiene razón Chaves en hablar fuerte al Poder Judicial (57%); entre apoyar a un partido y apoyar al presidente, escojo apoyar al presidente (55%).
Del otro lado, la mitad de la población o más manifestó su desacuerdo en los siguientes enunciados: el presidente Chaves tiene razón en que las leyes se pueden dejar de lado con tal de gobernar (73%); el presidente Chaves a veces dice cosas que no son ciertas, pero por buenas razones (51%); el presidente y su gobierno no son responsables de que el costo de vida no disminuya (58%); los fallos del gobierno no son errores del presidente Chaves (50%).
Los resultados permitieron a los investigadores desarrollar dos índices, uno para el culto y otro para la culpa. Estos muestran un escenario de polarización, pero no llega aún a un nivel que los investigadores consideren alto.
“Los apoyos personalistas encuentran cabida en sociedades que atraviesan por procesos de polarización y división social, e incluso han derivado en hiperpolarización, un nivel extremo. La sociedad costarricense no está en esa condición, a pesar de que algunos indicadores muestran aumentos en la división de la sociedad. Los distintos intentos por radicalizar a la ciudadanía aún no han deparado esos resultados”, dice el informe, aunque de inmediato hace un señalamiento clave: el planteamiento de Rodrigo Chaves de convocar a un referendo multitemático puede interpretarse como un nuevo intento por polarizar a la ciudadanía.
El estudio se refiere a la propuesta que mencionó Chaves el 2 de mayo en su discurso ante la Asamblea Legislativa, de ir hacia un referendo sobre proyectos aún indeterminados, con el objetivo de bordear a la mayoría opositora de diputados.
En un análisis por características muestra que el “culto” proviene más de habitantes de Limón y Puntarenas, adultos de entre 35 y 54 años, masculinos y con educación secundaria o inferior. Por el contrario, “las culpas” las atribuyen más las personas con educación secundaria, mujeres, habitantes del Valle Central y menores de 34 años.
En otra pregunta del estudio se preguntó la satisfacción o insatisfacción de las expectativas que se tenían al inicio del gobierno y un 55% dijo que ha sido mejor de lo esperado, mientras 30% señaló que ha sido peor y un 15% dijo que no ha cambiado.
En la opinión sobre los problemas principales del país no hubo mayores cambios, salvo por que ahora aparece en tercer lugar la “mala gestión del gobierno” (lo dice 10,2% de encuestados), que sacó se esa casilla a “corrupción”, ahora en cuarto puesto con sólo una décima de diferencia.
En primer lugar de las preocupaciones de la población sigue por amplia mayoría la inseguridad o delincuencia (42% de los señalamientos) y en segundo el costo de la vida o situación económica (11%), a pesar de la insistencia de Chaves en apuntar a una mejoría de la economía en esta administración.
La confianza en que este gobierno pueda dar solución a esos problemas cayó más. En septiembre 18% decía tener “mucha” confianza y 22% alguna, pero ahora esos rubros pasaron a 9,2% y 18,2% respectivamente. Los que dicen tener poca o ninguna confianza ahora superan el 72,6%, el porcentaje más alto desde que Chaves tomó el poder en 2022.
La mitad de la población reportó cortes de agua entre marzo y abril, y 48% reprueba manejo que ha hecho el Gobierno
“Se fue el agua” es una frase ahora común entre los costarricenses, según la encuesta reciente del CIEP-UCR donde se observa que un 49% de la población reportó cortes del servicio básico entre el mes de marzo y abril.
Las interrupciones del servicio fueron mayores en provincia San José, donde 65% de los encuestados dijo haber sufrido los cortes, seguida de Puntarenas (56%) y Guanacaste (50%). La provincia menos afectada fue Alajuela, donde el 33% de sus habitantes respondieron que los afectó la interrupción del servicio.
CIEP-UCR decidió preguntar sobre el agua por considerar que es un servicio crítico para la salud, el desarrollo y la vida cotidiana de la población, pero que ha estado sujeto a situaciones como el déficit hídrico, fuentes bajo riesgo, problemas de distribución por infraestructura deficiente y además de contaminación como la que sufrieron en febrero los cantones josefinos Moravia, Tibás y Goicoechea, además de Turrialba. También se han presentado protestas de vecinos de distritos del cantón central San José, de Coronado y reportes de vecindarios de Montes de Oca.
A la pregunta sobre efectos de los cortes de agua, el 26% dijo haber tenido que dejar de lado actividades por falta del líquido y un 18% indicó que decidió no beberla por sospechas de contaminación ante un mal olor, sabor o color. Incluso uno de cada 10 reportó que sufrió problemas de salud o conoció en la comunidad a alguien que los padeció.
Al contestar si evalúa mal o bien el servicio de agua en la comunidad, 73% respondió de manera positiva y 16% en negativo, pero el criterio sobre el manejo gubernamental es más severo: 49% desaprueba la gestión del Gobierno sobre el servicio de agua potable, 13% dice que ha sido regular y sólo 22% dijo que ha sido bueno.
En meses recientes el presidente Rodrigo Chaves sustituyó al presidente ejecutivo de Acueductos y Alcantarillados (AyA) y ha reconocido problemas en el servicio del agua, aunque también el Gobierno decidió judicializar una protesta de vecinos de Hatillo.
“Tenemos problemas enormes en abastecimiento de agua, pese ser un país lluvioso”, dijo Chaves en su discurso del 2 de mayo, aunque ha culpado más a los mandos medios del AyA y asegura que su gobierno ha intentado hacerlo bien.