Opinión: Triple check

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Pablo Barahona Kruger
Abogado y profesor universitario

¿Quién controla a los controladores? He ahí una pregunta no menor que ha desvelado a generaciones enteras de estudiosos del Poder.

¿Y quién determina la verdad? Problema anterior –y aún más hondo– que interesa crecientemente en tiempos de postverdad y ruptura de los monopolios históricos del Poder (iglesia y aristocracia).

La democratización de la verdad obliga a reconocerle algo de soltura a esa palabra altisonante y manida. Pero sin exagerar ni servirse de esa dialéctica que construye verdades a partir de retazos factuales y simples percepciones.

Sobran razones –con Castells y Naím– para montar guardia contra esos nuevos monopolios que asoman por las esquinas, en procura de embestir el conocimiento en cada giro retórico que ensayan y con cada impostura que se permiten; combatiéndolo ciegamente, e incluso, negándolo impunemente.
Nunca ha sido tan cierto aquello de que la ignorancia es atrevida. Tan es así, que de un tiempo para acá, los bufones televisivos y los payasos del selfie, se tomaron el Poder por asalto, sirviéndose de una ciudadanía tan apática como hepática, sirviéndole al tiempo a un empresariado rentista que gremializó el Poder hasta subyugar el interés público, instrumentalizándolo a través de tantos políticos ventrílocuos o marionetas.

Tiempos convulsos que desaconsejan aceptar mansamente a los periodistas como los celadores de la verdad. Trillo muy escabroso que nos haría transitar por la autocertificación mediática. Sinsentido solo comparable con el peligro de entregarle las juntas directivas de los bancos públicos, a los banqueros privados y sus abogados, o cederle la Defensoría de los Habitantes, la Contraloría o la Fiscalía, a los partidos políticos.

Una publicación digital reciente, denominada Doble Check, en su última edición, se resbala en un malhadado intento por defender la versión interesada de Casa Presidencial y el matrimonio Chávez Camacho, compuesto por un empresario financiero y una política del PUSC, reconvenida en superministra del PAC.

¡Vaya giros atestiguamos en este país, adolorido por tanto gatopardismo!

Ahora resulta que no solo debemos tolerar pasivamente esos contorsionismos políticos, sino también, esas autovictimizaciones empresariales. Sin descontar lo que es aún más desesperanzador: el sometimiento mediático al Poder.

Jamás pensé que veríamos un espacio aupado por la Universidad de Costa Rica, seudovictimizando –y para ello defendiendo– a Edna Camacho y Javier Chávez.

El caso es que dicho espacio, autodenominado Doble Check, fue a consultarle sobre mi crítica avizora y fundada, a la Casa Presidencial del PAC-PUSC.

En síntesis, y una vez retiradas las máscaras, resulta que los administradores de esa página web, le fueron a preguntar a la oficialía y a los directamente implicados, como fuente “objetiva”, a la hora de intentar “certificar la verdad”. Esto es, al aplicar su “chequeo” en relación a eventuales inmunidades y otras delicias que, curiosamente, olvidaron esos celadores de la verdad, en su descuidado recuento, al auspiciar como “verdad” definitiva aquellos criterios político-empresariales, y así, solapadamente, contradecir mi criterio jurídico y sociopolítico.

Pasando, el aparato de divulgación de la UCR, por el penoso predicado de soslayar que Camacho no concretó la reactivación económica ni Chávez ha aclarado los cuestionamientos de algunos de sus inversores. Tampoco Casa Presidencial, ni los implicados, saldaron suficientemente el presunto conflicto de intereses que, para algunos, contenía la propuesta –desde el corazón del gobierno y apenas arrancando la administración Alvarado– de exonerar del pago de renta a las ganancias de capital provenientes de las operaciones en la bolsa de valores, donde Aldesa operaba.

Las elevadísimas deudas tributarias, tampoco importaron a la valoración oficialista, ni a los agentes universitarios de tan curioso chequeo.

Desde un principio, el tema que propuse mayéuticamente discutir, orbita en torno a la conveniencia política del nombramiento de Edna Camacho en Washington. Así lo advertí–primero desde las redes sociales, luego en el marco de una entrevista extensa que me solicitara la Extra, y finalmente, en La Revista de Canal 13–. Afirmé entonces, y lo sostengo ahora, que políticamente era una imprudencia y una bofetada que Carlos Alvarado –venido de un partido político que nos acostumbró desde su fundación a los juicios éticos más severos– incurriera en un nombramiento tan descuidado, pese a tanto y tanto. Y más aún, cuando con esa carita de yo no fui, que ya tienen tan ensayada, la “Casa de Cristal” le huyera al debate imperioso que motivé.

Llama poderosamente la atención, tantos descuidos y desatenciones, en tiempos en que, por mucho menos, han venido “quemándole el avión” a cuanto incauto se atreve a optar por cargos diplomáticos –muy menores al BID por cierto–.

En dicha entrevista, aclaro, sin ambages, que ninguna inmunidad diplomática evitaría las molestias judiciales, en Costa Rica, a Javier Chávez. Eso, por lo menos, lo reconocen inevitablemente los periodistas de Doble Check. Incluso lo consignan, citándome literalmente en ese pasaje. Atribuyéndose, en adelante, cualquier malentendido, al manoseo de las redes sociales y a titulares interesados. Sobre los que, naturalmente, no ejerzo ningún control.

Sin embargo, y no pudiendo corregirme–dada la corrección técnica de mis afirmaciones–, montan desde ahí todo un encuadre que soslaya otras advertencias, nada menores, que eran lo sustantivo de mi preclaro elevamiento de voz. Pasando ese instrumento de chequeo cuasiperiodístico, a difundir, en su lugar, la defensa que Casa Presidencial hace, de su propio nombramiento político. De su “ministra” económica, de la Vicepresidenta del candidato eterno, Rodolfo Piza, hoy ministro de la Presidencia en franca retirada.

Y no contentos, en Doble Check citan la voz de los propios beneficiados con el nombramiento internacional, como fuente de autoridad técnica. ¡Vaya manera de certificar la verdad!
El olvido total de equidad informativa (fairness) de Doble Check, me obliga a sobreponer este Triple Check, así sea por la vía del Derecho de Réplica o Respuesta, que me asiste constitucionalmente. No se contrastaron ambos lados de esa “verdad” que prefabricaron acudiendo solo a la versión oficilista/empresarial, anotando mi dicho como algo marginal.

Prescindieron de mi criterio profesional y académico, para elevar, en solitario, el dicho interesado de los políticos y empresarios. Ello, pese a que la nota “periodística” me alude directamente.

Summa sumarum, le subieron todo el volumen a la tesis oficialista, silenciando mi posible contraréplica, e ignorando el fondo de mi tesis original, tan vigente hoy como entonces, independientemente de los pretendidos checks periodísticos que, curiosamente, alinean con no poca conveniencia, con el Poder político y económico, en vez de ampararse a la academia; como sería esperable al ser una extensión de una oficina de la más grande universidad pública; la UCR, cuyo lema no puede ser mancillado tan impunemente. Lucem Aspicio: en busca de la luz.

pbarahona@ice.co.cr

 

 

Nota del editor: En esta nota, el autor se refiere a nuestro artículo Esposo de Edna Camacho no tendrá inmunidad por el caso Aldesa. Barahona envió su crítica como una solicitud de derecho de respuesta, a pesar de que no señala información inexacta o agraviante. Aún así decidimos publicarla. Estamos abiertos a la crítica. Consideramos importante esta apertura dada la transparencia que aspiramos proyectar.
Queremos recalcar que, en la nota original, no controvertimos ninguna de las afirmaciones del autor recogidas por Diario Extra. Por el contrario, se usaron como argumentos para rebatir la información falsa que circuló en redes sociales. Debido a esta falta de controversia, Doble Check no se comunicó con el autor de previo a la publicación original.
Recordamos a nuestros lectores que en nuestro trabajo verificamos hechos, no opiniones.

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