Dedicamos el mes de octubre a un trovador Latinoamericano, referente de la canción de protesta: Víctor Jara.
Imagen tomada de: https://victorjara.fundacionvictorjara.org/
Víctor Jara es uno de los principales símbolos de la música popular chilena. Su madre cantora popular, en su infancia lo llevaba a fiestas y funerales, en donde ella cantaba y tocaba la guitarra. Y desde muy pequeño empezó a presentar múltiples capacidades artísticas, a los 15 años, escribía poesía, cantaba y hasta había aprendido a tocar la guitarra.
El primer acercamiento de Víctor al mundo de la música fue en el coro de la Universidad de Chile, de modo que un día vio por casualidad un anuncio en el periódico sobre audiciones para ingresar al coro universitario y decidió presentarse, consiguiendo ser aceptado como tenor.
Jara basó su carrera artística en el rescate de la música popular, descubriendo el legado musical heredado por su madre, mostrando la belleza humana de la gente del campo y dándole voz a las clases más desfavorecidas de su país. Y en 1958 se inició como folclorista en el Conjunto de Canto y Danza Cuncumén, con los que realizó una gira por Europa. Él veía al folclor como el saber del pueblo, como su motor, como algo espontáneo y que le soltaba ataduras al cantar.
Víctor Jara pretendía captar la esencia del pueblo chileno en sus canciones, mostrar en su trabajo artístico el lenguaje de los más humildes y lo que sucedía a su alrededor. Su música entraña una enorme conexión con la realidad social de su tiempo, enmarcándose dentro del movimiento cultural de La Nueva Canción Chilena, que promovía el rescate de los valores de la identidad cultural nacional.
Jara afirmaba que “es una canción comprometida en el sentido que la obra y la acción del creador se identifica en los sentimientos populares”. El cantautor le asigna a su música tintes de lucha revolucionaria, asegurando que el “artista es un auténtico creador, es un hombre tan peligroso como un guerrillero, porque su poder de comunicación es mucho”. Con este mensaje logró llegar a todos los rincones de Chile dando recitales en diversas universidades, cantando en concentraciones y comunidades lejanas. Empezando a ser reconocido y querido por estudiantes, obreros y campesinos.
Víctor Jara fue un reconocido director de teatro, en 1965 recibió el “Laurel de Oro” por la mejor dirección del año, por sus obras “La Maña” y “La Remolienda”. Fue tanto su éxito como director teatral que fue invitado por el British Council de Inglaterra a pasar una temporada en las escuelas de teatro inglesas.
Jara afirmaba que él le cantaba a quienes no podían asistir a la universidad, a los que viven duramente de su trabajo, a los abusados, a todos esos que se llaman pueblo.
El gran talento del artista lo llevó a recorrer todo el continente americano, Europa y Rusia. Participó en diversos eventos musicales, tales como el Encuentro Internacional con la Juventud Vietnamita, que tuvo como sede Helsinki; y el Primer Encuentro de Música Latinoamericana, que lo posicionó como el embajador cultural del gobierno de Chile.
El cantante comentó en una de las entrevistas: “Latinoamérica quiere saber de Chile, entonces mi responsabilidad como artista es dar a conocer todo lo que aquí sucede…No quiero que se contenten con el artista solamente. Quiero que conozcan al chileno, al hombre, a mi pueblo.” … “América Latina debe ser una gran casa. La unión debe ser fuerte. Integrarnos para discutir, para ver qué vamos a hacer y cómo lo vamos a hacer.”
El cantante tuvo múltiples reconocimientos por su trayectoria artística, recibió el premio Disco de Plata y por su álbum titulado “El derecho de vivir en paz” se le otorgó el premio Laurel de Oro a mejor compositor del año.
Víctor Jara es sinónimo de lucha, valentía y uno de los máximos representantes de la música popular del país. Su música sigue vigente con interpretaciones y reediciones de diversos artistas chilenos y latinoamericanos.
https://www.youtube.com/watch?v=en8yqVxuT-U
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