En resumen: La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha ratificado desde hace más de una década que las píldoras anticonceptivas de emergencia —conocidas como “píldora del día después”— tienen un efecto que se limita al proceso de ovulación y no intervienen después de la fecundación o del embarazo. Es decir, no son abortivas.
Ese consenso médico es compartido por gremios internacionales de ginecología, obstetricia y planificación familiar, a partir de la evaluación de la evidencia científica disponible.
La Conferencia Episcopal de Costa Rica expresó ayer su oposición a la comercialización del medicamento en el país. Sin especificar la fuente, su comunicado afirmaba que «diversos científicos han afirmado que la misma [la píldora] puede impedir la implantación del cigoto en el endometrio». Ese pronunciamiento concuerda con una nota informativa publicada en el periódico Eco Católico de su edición del 7 de abril. La nota sostiene que el Ministerio de Salud “ignora el efecto abortivo” de ese medicamento, pues apunta que Estados Unidos ha reconocido que el medicamento puede evitar la implantación de un embrión en el útero, paso clave para que suceda un embarazo.
La oposición a la venta de ese anticonceptivo en Costa Rica achaca que, por la alegada presencia de ese efecto, el mecanismo de acción del medicamento es abortivo. Esta posición ha buscado respaldo en la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su nombre en inglés) de Estados Unidos. Desde 1999 esta agencia requiere que las etiquetas de los anticonceptivos de emergencia indiquen que uno de los métodos de acción puede ser impedir la implantación.
Esta posición riñe con el consenso científico basado en las evidencias médicas más recientes. De hecho, una investigación del 2012 de The New York Times reveló que el proceso para incluir esta indicación en las etiquetas de la FDA careció de una discusión de evidencia científica específica sobre ese efecto. Asimismo, el artículo indicó que investigaciones posteriores no han encontrado el efecto inhibitorio de la implantación.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos —principal rector de salud en Estados Unidos y organismo al que pertenece la FDA— sostiene en su sitio de Internet que el efecto de la píldora anticonceptiva de emergencia está centrado en retrasar la ovulación. La institución no hace atribuciones a efectos en la implantación del óvulo fecundado y cita investigaciones que descartan ese efecto.
Píldora sin efecto después de la fecundación
Las píldoras anticonceptivas de emergencia no funcionan si una mujer ya está embarazada. Es decir, si el embrión se implantó en el útero. El medicamento tampoco puede impedir la implantación del embrión, según distintos consensos científicos basados en la evidencia disponible.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha ratificado desde hace más de una década que la píldora “del día después” previene o retrasa que un óvulo salga de los ovarios. Así se evita que el óvulo se encuentre con los espermatozoides.
Este medicamento está compuesto por levonorgestrel. Esta es una hormona sintética empleada en píldoras anticonceptivas desde hace más de 30 años. Su uso corresponde a casos de emergencia después de tener relaciones sexuales riesgosas (porque no se empleó protección o porque hubo un fallo en otro anticonceptivo, como la ruptura del condón).
El Ministerio de Salud anunció ayer, jueves, la aprobación del registro del anticonceptivo de emergencia y su venta en el país sin la necesidad de receta médica.
La OMS, principal rectora de salud en el mundo, ha refutado que los anticonceptivos de emergencia tengan efectividad después de que el espermatozoide se une con el óvulo, antes o después de adherirse al útero.
“Existe evidencia sólida para afirmar que el mecanismo de acción de las píldoras anticonceptivas de emergencia es sobre el proceso de ovulación”, respondió a Doble Check la Organización Panamericana de la Salud (OPS), ente regional de la OMS, por medio de su vocera de prensa.
El impedimento a la implantación del óvulo fecundado aparece catalogado como “idea equivocada” sobre los anticonceptivos de emergencia en la edición actualizada de Planificación Familiar del 2018, publicación revisada y editada por la OMS, la Universidad Johns Hopkins y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
A ese consenso científico también se han sumado el Consorcio Internacional sobre Anticoncepción de Emergencia (ICEC) y la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO).
Estas dos últimas instituciones también han reconocido que la píldora “podría” afectar la movilidad de los espermatozoides al hacer más espesa la mucosa cervical de las mujeres. Sin embargo, advirtieron posteriormente que la evidencia científica sobre ese efecto aún es contradictoria.
El ministro de Salud, Daniel Salas, también descartó que al medicamento se le puedan atribuir efectos abortivos por su mecanismo de acción. “Lo que [el medicamento] hace es inhibir la ovulación, o bien, retarda o impide el paso del espermatozoide”, dijo el jerarca en conferencia de prensa este jueves.
El jefe de ginecología y obstetricia del Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia, Danilo Medina, también coincidió con el criterio de la OMS en entrevista con Doble Check sobre los efectos de ese medicamento.
¿Por qué la FDA mantiene en sus etiquetas una afirmación contraria al consenso internacional?
El anticonceptivo de emergencia que el gobierno costarricense permitió es similar a productos como Plan B y otros genéricos disponibles en Estados Unidos desde 1999. Fue entonces cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de ese país permitió su venta en su mercado.
Además de autorizar su distribución, la FDA se encargó de dictar la descripción que acompaña al producto en su empaque con base en la información dispuesta por el fabricante de la píldora al momento de registrarla.
Así describe la FDA el mecanismo de acción de la píldora Plan B en su sitio oficial en Internet: “Plan B actúa primariamente al detener la salida del óvulo del ovario. Puede prevenir la unión de la esperma y el óvulo (fertilización). Si la fertilización ocurre, Plan B puede prevenir que un óvulo fertilizado se adhiera al útero (implantación). Si un óvulo fertilizado ha sido implantado antes de tomar Plan B, Plan B no funcionará”.
Entonces, la FDA requiere desde 1999 que los empaques de las píldoras de levonorgestrel en Estados Unidos indiquen que puede impedir la implantación, a pesar de los criterios actualizados de la OMS que indican lo contrario.
La decisión de esa agencia estadounidense sobresale en los debates alrededor del aborto y la contraconcepción en Estados Unidos y en Latinoamérica, desde grupos y figuras políticas que consideran que impedir la implantación de un óvulo fecundado constituye un aborto.
Precisamente, el Eco Católico afirmó que “en países donde el aborto es legal, como en los Estados Unidos, sí se reconoce el efecto anidatorio o anti-implantatorio de dicho fármaco”.
Sin embargo, hay varios “pero” en esa afirmación.
En el 2012, una investigación de New York Times revisó el proceso de aprobación que hizo la FDA para Plan B en 1999. El periódico estadounidense calificó la descripción propuesta por la FDA como “especulativa”, pues esta afirmó que la píldora “teóricamente podría prevenir el embarazo al interferir con un número de procesos fisiológicos”, donde se incluía la ovulación y la implantación en el útero.
El medio de comunicación indicó que revisó cientos de páginas del proceso llevado por la FDA para aprobar la píldora y no halló que la agencia discutiera evidencia sobre el efecto de implantación en aquel momento. Una especialista de la OMS en esa época añadió al Times que la investigación sobre la píldora en esos años estaba centrada en su eficacia más que en sus métodos de acción.
En el mismo artículo, una representante de la FDA reconoció a New York Times que “los datos emergentes sobre Plan B sugieren que no inhibe la implantación”. Los resultados de ese reportaje motivaron a los Institutos Nacionales de Salud (NIH), órgano gubernamental de investigación médica de ese país, a eliminar de su portal de Internet afirmaciones que relacionaran la píldora con efectos antimplantatorios.
Ante una consulta de Doble Check, esa agencia únicamente contestó que “la FDA revisa y evalúa la literatura científica y los datos proporcionados por los patrocinadores de fármacos o disponibles de otra manera. Si ese proceso fuera a proveer a la FDA con información adicional que garantice un cambio en el etiquetado para los anticonceptivos de emergencia de levonorgestrel, nosotros tomaremos acciones apropiadas en ese momento”.
Doble Check también entrevistó a una exfuncionaria de la FDA en materia de comunicación para comprender el proceso de aprobación de las píldoras de levonorgestrel en ese país.
“Tomar una posición definitiva de cara a presiones sociales y con distintas perspectivas científicas de los datos existentes puede ser un reto para la mayoría de organizaciones”, reconoció la exvocera de la FDA, quien añadió que la agencia se enfrentó a “una considerable cantidad de información a considerar” sobre la píldora.
“La determinación regulatoria a la que llegó la FDA con el fabricante refleja la interpretación de la agencia de los datos en aquel momento y su entendimiento sobre cómo el producto trabajaba basado en esa información”, añadió la exfuncionaria de esa agencia bajo la condición de reserva de su nombre.
Otra posición expuesta por el gobierno de Estados Unidos
Otro hecho en contra de la afirmación de la Conferencia Episcopal y del Eco Católico es que la posición de la FDA sobre la píldora anticonceptiva de emergencia no es la única expuesta desde entidades gubernamentales de Estados Unidos.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS por sus siglas en inglés), homólogo de un ministerio de salud pública de Estados Unidos, no incluye algún efecto en la implantación del óvulo fecundado en su descripción de los mecanismos de acción de ese medicamento.
“Investigaciones muestran que las píldoras anticonceptivas de emergencia trabajan mayormente al prevenir o retrasar la ovulación. Menos comúnmente, los anticonceptivos de emergencia pueden prevenir la fecundación si la ovulación ya ha sucedido”, resume la HHS.
La institución no incluye atribuciones sobre impedimentos en la implantación del óvulo fecundado en su descripción del método de acción de la píldora. Para dicha definición, la HHS adjunta dos investigaciones científicas, realizadas en 2013 y 2014, donde se descarta que el levonorgestrel impida la implantación del óvulo fecundado en el útero. Tales investigaciones analizan distintos estudios clínicos donde se evalúa el proceso de fecundación por medio de pruebas in vitro (en ambientes controlados) e in vivo (en organismos).
La HHS respondió a Doble Check, por medio de una representante, que su plataforma “provee información de salud confiable y actualizada a las mujeres”, y que trabajó junto con la FDA para la revisión de ese contenido y que también redirecciona a los usuarios hacia la información de esa agencia.
Nota del editor: Doble Check no usa fuentes anónimas para la verificación de informaciones. En este caso se usó una fuente on background debido a que la información provista por la exfuncionaria no pesó en la verficación o refutación del contradictorio. Su información se usó para la comprensión del modo de trabajo de una agencia extranjera como la FDA.