Trapiche: “Dulces memorias” con la caña de azúcar

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Guiselle Mora Noguera
- gmoranoguera@gmail.com

El trapiche es un sitio de dulce, de tradición y de calor, y no necesariamente solo por la miel que se prepara ahí, sino que también por la amabilidad y trabajo de las personas que por muchos años se han dedicado a producir las tapas de dulce y otros productos. 

El trapiche es el lugar en donde se procesa el caldo de caña de azúcar y se transforma en tapas de dulce. En Costa Rica, la caña adquirió importancia económica desde la época de la colonia, como proveedora del dulce de tapa o panela. Los bueyes y las mazas o molinos de madera fueron los encargados de mover los primeros trapiches.

“Ser atizador es un trabajo muy duro. En un trapiche todo es durísimo, pero atizar le gana a todos, porque en las manos de un atizador está el rendimiento” – Ricardo Arias Núñez, entrevista para el libro “Dulces memorias”. 

Desde 1741 se registran trapiches en nuestro país en sitios como Esparza, Cartago, Aserrí y Santa Ana. Y hay un registro del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural que especifica que para 1914 había 1664 trapiches movidos por fuerza animal, 107 por fuerza hidráulica, 8 por vapor y 11 ingenios azucareros.

Esto sin duda ha hecho que los trapiches formen parte de nuestra historia y de la vida de muchas familias que han visto en este oficio un modo de vida y herencia familiar invaluable.

San Ramón centro de tradición

En las primeras décadas del siglo XIX la caña de azúcar fue uno de los cultivos primarios para los colonizadores del Valle de los Palmares (actualmente San Ramón y Palmares).

El primer trapiche en San Ramón data de 1844. Con el paso del tiempo se han formado familias trapicheras que han mantenido la tradición en esta región. Al noroeste de la ciudad de San Ramón, en el distrito de Piedades Norte  se localiza una de las zonas cañeras por excelencia, en especial los caseríos de La Paz y Bajo La Paz, donde aún hay algunos trapiches.​ Sin embargo la tradición ha ido perdiendo fuerza con los años.

Debido a esto, dos antropólogos, José Antonio Villalobos Vargas y Marialina Villegas Zúñiga se dieron a la tarea de investigar la tradición trapichera en La Paz de San Ramón a través del libro “Dulce Memoria: Historias del trapiche en La Paz de San Ramón”.

“Uno güililla llegaba a un trapiche y costaba que le hicieran un sobado. De hecho, que uno llegaba y cuando se echaba la miel por la canoa para enfriarla para después chorrearla, uno agarraba una paletilla de madera y en la tabla, en la parada,  ahí se hacía uno un sobadillo” – Luis Emilio Arias Arias, entrevista para el libro “Dulces memorias”. 

Villalobos explica que la vida de su papá y su mamá siempre estuvo ligada a los trapiches y que de ahí nace el amor hacia el dulce.

“Dulce Memoria” es un libro y también una muestra fotográfica que se realizó en el Museo Regional de San Ramón. El proyecto documenta tradiciones, saberes y obras artísticas realizadas a partir de los trapiches. “Investiga qué elementos además de la producción de dulce entran dentro del trapicheo: modos de vida, canciones, poesía”, indica Villalobos.

Trapiche Hermanos Arias

“Llegar en día de molienda al trapiche de los hermanos Arias estimula el olfato, hay un aroma a dulce que inunda el ambiente. En un día frío, el vapor que emana de las calderas y las pailas es tan denso que se confunde con las nubes y parece camuflar el trapiche entre las montañas”.

Así describen los autores de “Dulce Memoria” su llegada al trapiche, y a partir de su experiencia personal y entrevistas, retratan la manera en que se desarrolla este oficio.

Trapiche Hermanos Arias. Dulces memorias
Trapiche Hermanos Arias. Fotografía: Marialina Villegas Zúñiga

Las historias que se narran provienen de las conversaciones que Villalobos y Villegas mantuvieron con Carlos, Martín y Luis Emilio Arias Arias, administradores del trapiche tradicional Hermanos Arias. 

Este es uno de los únicos trapiches que trabaja de manera artesanal en la zona. Está conformado por cinco hermanos y su padre. Actualmente trabajan por rescatar las tradiciones, valores y costumbres ligadas a esta práctica.

Según Villegas fue una experiencia muy enriquecedora y sirvió para darle aún más valor al trapicheo y todo lo que lo rodea. “Con el libro y la exposición fotográfica, las personas de La Paz pudieron ver desde otro lugar sus tradiciones y conocimientos y se sintieron orgullosos de que lo que han hecho cotidianamente, fuera reconocido”.

“Uno siente una gran pasión por hacer dulce… es la experiencia que se ha generado a través de toda la vida, con el trabajo de lo que es transformar una caña en tapas de dulce. ¿Sabe qué?, uno se siente contento, se siente grande, se siente persona importante que sabe hacer alguna cosa. No hay nada más bonito que trabajar y hacer lo que a uno le gusta” – Carlos Arias Arias, entrevista para el libro “Dulces memorias”. 

El proyecto “Dulce Memoria” ganó un Fondo Becas Taller del Ministerio de Cultura y Juventud y contó con el apoyo de La Peña Cultural Ramonense y del Museo Regional de San Ramón.

“Fue una primera experiencia hermosa. Ir a un trapiche es entrar a un espacio mágico, lleno de humo dulce. Quien tenga la oportunidad, les invito a que lo visiten”, enfatiza Villegas.

En este enlace puede encontrar el libro completo y para contactar el Trapiche de los Hermanos Arias, puede ingresar a su perfil en Facebook. En este programa de Semillas y Saberes puede conocer más acerca del tema.

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