Hipoxia, infecciones, taquicardia y neumonía: mitos sobre el uso de mascarillas

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Lucía Molina
- doblecheck@ucr.ac.cr

En resumen: Publicaciones en redes sociales reactivaron una serie de mitos con respecto al uso generalizado de mascarillas. Las afirmaciones son antiguas piezas de desinformación que volvieron a reflotar luego de que el Ministerio de Salud declarara como obligatorio el uso de esta protección el pasado 9 de septiembre.

Es falso que las mascarillas produzcan hipoxia, hipercapnia o neumonía. El uso de mascarillas por sí solo tampoco puede ocasionar adormecimiento de las extremidades, taquicardia, mareos o zumbidos en los oídos. Estos efectos secundarios sí podrían percibirse si se respira agitadamente a causa de la ansiedad.

Tampoco hay riesgo de infecciones bacterianas si se usa adecuadamente la mascarilla. Las bacterias acumuladas durante el día en el dispositivo son propias de quien lo porta.

La OMS reconoce varios inconvenientes posibles asociados con el uso de la mascarilla. Entre estos están: incomodidad, falsa sensación de seguridad, dificultades de comunicación, dermatitis y dolor de cabeza.

Una persona asmática, por ejemplo, podría experimentar sensación de claustrofobia o dificultades para respirar en algunos casos. ¿Cómo en cuales? Por ejemplo, cuando exprese alguna crisis alérgica mientras usa la mascarilla.

Hay consenso científico sólido en que el uso de las mascarillas es efectivo contra la transmisión de la COVID-19 cuando se usa de forma adecuada. Múltiples medios de verificación en distintos países se han valido de esta evidencia para refutar desinformaciones sobre las supuestas amenazas del uso de mascarillas.

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No producen hipoxia o hipercapnia

Varias publicaciones en redes sociales afirmaron que el uso de mascarillas impedía la salida y entrada de aire. Las publicaciones sostienen falsamente que esto provoca una deficiencia de oxígeno en la sangre (hipoxemia) y tejidos (hipoxia) y un exceso de dióxido de carbono en la sangre (hipercapnia).

Estas afirmaciones son falsas ya que las mascarillas no son 100% herméticas. Las mascarillas son usadas para evitar la expulsión de partículas pero no impiden el paso de gases como el oxígeno y el dióxido de carbono.

“Las mascarillas filtran el aire no impiden su salida, de modo que no producen falta de oxígeno” aclaró Álvaro Avilés, jefe del Servicio de Infectología del hospital México.

Tampoco es posible que el oxígeno que se obtiene del ambiente baje a un 15% (cuando lo normal es 21%) a causa de la mascarilla.  El cuerpo colapsa o incluso muere cuando la concentración de oxígeno es deficiente.

“Cuando la concentración del oxígeno baja a un 15% la eficiencia física e intelectual de una persona es significativamente reducida, si baja a un 10% la pérdida de la conciencia se produce sin previo aviso y por debajo del 8% provocaría muerte por asfixia en pocos minutos”, apuntó Roberto Arroba, quien forma parte de la Dirección de Vigilancia de la Salud del Ministerio de Salud.

Esto sucede porque cuando la cantidad de oxígeno disminuye por debajo de lo normal el cuerpo entra en crisis metabólica. Esta crisis lleva a los diferentes sistemas del cuerpo a un estado de emergencia por el consumo de sus recursos.

Estas afirmaciones han sido también verificadas por la agencia AFP, la OMS y expertos en Bélgica, Colombia, Brasil y  España (1 y 2).

… tampoco neumonía o infecciones bacterianas

La neumonía es una infección respiratoria ocasionada por el ingreso de microorganismos dañinos que se siembran en los pulmones.

No hay riesgo de neumonía ni de ningún tipo de infección si se siguen las normas básicas de higiene estipuladas para el uso de mascarillas: uso por dos horas y posterior desecho de las mascarillas desechables y el lavado diario de las reutilizables. Así lo indicó Alcibey Alvarado, exjefe del Servicio de Neumología del hospital San Juan de Dios.

Las infecciones por acumulación de bacterias son poco probables, agregó Álvaro Avilés. Las bacterias que se acumulan provienen de la propia cavidad oral y bucal de la persona que porta la mascarilla. Estas bacterias ya son toleradas por el cuerpo.

“Para que aparezcan infecciones, tendría que de alguna forma romperse el equilibrio natural, y esto supone alterar estructuralmente la región para que las bacterias dejen de ser toleradas y empiecen a hacer daño”, dijo Avilés.

Esta misma explicación fue dada por la Sociedad Española de Microbiología. La organización que considera que el uso de la mascarilla también puede prevenir el riesgo de infecciones respiratorias como la neumonía.

Por el contrario, la COVID-19 sí conlleva un riesgo de sufrir neumonía e hipoxia.

Las mascarillas son efectivas y sí, son incómodas

La OMS sostiene que las mascarillas son una medida necesaria para evitar la propagación del virus de la COVID-19 si se aplica de forma correcta y en conjunto con las medidas de distanciamiento (distanciamiento de al menos un metro y lavado de manos).

Investigaciones científicas, compiladas por la OMS, concluyeron que la COVID-19 se transmite principalmente por personas asintomáticas mediante gotículas respiratorias al toser o estornudar, cuando no se usa el equipo adecuado, y por contacto físico con otras personas.

La iniciativa británica DELVE evalúa datos y aprendizajes para epidemias virales como la COVID-19. Este proyecto también compiló evidencia científica sobre la eficacia de las mascarillas, basada en datos observacionales y modelados recolectados alrededor del mundo.

El reporte concluye que hay suficiente evidencia que respalda la eficacia de las mascarillas, incluso las de tela, en la prevención de infecciones y la transmisión de la COVID-19.

Este mismo reporte evalúa la evidencia disponible sobre las caretas de plástico. Este tipo de dispositivo es requerido por la comunidad sorda (que necesita leer labios) y las personas con enfermedades respiratorias crónicas a las que se le imposibilita el uso de una mascarilla.

Las caretas ofrecen protección para esta población pero no evita la dispersión de partículas. La investigación disponible sugiere que incluso la diferencia en el tamaño entre las personas puede disminuir su eficacia.

El Ministerio de Salud de Costa Rica contempla excepciones para estas poblaciones con dictamen médico. La OMS también identifica posibles inconvenientes en el uso de mascarillas por personas con trastornos de desarrollo, con trastornos mentales o deterioro cognoscitivo y personas con traumatismos faciales.

Incomodidades

La organización también reconoce que las mascarillas pueden ser incómodas y dificultar la comunicación. También advierte que puede dar una falsa sensación de seguridad que provoque que las personas descuiden las otras medidas requeridas para evitar contagiarse.

También hay riesgo de presentar brotes en la piel o dermatitis relacionada con el uso de la mascarilla.

Alvarado considera probable que se presenten este tipo de manifestaciones en la piel por contacto con la mascarilla ya que en nuestro país alrededor del “80% de la población es alérgica a algo”.

Adriana Suárez, coordinadora de fisiología respiratoria en el departamento de Fisiología de la Escuela de Medicina, considera que la utilidad de la mascarilla como método para prevenir el contagio de la COVID-19 supera en mucho las incomodidades que las personas suelen experimentar.

“A medida que las personas se acostumbren a su uso comenzarán a disminuir las quejas relacionadas con ellas”, agregó Suárez.

Esta fisióloga recomienda tener cuidado en la escogencia de materiales para la elaboración de mascarillas caseras. Aconseja buscar telas que permitan una adecuada transpiración para evitar consecuencias en la salud e incomodidades.

¿Las personas asmáticas están en riesgo?

Una publicación en Facebook advertía sobre los riesgos del uso de mascarilla específicamente en personas asmáticas. La usuaria asegura que la mascarilla le provocó mareos, adormecimiento de las extremidades, broncoespasmos, taquicardia y falta de oxígeno, entre otros.

El infectólogo Álvaro Avilés dijo que el asma “es una enfermedad con componentes inflamatorios, de constricción de bronquios y de sobreproducción de moco que muchas veces obedece a estados alérgicos”.

Si una persona asmática fuera alérgica a alguno de los componentes de la mascarilla podría facilitarse una crisis asmática con broncoespasmos. De lo contrario no hay riesgo en el uso de la mascarilla, aseguró Avilés.

El neumólogo Alcibey Alvarado coincide en que una persona que tiene controlada el asma puede usar la mascarilla sin ningún inconveniente. El médico aclaró que “en personas asmáticas descompensadas del asma (crisis asmáticas), las mascarillas podrían interferir con la cantidad de aire que pueden respirar, además de que tener en la cara lo que sea les da claustrofobia”.

Roberto Arroba, de la Dirección de Vigilancia de la Salud del Ministerio de Salud, dijo las mascarillas pueden tener una “contraindicación relativa”. Su uso durante muchas horas podría producir broncoespasmos, pero aclaró que para este tipo de situaciones es necesario visitar a un médico que identifique si está relacionado con el uso de la mascarilla y en caso de ser así se puede recibir un dictamen.

Avilés, Alvarado y Arroba coincidieron en que síntomas como zumbidos, mareos, taquicardias y adormecimientos no pueden relacionarse directamente con el uso de las mascarillas.

“Estos son datos muy sugestivos de que la persona está respirando torpemente e intercambiando los gases respiratorios con el ambiente en forma anormal e inadecuada, provocando un estado de menos acidez en el cuerpo (alcalosis respiratoria). Es, por decirlo así, una forma de ansiedad”, explicó Avilés.

¿Y si solo nos tapamos la boca?

Otra afirmación realizada fue que los médicos acostumbran a utilizar la mascarilla sin taparse la nariz para respirar mejor por lo que no hay inconveniente en descubrirse para evitar la incomodidad.

Esto no es cierto. Patógenos como el del virus del resfrío, la influenza o la COVID-19 se eliminan por la nariz.

Avilés dijo que hay médicos que usan mal el equipo, a pesar de que tienen conocimiento de los riesgos. Tanto médicos como pacientes tienden a excusar la “negligencia y la pereza” y desaprovechan la eficacia de la medida.

Es necesario taparse la nariz porque la cavidad nasal y oral están conectadas. Se pueden entender como “una sola puerta de entrada y salida” por lo que tapar sólo una puerta “no sirve de nada porque la otra, al quedar permeable, facilita la dispersión de contaminantes”, dijo Avilés.

Arroba añadió que el virus puede transmitirse por vía aérea por lo que es necesario tener un sello entre ambas cavidades.

El reporte de DELVE, emitido en junio de este año, concluyó que los estudios de transmisión aérea están en desarrollo. Aún no se sabe cuán efectivas son las mascarillas en proteger al portador pero sí hay suficiente evidencia científica para afirmar que el uso de mascarillas protege a otras personas de un portador asintomático.

Una publicación realizada por el The New England Journal of Medicine el pasado 8 de septiembre valora el uso generalizado de mascarillas como un tipo de “inmunización” comunitaria mientras los centros médicos esperan la vacuna.

No es recomendable usar mascarilla durante el ejercicio físico

La OMS no considera conveniente el uso de mascarillas mientras se realiza ejercicio físico porque reduce la capacidad para respirar con comodidad. Además, la mascarilla se puede humedecer más rápidamente con el sudor. Ello podría promover el crecimiento de microorganismos y aumenta la dificultad para respirar.

El neumólogo Alcibey Alvarado coincide en que la mascarilla puede interferir con una adecuada respiración en ejercicios prolongados y que su uso solo debe darse cuando se realiza en espacios cerrados.

“Si es en espacios abiertos y se mantiene el distanciamiento social, no es necesario la mascarilla como la gente que trota o los ciclistas”, apuntó Alvarado.

La actividad física requiere mayor consumo de oxígeno por lo que Avilés recomienda realizar ejercicio de forma individual y lejos de aglomeraciones para no necesitar una mascarilla.

La fisióloga Adriana Suárez dijo que el uso de mascarilla podría requerirse en gimnasios cerrados o con mala ventilación pero no para caminatas al aire libre. Tampoco es recomendablerealizar actividad física para ninguna persona con manifestación de infección en las vías aéreas (tos, estornudos, dolor de garganta, mocos).

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