La realidad de la migración en Costa Rica

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Ian Aguilar Solano
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Luego de las declaraciones de la precandidata presidencial Natalia Díaz, quien aseguró que los “extranjeros ilegales que vienen, se atienden y no pagan” son responsables del creciente costo de la atención médica en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el debate sobre el impacto de la migración en Costa Rica volvió a ocupar la agenda nacional. Este tipo de afirmaciones, que suelen surgir en contextos de tensión política y crisis en los servicios públicos, no solo reavivan preocupaciones sobre la sostenibilidad del sistema de salud, sino que también refuerzan mitos y estigmas sobre la población migrante.

En el programa Desayunos de Radio Universidad, del pasado miércoles 25 de junio, los conductores Argentina Artavia y Gustavo Araya conversaron con dos reconocidos especialistas: la politóloga Cynthia Mora Izaguirre y el sociólogo Guillermo (Memo) Acuña, con el objetivo de abordar la realidad de las personas migrantes con datos y desmitificar algunas creencias extendidas en torno a estos temas.

El aporte migrante al país

Lejos de ser una carga para el país, la población migrante es fundamental para el funcionamiento de sectores clave de la economía costarricense. Según Memo Acuña, “en el 2018 la OCDE lanza un estudio en el que ubica cerca del 12% del Producto Interno Bruto (PIB) el aporte que la población trabajadora migrante realiza a este país, que no es menor”.

En áreas como la construcción, la agricultura y los servicios, la presencia migrante resulta indispensable. Según Mora, gran parte de la mano de obra en Guanacaste es de origen nicaragüense, lo cual destaca el soporte que representa la población migrante en este sector. Además, la pandemia evidenció la importancia de la mano de obra migrante. Pese al desempleo de ese periodo, no se logró que la población costarricense asumiera los trabajos agrícolas:

En sus propias palabras Mora recordó que se hicieron llamados a la población costarricense que estaba desempleada para que “fuera a recoger café, naranjas, piñas, lo que hubiese, y no se logró”, destacó la politóloga. Costa Rica fue de los países que hicieron protocolos para la movilización de mano de obra extranjera.

Pero más allá de los números, la migración es también vital para el futuro del país, ya que Costa Rica enfrenta actualmente una de las tasas de natalidad más bajas de Latinoamérica, según explicó la politóloga. Esto representa un desafío para sostener la fuerza laboral necesaria en los procesos productivos y económicos nacionales.

Como señala la experta, “la única manera en que los procesos productivos y económicos que nosotros tenemos en este país se mantengan es por medio de que haya gente que trabaje. Y es muy difícil esperar que un niño nazca y hasta los 18, 20 o 30 años…se integre a la población económicamente activa. La única manera es la migración.”

Mitos persistentes sobre la migración

Durante el programa se identificaron y desarmaron varios mitos que circulan en el debate público. El más frecuente —y al que apeló Díaz— es la idea de que las personas migrantes saturan y abusan de los servicios sociales, especialmente en salud y seguridad social.

El sociólogo Memo Acuña fue enfático al desmontar estas creencias: “Después, el otro mito que creo que está muy presente es la relación entre migración y seguridad”.

Otra de las narrativas más extendidas es que los migrantes “roban empleos” o “abusan”.

“También el mito que me parece escandaloso, que es que la Caja atiende a las personas de gratis: no es así. Un costarricense, así como un extranjero, si es atendido en la Caja y no tiene seguro, tiene que pagar, porque no hay de otra”. Cynthia Mora, politóloga.

Obstáculos para regularizarse y acceder a refugio

Las personas migrantes en Costa Rica enfrentan numerosas barreras administrativas y sociales para su integración y regularización. El proceso de solicitud de refugio, en particular, es lento y complejo, y evidencia muchas de las carencias estructurales del sistema.

Según explicó Mora, las citas para optar por una entrevista de solicitud de refugio pueden tardar hasta ocho años, lo que refleja cómo la Dirección General de Migración y Extranjería ha tenido una falta de apoyo político y recursos suficientes para integrar a más funcionarios. “En el mes de abril, si usted venía a solicitar refugio, le daban la entrevista para hacer la solicitud de refugio para abril… o sea, para un año después: abril 2026. Y la entrevista para ya decidir si califico como solicitante, eso puede tomar hasta ocho años. O sea, la cita para que se decida si paso de solicitante a refugiada está a ocho años, ¡a ocho años!”, comentó la politóloga.

A estos obstáculos burocráticos se suman otros desafíos cotidianos: muchos migrantes asumen los trabajos más duros y menos valorados, aquellos que la población nacional suele rechazar, como ocurre en la agricultura, la construcción y el empleo doméstico. Son quienes sostienen actividades esenciales, pero a menudo enfrentan discriminación, incertidumbre legal y dificultades para acceder plenamente a sus derechos.

Esta realidad limita gravemente las posibilidades de acceso efectivo a la protección y dificulta la integración de quienes buscan mejores oportunidades o escapan de contextos adversos en sus países de origen.

 

Para acceder a la entrevista completa, acceda al siguiente enlace:

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