Afecciones en ojos después de vacunación anticovid son poco comunes y su causa exacta es desconocida

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Silvia Molina
- doblecheck@ucr.ac.cr

En resumen: Investigaciones científicas han documentado la aparición de afecciones en los ojos después de la vacunación contra la COVID-19, como inflamación, enrojecimiento o pérdida temporal de la agudeza visual. Estos casos son poco comunes y aún falta determinar su causa exacta.

En la mayoría de estudios científicos revisados por Doble Check, la asociación entre eventos oculares y la vacunación se ha descrito por una relación temporal y la ausencia de otras causas conocidas.  Solo un estudio a 21 personas con uveítis (inflamación de la capa media del ojo) en Israel reportó el uso de una metodología para apoyar que el diagnóstico esté relacionado con la vacunación anticovid.

Hasta la fecha, se desconocen los mecanismos patológicos que permitan establecer una relación de causalidad entre los cuadros oculares y la vacunación contra la COVID-19. Además, aún es necesario precisar los factores que podrían influir en el hecho de que algunas personas presentan estas afecciones y otras no.

La literatura científica disponible coincide en que la ocurrencia de afecciones en los ojos posteriores a la vacunación es poco frecuente y no debe ser motivo para suspender la inoculación contra la COVID-19, debido a la baja frecuencia de los eventos y al hecho de que casi todos los casos reportados tienen una resolución completa. La literatura indica que la relación entre el riesgo y el beneficio de la vacunación sigue siendo positiva.

¿Qué se ha dicho sobre las vacunas y los ojos?

El Diario Extra publicó una noticia titulada como “Vacunas del Covid lesionarían la vista” el lunes 16 de mayo. El medio de comunicación se basó únicamente en una entrevista a Francisco Perdomo, oftalmólogo costarricense. El médico dijo que ha notado cuadros de neuritis óptica, arteritis temporales y hemorragias en zonas del ojo en dos de sus pacientes a seis meses de la tercera dosis de vacunación contra la COVID-19.

Diario Extra consignó que Perdomo reconoció que sus impresiones se basan en “un asunto casuístico” y que “hay que hacer estudios científicos para determinar que efectivamente sus apreciaciones se derivan de la inyección contra el covid”.

Un grupo opuesto a la vacunación que comparte falsedades constantemente sobre la pandemia promocionó en redes sociales una entrevista con Perdomo sobre “efectos secundarios del inóculo [contra la COVID-19] en la vista” para el jueves 2 de junio, pero la actividad fue cancelada. El líder de ese grupo, Marcos Morales Albertazzi, enfrenta un proceso penal por irrumpir en el hospital de Heredia junto con decenas de personas que pretendían detener la vacunación de una menor de edad. La Fiscalía acusó a Morales por motín, resistencia agravada y amenaza a funcionarios públicos, según los reportes de medios de comunicación.

Doble Check intentó comunicarse con el oftalmólogo Francisco Perdomo pero no se obtuvo respuesta oportunamente.

Reportes de afecciones oculares

Es cierto que se han documentado patologías oftalmológicas posteriores a la vacunación contra la COVID-19. Hay reportes en la literatura que detallan casos aislados o series pequeñas de eventos, y la mayoría se limita a describir una relación temporal entre dichos eventos y la vacunación.

Una revisión sistemática publicada en diciembre del 2021 que examinó 31 estudios científicos describió afecciones en los ojos y tejidos asociados después de la vacunación.  La investigación reportó un total de 51 pacientes, de los cuales seis presentaron manifestaciones secundarias en los párpados.  Dos pacientes (de 1.736 personas incluidas en uno de los estudios) presentaron inflamación posterior a la aplicación de la vacuna de AstraZeneca debido a reacciones alérgicas severas.  Tres pacientes manifestaron enrojecimientos o pequeños moretones e inflamación en los vasos capilares luego de la aplicación de la vacuna Pfizer/BioNTech; esas lesiones se resolvieron de forma espontánea días después de su aparición.  Otros dos pacientes con enfermedades autoinmunes presentaron herpes zoster ocular (reactivación del virus de la varicela que se encuentra inactivo) después de la vacunación con Pfizer/BioNTech.

Adicionalmente, seis personas con trasplante de córnea, con edades entre los 56 y 83 años, desarrollaron reacciones de rechazo del trasplante entre los siete y los 21 días posteriores a la vacunación. Se describieron casos con vacunas basadas en vectores virales (como AstraZeneca) y en ARNm.

Las complicaciones en la retina fueron descritas en siete pacientes de esa revisión. Se trató de individuos más jóvenes (de 20 a 33 años de edad) y el inicio de síntomas fue más temprano (cuatro días en promedio).  La principal complicación fue la neuroretinopatía macular aguda, que sucede por el bloqueo de los vasos sanguíneos de la parte profunda del ojo y que ocasiona la pérdida repentina de la agudeza visual.  Todas las personas que presentaron ese evento adverso eran mujeres jóvenes que utilizaban contraceptivos orales y que recibieron la vacuna de AstraZeneca, por lo que los autores de la investigación señalan que ese factor debe confirmarse con estudios para la evaluación del riesgo.

La revisión sistemática también describió ocho casos de trombosis vascular en otros vasos sanguíneos que irrigan los ojos, pero no hay ninguna particularidad evidente en las personas que la presentaron. Además, se reportaron dos pacientes con desprendimiento de retina posterior a la vacunación con vacunas de ARNm.  Otros diez pacientes presentaron lesiones en la úvea (capa intermedia de la estructura ocular) o en los nervios asociados a los ojos, mientras que 12 pacientes reportaron visión borrosa o dolor ocular sin lesiones que expliquen los síntomas.

Otra recopilación similar de enero pasado incluyó 70 pacientes con alguna manifestación ocular en un periodo de tres meses en 40 centros médicos a escala internacional.  La complicación más reiterada fue la uveítis (inflamación de la capa media del ojo), con 50 casos (71.5% de los eventos). Alrededor de la mitad de los pacientes había tenido episodios oculares previos y cerca del 93% recuperó por completo su capacidad visual anterior. La uveítis ha sido descrita como una complicación rara en otras vacunas. Por ejemplo, en las inoculaciones contra hepatitis A y B, virus del papiloma humano (VPH), influenza, tuberculosis, varicela, fiebre amarilla y meningococo.

¿Las vacunas causaron esos eventos?

En la mayoría de las investigaciones consultadas por Doble Check, la asociación entre las afecciones oculares y la vacunación se ha establecido por la relación temporal y la ausencia de otras causas conocidas. En ninguno de los estudios consultados se hicieron pruebas para estudiar los mecanismos subyacentes ni se determinó causalidad.

Solamente en un estudio se informó del uso de una metodología para apoyar que el diagnóstico esté relacionado con la vacunación anticovid. Se trata de un reporte de casos de uveítis posterior a la aplicación de la vacuna de Pfizer/BioNTech en Israel, donde se incluyeron 21 casos atendidos en enero y mayo del 2021.  Al momento del reporte, 59% de la población en ese país había recibido la segunda dosis de la vacuna.

El grupo de investigación en Israel utilizó dos sistemas para apoyar la relación de la vacunación con la uveítis.  El primero fue la evaluación de causalidad de reacciones adversas sospechosas a drogas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que consta de tres categorías:

1) Causalidad determinada, que es cuando solamente hay una asociación temporal con el medicamento sin otra explicación plausible (probar que el efecto disminuye o desaparece con la suspensión del medicamento es deseable).

2) Causalidad probable, cuando hay asociación temporal y se ha demostrado una respuesta clínica a la suspensión del medicamento.

3) Causalidad posible: hay una asociación temporal pero podría haber otras explicaciones para el efecto, y no se tiene claro cuáles serían las consecuencias de la suspensión del medicamento.

El otro sistema utilizado en el estudio israelí fue el de Criterios de Naranjo para la evaluación cuantitativa de causalidad entre un medicamento y una reacción adversa. Ese método asigna un sistema de puntos y establece cuatro niveles: definitivo, probable, posible y dudoso. La puntuación máxima es 13 y la mínima es cero.

De los pacientes incluidos en el reporte de Israel, 15 fueron clasificados como probables y seis como posibles según el sistema de la OMS. Según los Criterios de Naranjo, 20 obtuvieron puntuaciones de 3 y 4 (situándose como posibles) y uno tuvo una puntuación de 6, que lo clasifica como probable.

Hasta la fecha, se desconocen los mecanismos patológicos que permitan establecer una relación de causalidad entre los cuadros oculares y la vacunación contra la COVID-19, y falta un conocimiento más profundo de los factores que podrían influir en el hecho de que algunas personas presenten estas afecciones y otras no.

Algunos autores (aquí, aquí y aquí) sugieren posibles mecanismos vistos en inoculaciones contra otros patógenos. Por ejemplo, el mimetismo molecular, que es cuando los componentes de la vacuna guardan similitud estructural con moléculas propias de los tejidos oculares, por lo que el sistema inmune también reacciona contra ellos. Otras posibles causas son los procesos de hipersensibilidad (similares a las alergias) y la inflamación inducida por la vacunación, que puede afectar los tejidos y activar al sistema inmune innato, con consecuencias como la formación de trombos en personas con factores predisponentes.

¿Cuán comunes son esas afecciones en los ojos?

Doble Check no halló estudios sistemáticos que permitan calcular la frecuencia de este tipo de eventos respecto al total de personas que han recibido la vacunación. La mayoría de artículos científicos identificados por Doble Check son reportes de casos aislados o series pequeñas de casos (menos de diez), usualmente atendidos en un mismo centro médico.  También, existen algunos estudios multicéntricos; es decir, que incluyen pacientes que acudieron a diversos centros médicos en distintas zonas geográficas.

Hasta el momento, el único reporte de una investigación clínica aleatorizada que registra eventos oculares después de la vacunación anticovid es la fase tres de los estudios clínicos de la inoculación de Moderna (ARNm), que incluyó 30.420 sujetos.  Ese estudio halló que cuatro individuos presentaron conjuntivitis alérgica (dos del grupo vacunado y dos del grupo de control que no recibieron la vacuna) y cuatro reportaron hinchazón ocular (dos del grupo vacunado y dos del grupo control).  Doble Check no halló referencias específicas de eventos adversos oftálmicos en los ensayos clínicos de Pfizer (fase 3), CanSino Biologics (fase 3), AstraZeneca (fase 2) y Janssen (fase 3).

En enero pasado, dos investigadores financiados por el departamento de Oftalmología y Ciencias Visuales de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) publicaron una nota al editor de la revista Acta Opthalmologica (una de las revistas indexadas de oftalmología de mayor relevancia) donde hacen un análisis de desproporcionalidad, que es utilizado por la agencias reguladoras para detectar señales tempranas de eventos adversos de los fármacos al compararlos con su frecuencia en otros productos.  Los expertos compararon el riesgo (‘reported odds-ratio’ o ROR) de las vacunas de Pfizer/BioNTech, Moderna y AstraZeneca frente a la vacuna contra la influenza como fármaco de referencia.  El dolor ocular fue asociado con las cuatro vacunas, mientras que la visión borrosa temporal únicamente fue vinculada con las inoculaciones contra la COVID-19. La hemorragia conjuntival solamente fue asociada con la vacuna Pfizer y AstraZeneca, y la hinchazón ocular fue ligada a las inoculaciones contra la influenza y la versión anticovid de Moderna.  El análisis no encontró una asociación de ninguna de las cuatro vacunas con hemorragia ocular, elevación de la presión intraocular o visión disminuida.

COVID-19 incluye afectaciones en los ojos

Hay documentación que describe que la infección del virus SARS-CoV-2 puede causar cuadros severos de conjuntivitis, de forma aislada, como síntoma previo al cuadro respiratorio o durante la presentación de manifestaciones generales. Un análisis reciente de literatura científica menciona varios estudios donde se han encontrado incidencias que van desde 0.8% (9 de 1.099 pacientes) hasta 4.68% (25 de 534 individuos) de conjuntivitis en poblaciones chinas.

En un metanálisis publicado en marzo del 2021, se calculó una prevalencia agregada de conjuntivitis en pacientes con COVID-19 de 5.5%. Los síntomas más frecuentes en los párpados y la superficie ocular eran resequedad, dolor, secreciones, enrojecimiento y ardor.  Por otro lado, también se reportaron manifestaciones en la retina, tanto de origen vascular como inflamatorio.  En el caso de las lesiones a nivel de la úvea, muchas de ellas son reactivaciones de cuadros autoinmunes anteriores que se presentan durante la infección.  En varios casos se ha logrado detectar el virus en estos tejidos.  La mayoría de los cuadros y la detección del virus se presentaron durante la fase aguda de la COVID-19, pero algunos casos –principalmente los de origen vascular– se presentan de forma subaguda o tardía.

Investigaciones con hallazgos variables

Los datos de los estudios revisados por Doble Check son variables para las manifestaciones vinculadas a la COVID-19 y para los eventos adversos posteriores a la vacunación. Algunos de los factores que contribuyen a esta variabilidad son las poblaciones estudiadas, el diseño del estudio o reporte, la definición de los cuadros clínicos y los métodos diagnósticos utilizados.

La literatura revisada coincide en que la ocurrencia de afecciones en los ojos posteriores a la vacunación es poco frecuente y no debe ser motivo de suspensión del procedimiento, debido a la baja frecuencia de los eventos y el hecho de que casi todos los casos reportados tienen una resolución completa de los cuadros. La literatura indica que la relación entre el riesgo y el beneficio de la vacunación sigue siendo positiva.

Otra coincidencia en las conclusiones de los estudios consultados es que se requiere más tiempo y más investigación para obtener datos más robustos y sistemáticos sobre la frecuencia de los eventos oculares posteriores a la vacunación y de los cuadros asociados a la infección de COVID-19, así como estudios de los mecanismos patológicos involucrados y los factores de riesgo particulares para este tipo de afecciones.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recopilado información verificada sobre la COVID-19 y las vacunas contra esa enfermedad en su plataforma oficial.

 

Nota del editor: Silvia Molina es Doctora en Microbiología e Inmunología de la Universidad de Bordeaux, Francia. Desde el 2008, es docente de la cátedra de Enfermedades Infecciosas y del departamento de Bioquímica de la Escuela de Medicina de la UCR. También es investigadora del programa de Epidemiología del Cáncer del Instituto de Investigaciones en Salud (INISA) de la UCR. Ella forma parte de un proyecto de colaboración entre la Escuela de Medicina de la UCR y Doble Check para verificar desinformación en materia de salud.  

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