Editora: Mariana Rivera Ramírez.
La música tradicional de las cimarronas ya tiene más de 148 años de historia y este 2023 cumple el primer año de ser declarado como Patrimonio Cultural Inmaterial del país.
Las agudas notas de la trompeta anuncian que algo está pasando en el pueblo. A lo lejos se observa un tumulto de gente que baila, grita y canta. Poco a poco los sonidos de los instrumentos de percusión retumban en todos los corazones, y automáticamente todos comienzan a bailar una especie de pasito “tum, tum”. La alegría es contagiosa, la energía muy potente y entre pieza y pieza se va calentando el ambiente. Así es como contagian de sabor y ritmo las cimarronas tradiciones.
Ese jolgorio que se arman con las cimarronas la viven muchos pueblos y comunidades del país desde hace más de 180 años. Por eso, es motivo de orgullo que este 2022 iniciara con la declaratoria de la música tradicional de cimarrona como patrimonio cultural inmaterial tras la declaratoria, en el Diario Oficial la Gaceta, el 19 de enero pasado.
¿Pero cómo nacieron las cimarronas?
Todo comenzó en 1840, durante la colonia, donde se daban pequeñas manifestaciones de algunas músicas de barrios y pueblos inmediatos que completaban las funciones que tenían las antiguas bandas militares, estas agrupaciones empezaron a formar parte de una tradición más popular, animando festividades en los pueblos más rurales. Luego comenzaron a tomar más relevancia, convirtiéndose algunas en filarmónicas completas, hasta que se empezaron a nombrar bajo el concepto de Cimarronas que tenemos hoy. Las cimarronas, poco a poco se fueron consolidando y tomando popularidad hasta lograr acompañar otras celebraciones públicas, cívicas y religiosas, tal como lo vemos en la actualidad.
Según investigaciones citadas en el Sistema de Información Cultural de Costa Rica (Si Cultura), como las de Mauricio Díaz:
El término “cimarronas” se les otorgó a estos grupos como referencia a los animales cimarrones (animales domésticos asilvestrados ) que a su vez se llaman así por el escándalo que producen, además de su semejanza al ganado cimarrón que anda en manadas o, en este caso, en grupos.
Las cimarronas están conformadas instrumentos característicos se encuentran los de viento, como: trompetas, trombones, saxofones, y clarinetes; e instrumentos de percusión como redoblantes, bombos y platillos. Su repertorio incluye mazurcas, polkas, pasodobles, marchas, valses, y la tradicional parrandera.
La primera cimarrona en Costa Rica fue organizada en 1875 en Santo Domingo de Heredia, dando paso a la conformación de muchas otras más agrupaciones similares en el cantón y que poco a poco se fue extendiendo por otras zonas del país.
Dentro de las cimarronas más emblemáticas de Costa Rica se encuentra “La Cimarrona de Los Garroberos de Esparza”, grupo de corte tradicional con más de 30 años de vigencia y conformada por tres generaciones de la misma familia. También, se mantiene vigente “La Cimarrona Barveña” fundada en 1966, la cual surgió luego de la disolución de la antigua filarmónica de Barva. En los años 90s se realizó un primer encuentro de cimarronas en Santo Domingo de Heredia, que tuvo una segunda edición en 2009 para el 140 aniversario del cantón. En otras comunidades como en Barva de Heredia también se realizaron durante la década de 2000 y 2010 varios “piques” de cimarronas. Y no puede quedar por fuera la cimarrona “La Palmareña” , ya que sus integrantes fueron los organizadores del “Primer Festival de Cimarronas de Palmares”, en el 2014, dando paso a lo que al día del hoy es una gran tradición.
Sin duda las cimarronas tienen un importante significado histórico y cultural en Costa Rica, tras más de 180 años de alegres festejos memorables, este distinguido género de música tradicional se abrió paso en la esencia cultural del país, y hoy, gracias a su fuerte impacto en las costumbres de la sociedad costarricense, son merecidamente consideradas patrimonio cultural inmaterial.