Costa Rica no duplicó su cobertura de bosques en los últimos 30 años. El mito fue recogido recientemente por una nota replicada en el sitio oficial de la “marca país” esencialcostarica.com, manejado por Procomer.
El error surgió en los 80, ya que se afirmaba que solo un 26% del territorio nacional tenía bosques en 1983. La evidencia científica más reciente sostiene que el país nunca ha reducido su cobertura boscosa a menos de un 40%. Así lo había expuesto el investigador Arturo Sánchez-Azofeifa en el 2015.
Es cierto que entre los 80 y los 90 empezó una importante recuperación de los bosques, pero no fue de 25 puntos porcentuales. Más bien ha sido de poco más de 10. La última publicación del Ministerio de Ambiente indica que el 52,4% del país está cubierto de bosques.
Afirmaciones sin fundamento
La nota que compartió esencialcostarica.com el 11 de junio proviene de un portal español de noticias. La publicación se titula Costa Rica tiene el doble de bosques que hace 30 años, ¿cómo lo hicieron?
La publicación contiene varias afirmaciones que se emiten sin atribuirlas a una fuente:
- “Este país caribeño [no se lo considera así] cuenta, hoy en día, con el doble de bosques de los que tenía en la década de los años 90 del siglo pasado”.
- “Esta es la mayor recuperación de ecosistemas boscosos que jamás haya tenido otro país”.
- “El éxito de Costa Rica se debe a tres factores: ética, ambientalismo y políticas públicas efectivas”.
- “La economía de este país gira ahora en torno a la conservación de los ecosistemas y la lucha contra el cambio climático”.
Se trató de obtener la respuesta de la editora del sitio de noticias pero no se obtuvo oportunamente.
Las afirmaciones de Ecoosfera parecen ser inferencias provenientes de un artículo publicado en el 2011 en el sitio del think tank United Nations University. Sin embargo, la referencia está presente en muchas publicaciones en Internet.
La tendencia es cierta pero los números son exagerados
Durante décadas se creyó que la cobertura boscosa en Costa Rica para 1983 era del 26%. El dato se derivó de un estudio de los investigadores Steven A. Sader y Armond Joyce publicado en 1986.
Esa investigación fue base, además, de una famosa lámina de la evolución de los bosques en Costa Rica desde los años 40. Por ejemplo, la imagen se usó en el 2013 para una presentación oficial del Sistema Nacional de Áreas de Conservación en Austria, y que está en el sitio de las Naciones Unidas.
Sobre la imagen, el biólogo e investigador Lenin Corrales, afirma que probablemente se empezó a usar como ilustración en algún documento oficial. “Es como un spam, alguien dijo eso alguna vez y después todo el mundo empezó a repetirlo”, conjeturó.
Sin embargo, este dato fue refutado hace seis años. El investigador Arturo Sánchez-Azofeifa hizo un segundo estudio con metodología más depurada. En él calculó que, para 1986, la cobertura forestal en el país era de 40,8%. Ello quiere decir que el país no pudo haber doblado su cantidad de terreno cubierto de bosques en 30 años pues, gran parte de ellos no los había perdido en primer lugar.
La investigación fue dada a conocer en el país en el 2015 por la revista de actualidad ambiental Ambientico, de la Universidad Nacional. Allí, el especialista en ciencias de la tierra reconoció:
“Las estimaciones de Joyce & Sader sobre deforestación y extensión de la cobertura forestal en Costa Rica no correspondieron nunca a la realidad. Empero, hay que resaltar el esfuerzo pionero de esos investigadores”.
Entre las limitaciones metodológicas de la época señaladas por Sánchez-Azofeifa está en que la digitalización se debió hacer a mano y con un tamaño de pixel de 750 m. Las resoluciones usadas por el investigador en el 2013 fueron mucho mayores.
Sánchez-Azofeifa identifica dos momentos históricos en su estudio. El primero es de «deforestación frontal», y se extendió desde 1960 hasta 1986. La tasa de deforestación fue de 1,21% anual con respecto a la cobertura de 1960. El segundo período fue de «recuperación forestal», y se extendió hasta el 2010.
La cobertura forestal para el 2013, momento en que Sánchez-Azofeifa hizo el último cálculo, se estimaba en 51,4%. Hasta la fecha se ha mantenido estable. El último dato publicado por el Ministerio de Ambiente la ubica en 52,4%, que corresponde al 2015. Ello quiere decir que la recuperación desde mediados de los 80 fue de poco más de 12 puntos porcentuales.
El investigador Lenin Corrales afirmó que, hasta el momento, no conoce otro documento con una rigurosidad científica similar al estudio de Sánchez-Azofeifa, y que trate el tema de la cobertura forestal histórica en el país.
Doble Check trató de contactar al Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (Fonafifo) y al Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) para confirmar que el estudio de Sánchez-Azofeifa no hubiera sido refutado.
Por parte de Fonafifo no se obtuvo una respuesta oportuna. En cuanto al Sinac, la coordinadora del Sistema de Información de Recursos Ambientales, María Isabel Chavarría, afirmó que no podía referirse al asunto pues desconocía el estudio publicado Sánchez-Azofeifa.
¿Por qué aumentó la cobertura?
La versión reflejada en la nota compartida por esencialcostarica.com es que el país ha logrado aumentar su territorio boscoso por una vocación política conservacionista. La realidad es más compleja.
Sánchez Azofeifa sí reconoce que, en parte, el aumento en la cobertura fue un logro de muchos gobiernos que implementaron políticas de conservación. Entre las acciones políticas menciona la promulgación de la Ley Forestal de 1996, el pago por servicios ambientales y la transformación de la economía nacional en una de servicios, entre otros.
Sin embargo, el autor se fija principalmente en las circunstancias socioeconómicas que enfrentó el país desde mediados de los 80.
“Podríamos decir que la recuperación de la cobertura forestal se da como consecuencia de un colapso del sistema productivo nacional, que estuvo controlado por factores como el precio internacional de la carne y la presencia de una ganadería extensiva en lugar de intensiva; en otras palabras, la recuperación fue consecuencia de una menor extracción de recursos por unidad de uso de la tierra”, cita en su artículo.
El problema de medir bosques
Medir el territorio de un bosque es un dolor de cabeza. La definición de qué califica como bosque, y qué no, es uno de los principales retos que surgen ante los investigadores.
Importa también el año y el área de referencia que se quiere estudiar. ¿Es un bosque compacto o una cobertura dispersa? Porque esta última da más problemas de cálculo. ¿Como se hace el muestreo? Se hace a partir de reportes, de mapas, de fotos aéreas o de satélite.
Si se hacen desde satélite, por ejemplo, es más conveniente que sea en temporada seca, porque hay menos nubes. Pero esto también significa que hay menos fronda. ¿Entonces qué es mejor?
Todos estos son algunos de los retos expuestos por los investigadores Christoph Kleinn, Lenin Corrales y David Morales. Ellos publicaron en el 2000 una investigación titulada Área forestal en Costa Rica: Un estudio comparativo de las coberturas estimadas de bosques tropicales a través del tiempo. El estudio no hacía mediciones, sino que analizó los estudios disponibles que los habían hecho hasta aquel momento.
Los autores advertían sobre las inmensas dificultades para cuantificar los bosques. También señalaron las discordancias que podrían surgir entre distintas investigaciones.
Desde entonces, los investigadores advertían:
“No hay una sola verdad sobre cobertura boscosa. Depende mucho del concepto, las definiciones, las fuentes de información y tal vez también en las intenciones políticas y científicas”.
En ese momento, los investigadores ya levantaban dudas sobre el dramático aumento señalado entre las mediciones de los 80 y las de las 90, cuando ya se reportaban coberturas de más del 40%.
“Solo puede haber especulación sobre por qué ocurrió este posible cambio metodológico alrededor de 1990. Posiblemente, la discusión intensificada sobre asuntos ambientales, forestales y de conservación (…) llevó a tener una imagen más clara de cómo definir ‘bosque’ y cuáles clases de bosque incluir”, afirma la investigación.
Cantidad contra calidad
Por lo demás, el estudio de Sánchez-Azofeifa concluye que, más que evaluar la extensión de los bosques costarricenses (que han dado al país fama internacional), es necesario conocer su calidad.
“Nuestra cobertura actual está altamente fragmentada, es de naturaleza secundaria y hay importantes efectos de borde que no se mencionan cuando se habla de ella. Es importante que los discursos político y ecológico del país comiencen a reflejar esta realidad”.