¿Alguna vez ha sentido que se ahoga con sus propias expectativas? Las expectativas, de acuerdo con la Real Academia Española, son “la esperanza de realizar o conseguir algo”. Estas son necesarias para la vida aunque en algunas ocasiones resultan tan grandes que tienen efectos negativos para la mente.
“La expectativa se ha convertido en la puerta de la frustración y de la negatividad”, explica José Antonio Reig, creador de la Escuela M.I.T.O., organización de enseñanza espiritual y salud mental. Para no caer en la frustración cuando esta esperanza no llega a cumplirse o no lo hace de la manera en la que se desea es importante aprender a regular la expectativa. Para ello, se debe cambiar el cómo se percibe el proceso y el resultado de nuestro deseo.
“Lo importante va a ser que aprendamos a saborear el camino en cada momento”, declara Reig.
Cuando se establece una meta, existe todo un proceso que se realiza para procurar alcanzarla. Es usual centrarse únicamente en los resultados, sin embargo, disfrutar del camino puede hacer mucho más satisfactorio el cumplir el objetivo o puede permitir que se aprenda y mejore a través del fracaso.
No se pueden olvidar las expectativas o tratar de vivir sin ellas. Estas brindan la oportunidad de cambiar e intentar de nuevo en el futuro.
“Si nosotros no tenemos metas estamos destinados a vivir las mismas cuestiones de siempre”, dice el creador de la Escuela M.I.T.O.
Pese a que el miedo al fracaso puede ser un bloqueo para cumplir los deseos, este debe entenderse como parte de un proceso que es más provechoso disfrutar y utilizar como herramienta de aprendizaje. Incluso la negatividad se puede transformar en progreso.
Cuando algo falla quiere decir que puede hacerse de otra forma que lo mejore. Por ejemplo, si usted desea tener mejores notas y no lo consigue, debería cambiar la forma en la que estudia. “La visión negativa es el punto de mejora como seres humanos”, señala José Antonio Reig.
En ocasiones las situaciones no parecen estar bajo el control propio como cuando se llega tarde porque hay mucho tráfico. No obstante, incluso cuando se pasa por estas circunstancias el cambiar y aprender de las acciones puede marcar la diferencia. En este caso usted podría salir antes de su casa para tener más tiempo en caso de presa o lograr evadirla antes de que se forme. “Yo no puedo mejorar el tráfico pero sí que me puedo mejorar a mi respecto a eso”, dice Reig.
Debido a que el cambio se genera de acuerdo con las acciones, es importante hacerse responsable de ellas. Hay que aprender a asumir la responsabilidad de las decisiones para entender qué provocó un resultado distinto a lo esperado y por qué.
De igual forma es necesario hacer un proceso de autocomprensión y autoeducación. Hay cuestiones que requieren ser aprendidas o desaprendidas para llegar a cumplir las metas establecidas. Por ello, tómese un tiempo para “mirarse a sí misma/mismo”.
Invierta su tiempo en el proceso. Las mejoras no ocurren de forma inmediata y se requiere de paciencia para lograr objetivos. Decidir dónde pone su tiempo puede definir el camino que recorra y la satisfacción que resulte de él.
Por último recuerde valorar lo que tiene y ya ha logrado. No es una cuestión de entrar en el conformismo, sin embargo, usted ya ha tenido éxito y ha aprendido de otros procesos para estar en dónde está. No olvide el camino que ya ha recorrido mientras se esfuerza por avanzar un paso más.
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