La población adulta costarricense consume más del doble del sodio recomendado por día. Este factor incide en el desarrollo de enfermedades no transmisibles como la hipertensión arterial.
¿Cuánta sal consumimos cada día? ¿Qué relación tiene eso con nuestra salud? Según la profesional del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA), Adriana Blanco Metzler, hay que dar por hecho que estamos consumiendo más sal de la recomendada desde que somos niños y niñas. Esto puede traer consigo la posibilidad de desarrollar hipertensión arterial y otras enfermedades no transmisibles.
Todos los organismos necesitan de la sal para su funcionamiento. Este componente es necesario para el proceso de hidratación y contribuye con el equilibrio de la composición de la sangre. Sin embargo, como dice el proverbio: “todo en exceso es malo” y la sal no escapa de esto.
Un exceso de sal en la dieta puede llegar a incrementar la presión arterial, causando con el paso del tiempo, hipertensión y otras enfermedades cardiovasculares. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 1,89 millones de muertes anuales están asociadas con el consumo excesivo de sodio.
“La mayor parte de la gente va a llegar a tener presión alta al final de sus vidas. Los que ahora creen que están pura vida tienen toda la posibilidad de desarrollar presión alta con los años”, explica Blanco.
¿Pero cuál es la cantidad recomendada de sal? La OMS sugiere una ingesta inferior a 5 gramos de sal por día. Esto equivale a poco menos de una cucharadita. En el caso de los niños de 2 a 15 años, la recomendación es ajustar la dosis del adulto a la baja en función de sus necesidades energéticas.
En el caso de Costa Rica, un estudio realizado por Blanco encontró que la población adulta está consumiendo más del doble de la dosis recomendada. “Se está consumiendo 11,05 gramos en términos de sal por día, en términos de sodio son 4,42”, indica.
PÓNGALE SAZÓN, PERO CON MENOS SAL
Si bien la sal da sabor, no es lo único que usted puede ponerle a las comidas para volverlas más deliciosas. Blanco nos hace la propuesta de tratar de reducir el consumo de sal hasta en un 30% ya que está comprobado que hasta ese porcentaje de sodio no lo percibe el paladar.
Entonces cuando cocine, haga un monitoreo de cuanta sal le pone a la comida y vaya disminuyéndola poco a poco. No es quitarla del todo, sino ir probando cantidades para que la disminución sea progresiva y no se sienta en el sabor del alimento.
También hay otros consejos que puede poner en práctica:
- Coma más en casa. Así puede vigilar la cantidad de sal de sus comidas y las formas de preparación.
- Quite el salero de la mesa. Así nos evitamos la necesidad de agregar más sal.
- Juegue con las hierbas aromáticas y las especias. Estas le darán sabores diferentes a sus comidas.
- Evite condimentos artificiales y controle el consumo de salsas y aderezos ya que estos contienen aditivos de sodio.
- Dele prioridad al consumo de alimentos frescos. En vez de enlatados, compre en el mercado o en la feria del agricultor.
- Si ya del todo tiene que comprar algún vegetal enlatado, puede quitarles el agua que traen y enjuagarlos para eliminar parte del sodio agregado.
- Evite los alimentos ultraprocesados. Los snacks en bolsa y algunas barritas y panes tienen grandes cantidades de sodio.
- Revise las etiquetas nutricionales. Si el porcentaje de valor diario tiene 20% o más, es alto en ese nutriente. En ese caso, prefiera otro producto con menos sodio o evite comprarlo.
Escuche más sobre el tema en esta entrevista del programa Consúltenos sobre Nutrición. Este espacio es una coproducción con la Escuela de Nutrición de la Universidad de Costa Rica.