Cambiemos la mentalidad de la “dieta” por alimentación intuitiva

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Ariana Rauda Campos
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¿Cómo crear una relación gentil con los alimentos y dejar atrás todo lo que conlleva el término dieta? 

 ¿Tiene pensado hacer un cambio en su alimentación ahora que iniciamos el año? ¿Este plan marca algunos alimentos como “malos”? Si es así, quizás deba reconsiderar el tipo de alimentación a la que someterá a su cuerpo.  

«El 97% de las dietas restrictivas no clínicas no funcionan a largo plazo» – Viviana Rodríguez, nutricionista.

 La idea de dieta es comúnmente asociada a una restricción. Sin embargo, se debe considerar que la alimentación que tenemos y la falta de elementos dentro de ella puede tener consecuencias físicas, mentales y sociales.  Los alimentos cumplen una función mucho más allá, no solo a nivel de energía sino también a nivel mental, social, cultural, con la pertenencia a dónde vivimos”, explica nutricionista, Viviana Rodríguez. 

Por eso si busca mejorar la manera en que se alimenta este 2025, el primer paso es escuchar a su cuerpo. Dentro de esta idea entra lo que se conoce como alimentación intuitiva. Este es un enfoque de alimentación que busca restablecer la conexión que todos y todas tenemos con nuestro cuerpo y el por qué evitar las dietas restrictivas. 

La alimentación intuitiva es un modelo inventado por Evelyn Tribole y Elyse Reschen en 1995. Esta se guía por los siguientes principios: 

  1. Rechace la mentalidad de la dieta.
  2. Honre su hambre.  
  3. Haga las paces con la comida. 
  4. Rete a la policía de los alimentos. 
  5. Sienta su nivel de saciedad.  
  6. Descubra el factor de satisfacción.  
  7. Enfrente sus emociones con amabilidad.  
  8. Respete su cuerpo. 
  9. Manténgase en movimiento, sienta la diferencia. 
  10. Honre su salud con nutrición compasiva.

Este modelo busca dejar de limitar al cuerpo y le permite obtener los nutrientes que necesita. Nuestro sistema entiende las necesidades energéticas que posee aunque la cultura de la dieta nos haya dicho lo contrario. 

El cuerpo cuando sabe que tiene permiso incondicional para comer va a activar justamente estas señales de hambre y saciedad”, señaló la nutricionista e integrante del colectivo Nutrición Sin Opresión, Fernanda Pizarro. 

La alimentación intuitiva es no estar al pendiente de la ausencia o presencia de ciertas comidas “buenas” o “malas”, ya que la dieta adecuada para una persona es algo propio de ella y está asociado con su contexto. Por otro lado, la mentalidad de dieta nos dice que sin importar todas las diferencias [entre las personas] nuestra alimentación tiene que ser igual y tiene que verse igual para todos”, explica Fernanda Pizarro. 

La cultura de la dieta, la cual propone las dietas restrictivas, es un ideario aprendido a lo largo de nuestra vida y por ello se puede desaprender. La idea es “desprogramar la mentalidad de que es la última oportunidad [de comer], de que es nuestra última cena”, menciona Pizarro. 

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Las restricciones en la alimentación pueden llegar dañar la relación de las personas con la comida.

OJO CON LAS RESTRICCIONES

Una dieta, de acuerdo con la Real Academia Española, es un “régimen que se manda observar a los enfermos o convalecientes en el comer y beber, y por extensión, esta comida y bebida”. Este concepto se aplica en las dietas restrictivas clínicas, necesarias para personas con patologías específicas. 

Por otro lado, para la Escuela de Nutrición una dieta es la alimentación que se ingiere durante el día. A nivel coloquial esta es una práctica común (que se propone especialmente dentro de los propósitos de año nuevo), la cual se ha convertido en una mentalidad que posee un sistema de creencias a su alrededor. 

La mentalidad de dieta, lo que nos dice o nos hace pensar, es que debemos seguir ciertas reglas para primero estar saludables y para vernos bien o de una manera que sea aceptable por la sociedad”, explica la integrante del colectivo Nutrición Sin Opresión, Viviana Rodríguez. 

No obstante, esta mentalidad tiene consecuencias. La restricción lleva a la hipervigilancia y a aislarse debido a la incapacidad de unirse a momentos sociales, por ejemplo, las comidas familiares. Se va dañando la relación con la comida, ya que “la persona va perdiendo confianza en los alimentos”, explica Rodríguez. 

El cuerpo también puede empezar a expresar la falta de energía mediante síntomas como cansancio extremo o dolor de cabeza. Además, surgen pensamientos obsesivos alrededor de los alimentos. 

Es posible desarrollar una mentalidad de blanco y negro por la motivación dentro de la restricción, es decir se etiquetan ciertas comidas como “buenas” o “malas” y por ello se dejan de consumir o se consumen en exceso.  

El restringir la comida puede llevar a un eventual atracón y a una subida de peso posterior. Lo anterior lleva a la generación de ansiedad y culpa por romper la dieta, lo que se considera un “fracaso”, llevando a la persona a empezar una nueva dieta y a sumergirse en un ciclo sin fin. 

[La cultura de la dieta] no solo está vendiendo a las personas que eso es salud, sino también que las personas son moralmente superiores por el hecho de ser delgadas” – Fernanda Pizarro, nutricionista. 

 ¿Cómo enfrentamos la mentalidad de dieta? Para ello, es importante reconocer cuáles son nuestras creencias relacionadas con la cultura de dieta.  

La respuesta está en pensar y hacer una retrospectiva de estas creencias en nuestra vida: ¿qué es lo que nos ha limitado? ¿Qué daños ha tenido? Para deconstruir y rechazar la mentalidad mientras buscamos una manera más amable con nosotros mismos y una relación gentil con los alimentos.  

Encuentre aquí la entrevista completa del programa Consúltenos sobre Nutrición 

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