Para el economista Dr. Leiner Vargas Alfaro, la economía costarricense ha mostrado un crecimiento constante en las últimas décadas, logrando posicionarse arriba del promedio de América Latina, pero este crecimiento no se ha percibido como beneficios para la población, lo cual ha generado una desconexión entre los indicadores macroeconómicos y la realidad cotidiana de los costarricenses. Es decir, aunque aumenten los ingresos, no se logra solventar los problemas de la desigualdad.
Vargas Alfaro divide a Costa Rica en tres para hablar de crecimiento económico. Por un lado, las zonas francas se han convertido en una fuente importante de ingresos para el país, las cuales se distinguen por su alta productividad y generación de empleo, pero también afectan mediante una desconexión de la economía local, limitando su impacto positivo a ciertos sectores, mientras se deja fuera a gran parte. Por otro lado, el régimen especial de zonas francas parece estar subsidiado por el régimen definitivo, dando lugar a cuestionamientos sobre la equidad y sostenibilidad del modelo económico actual que lo permite y, a pesar, de que las zonas francas representan un ingreso significativo para el país, su contribución no está suficientemente integrada con el resto de la economía nacional.
Luego, están los sectores productivos tradicionales y exportadores los cuales también están enfrentando sus dificultades estructurales. Y de tercero están las pequeñas empresas y productores locales, los cuales están marginados del desarrollo económico.
También, el economista describe el déficit fiscal que enfrenta el estado como crónico, y afirma que este se ha convertido en un problema estructural de décadas, que ha ido minando las bases de el estado social de derecho, y a su vez afectando la capacidad del gobierno para invertir en programas sociales y proyectos de desarrollo que podrían reducir la desigualdad.
La percepción de la población respecto a la economía es un reflejo de estas desigualdades y aunque los datos macroeconómicos enseñan una imagen positiva, muchas personas no sienten que este crecimiento se haga sentir en una mejora de su calidad de vida. Esta desconexión entre la percepción y la realidad económica no favorece para nada en disminuir el descontento y la desconfianza en las instituciones públicas.
Tomando en cuenta lo anterior, el modelo económico actual de Costa Rica se concentra en los intereses de sectores externos, dando la espalda a las necesidades de sectores más vulnerables, exponiendo a su vez la necesidad de un cambio hacia un modelo más inclusivo que considere las demandas de toda la población.
“Necesitamos un gobierno progresista, menos ideológico y más pragmático”, Dr. Leiner Vargas Alfaro, economista.
Con respecto a las zonas francas, es un asunto pendiente integrarlas con el resto de la economía local. Aunque estas zonas generan ingresos altos y empleos con buena remuneración, su falta de conexión con la economía local condiciona su impacto positivo en el desarrollo del país. Como respuesta a eso, un enfoque más integral podría sacar mayores beneficios de las zonas francas, propiciando que su contribución se perciba como una mejora de las condiciones de vida, afirma Vargas.
La política fiscal también juega un papel crucial en la solución de estos problemas. El déficit fiscal requiere una reforma estructural que permita al estado costarricense aumentar sus ingresos y optimizar el uso de los recursos públicos. De esta forma, se está hablando de una revisión de las exoneraciones fiscales y un fortalecimiento de los mecanismos de recaudación tributaria.
“El problema fuerte de desigualdad que tiene la Costa Rica de hoy es un problema de asignación de la riqueza”, Dr. Leiner Vargas Alfaro, economista.
Por último, para abordar la desigualdad a la hora de la distribución de los ingresos se deben diseñar políticas públicas que promuevan una mayor equidad que generen oportunidades para los sectores más desfavorecidos. Para alcanzar esto, se requiere invertir en educación, salud y programas sociales para propiciar un desarrollo más inclusivo.
Es inevitable observar que Costa Rica está enfrentando un gran desafío actual, donde requiere transformar su modelo económico para hacerlo más inclusivo.
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